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La dieta humana |
Este artículo se elaboró
para aportar a nuestros lectores conocimientos básicos para asistirlos en
entender de manera lúcida los aspectos esenciales de la estrategia de
comer que orienta nuestra especie. Lo que somos: somos animales
omnívoros Existen ciertos mitos
populares referentes al vegetarianismo que de hecho no tienen ninguna base
científica. Uno de estos mitos es que el hombre es naturalmente
vegetariano porque nuestros cuerpos son semejantes a los de los animales
herbívoros, y no a los de todos los carnívoros. En realidad somos omnívoros,
capaces de comer carne o alimentos vegetales. Lo siguiente contradice la
teoría no científica de que el hombre es exclusivamente herbívoro y de
que, como tal, puede sobrevivir exclusivamente de una dieta vegetariana. De hecho, la dieta vegetariana
estricta, puede ser perjudicial a nuestro género. Clarificación Mucha de la información errónea
sobre este tema proviene de la confusión entre las características taxonómicas
(en biología, el proceso de clasificar los organismos en categorías
establecidas) y características dietéticas.
Los miembros de los mamíferos
del orden Carnívoros pueden ser o no ser consumidores exclusivos de
carne. Los que comen sólo carne son carnívoros especializados. Las
adaptaciones dietéticas no están limitadas por una simple dicotomía
entre herbívoros (vegetarianos estrictos) y carnívoros (consumidores de
carne estrictos), sino que incluyen los frugívoros (principalmente
frutas), granívoros (nueces, semillas, y granos), folívoros (hojas),
insectívoros (insectos y vertebrados pequeños). Las estructuras anatómicas
individuales pueden servir para una o más funciones, y funciones
semejantes pueden ser desempeñadas por varias agencias, como mucho se ha
entendido en el estudio de la anatomía cerebral. El Omnivorismo La categoría clave en la
discusión de la dieta humana son los omnívoros, que se definen como
consumidores generalizados, sin especialización carnívora ni herbívora
para adquirir o procesar la comida, y que son capaces de consumir y
consumen tanto la proteína animal como la vegetal. Son básicamente
consumidores 'oportunistas' (sobreviven con lo que está disponible) con
características anatómicas y fisiológicas más generalizadas,
especialmente en lo relativo a los dientes. Toda la evidencia disponible
indica que la dieta humana natural es omnívora e incluiría la carne y
los vegetales. Los Grandes Simios Hay muy pocos frugívoros
entre los mamíferos en general, y entre los primates en particular. Los
únicos monos que son predominantemente frugívoros (gibones y siamanes)
son atípicos entre los monos en muchos aspectos ecológicos y de
comportamiento, y comen cantidades sustanciales de vegetación. Los
orangutanes son semejantes, sin ninguna observación en estado salvaje de
consumo de carne.
Los
gorilas son más típicamente vegetarianos, con menos énfasis en las
frutas. Hace varios años se inició un estudio muy elegante sobre la
relación entre el tamaño corporal y la dieta en los primates (y algún
otro grupo de mamíferos). Los únicos primates en la lista con dietas
puras fueron las especies de tamaño pequeño (que son enteramente insectívoros)
y los más grandes (que se especializan en una dieta vegetariana). No
obstante, el espectro de preferencias dietéticas reflejan las necesidades
diarias de alimentación de cada tamaño corporal y la disponibilidad
relativa de recursos alimentarios en la selva tropical. Nuestros parientes
más cercanos entre los monos - en sentido anatómico, de comportamiento,
genético y evolucionario - son los chimpancés, que frecuentemente matan
y comen otros mamíferos (incluso otros simios). Nuestra
historia de estrategia del comer Historia
Arqueológica Hasta
los tiempos documentados más remotos, la historia arqueológica indica
claramente una dieta omnívora para los humanos que incluía la carne.
Nuestros ascendentes fueron cazadores y recolectores desde el principio. Tipos de Células El número relativo y la
distribución de los tipos de células, así como las especializaciones
estructurales, son más importantes que la longitud total del intestino a
la hora de establecer la dieta típica para un grupo animal determinado.
Los perros son carnívoros típicos, pero sus características
intestinales tienen más en común con los omnívoros. Los lobos comen
mucha materia vegetal, como lo hacen algunos gatos. Los Depósitos de
Fermentación Casi todos los herbívoros
tienen depósitos de fermentación (espacios engrandecidos donde reside la
comida mientras los microbios la descomponen en el proceso de digestión).
Los rumiantes como las vacas y los ciervos tienen sacos anteriores
derivados de un esófago y estómago adaptados. Los caballos, los
rinocerontes, y los monos de tipo "Colobino" tienen sacos
posteriores. Los humanos carecen de tales especializaciones. Las Mandíbulas Aunque la evidencia sobre la
estructura y función de las manos y mandíbulas humanas, su
comportamiento e historia evolucionaria también o apoyan una dieta omnívora
o no apoyan una dieta vegetariana estricta, la mejor evidencia proviene de
los dientes. Los colmillos pequeños de los
humanos son una consecuencia funcional del cráneo más grande y la
reducción asociada del tamaño de la mandíbula. En los primates, los
colmillos funcionan como armas de defensa y como instrumento visual de
amenaza. Curiosamente, los primates con los colmillos más grandes
(gorilas y babuinos gelada) tienen dietas básicamente vegetarianas. En
los restos arqueológicos, los molares humanos a menudo se confunden con
los premolares y molares de los cerdos, un omnívoro clásico. Por otra
parte, algunos herbívoros poseen incisivos bien desarrollados que a veces
se confunden con los de la dentadura humana cuando se encuentran en las
excavaciones arqueológicas. Las Glándulas Salivares
Éstas indican que podríamos
ser omnívoros. Los datos de la saliva y de la orina varían, dependiendo
de la dieta, no del grupo taxonómico. Los Intestinos La absorción intestinal es
una cuestión de área de superficie, no lineal. Los perros (que son carnívoros)
tienen especializaciones intestinales más características de omnívoros
que de carnívoros como los gatos. El número relativo de criptas y tipos
de células es una mejor indicación sobre la dieta que la mera longitud.
Nosotros los humanos ocupamos un lugar intermedio entre los dos grupos. Conclusión Los humanos somos ejemplos clásicos
de omnívoros en todos los aspectos anatómicos relevantes. No hay ninguna
base anatómica ni fisiológica para la suposición de que los humanos
estamos preadaptados a la dieta vegetariana. Por esta razón, los mejores
argumentos en pro de una dieta exenta de carne se limitan a las cuestiones
ecológicas, éticas o de salud.
Deducciones Un
ser humano sometido a una dieta vegetariana o de frutas estrictamente,
puede, de acuerdo a experimentos meticulosamente conducidos, sostener la
vida precariamente por unos tres meses, si el agua es suficiente. Lo es así,
porque muchos aminoácidos y proteínas se encuentran ausente, incluyendo
vitaminas del complejo B que solamente provienen de la carne.
Aparentemente, los incas aproximaron el balance nutritivo de una dieta
satisfactoria sobreviviendo principalmente del maíz, la calabaza y los
frijoles. Otras culturas, entre ellos los aborígenes de Norteamérica y
los aztecas suplementaban sus vegetales con elementos adicionales pare
enriquecerlos. Las
frutas La importancia de la fruta en la alimentación humana
ha sido valorada desde la antigüedad, hasta el punto que los antiguos la
denominaban como " la comida de los dioses" y le otorgaban
propiedades mágicas o divinas. Existen muchas referencias de como los
templos estaban llenos de fruta dedicada a sus dioses, de como la fruta
aparecía en las ceremonias rituales formando parte de la decoración de
los templos, de los objetos de culto o de los vestidos. Las frutas constituyen uno de los alimentos más importantes dentro de los
alimentos
naturales vegetales. Las frutas junto con las hortalizas
proporcionan muchas vitaminas y minerales, por lo tanto son alimentos que
deben estar presentes en todas nuestras comidas. Podemos estar seguros
que, comiendo frutas y verduras, nunca tendremos carencia de vitaminas o
minerales, si incorporamos a ésta las proteínas animales. Las vitaminas
hidrosolubles (B y C) no se almacenan en el organismo, por lo tanto
tenemos que comer alimentos que las contengan habitualmente. La vitamina
C, por ejemplo, además de ser un potente antioxidante,
contribuye a una buena salud de los huesos, ayuda a sanar las heridas además
de reforzar la acción de la vitamina
E, otro potente antioxidante. Comiendo cítricos regularmente (naranjas,
pomelos, limones),
bayas o pimientos,
entre otros, es una buena manera de adquirir esta vitamina. La adquisición de minerales es imprescindible para una buena salud. El
hierro, por ejemplo, es necesario para el desarrollo de la hemoglobina que
es la sustancia que, además de dar color a las células rojas de la
sangre, está encargada de llevar oxígeno a las células. La deficiencia
de hemoglobina es uno de los factores que produce una enfermedad llamada
anemia. Aunque existen alimentos animales, como la carne y el pescado que
proporcionan hierro, también lo podemos obtener, de modo insuficiente, a
partir de los vegetales. Las lentejas y las hojas de color verde oscuro,
por ejemplo, son una buena fuente de este mineral. Las
frutas proporcionan fibra, aquella parte de los vegetales que nuestro
aparato digestivo no puede digerir, pero que resulta tan importante para
la expulsión de la materia fecal. Pero la ingestión de abundante fibra
no solamente supone solo una manera útil de prevenir el estreñimiento.
Estudios recientes ha demostrado que una dieta rica en fibra reduce el colesterol,
ayuda a los diabéticos a controlar el azúcar de la sangre y previene la
aparición del cáncer de colon. Son frutos ricos en fibra: las peras,
las fresas, las manzanas,
los cítricos, las bayas, las uvas
- sobre todo en forma de pasas. Además de proporcionar vitaminas y minerales al organismo, las frutas
ayudan a conseguir el equilibrio ácido-base del cuerpo, neutralizando el
exceso de acidez. Por su contenido en sales de potasio y magnesio
favorecen la eliminación de líquidos y el exceso de residuos
nitrogenados y cloruros por lo que purifican el organismo. Por su
contenido en agua - entre el 80 y el 90 % de su peso - constituyen una
manera ideal de hidratar nuestro cuerpo al mismo tiempo que le aportan la
energía suficiente en forma de hidratos de carbono complejos muy
ventajosos para nuestro organismo. A las vitaminas, minerales fibras e hidratos de carbono, hay que añadir
otros componentes, llamados fotoquímicos, que convierten a las frutas en
fuente de salud. La manzana, por ejemplo contiene pectina, cuyo valor para
tratar la diarrea y otras enfermedades gastrointestinales se ha conocido
desde la antigüedad. Las uvas contienen resveratrol,
un colorante, que mejora la circulación y previene los ataques de corazón.
Las piñas contienen bromelina,
una enzima que favorece la digestión. Las cerezas
son especialmente adecuadas para prevenir la arteriosclerosis y las
enfermedades reumáticas; incluso se cree que el rabito de la cereza se
puede aprovecharse para realizar infusiones para perder peso. Las sandías
constituyen uno de las mejores medicinas para limpiar los riñones. Las
propiedades de estos alimentos son innumerables y nombrarlas todas en este
artículo sería prácticamente imposible. Los principales componentes que contienen las frutas son los siguientes:
Todos estos componentes, no solamente ayudan a que el cuerpo este nutrido,
sino que previenen la aparición de muchas enfermedades, tal como se ha
venido demostrando en los estudios realizados en los últimos años. Entre
las principales enfermedades que una dieta rica en frutas y verduras puede
prevenir podemos mencionar las siguientes: - Obesidad:
Las frutas, en general, poseen muy pocas calorías y mucha fibra. Esto
permite que el cuerpo se sacie con más facilidad sin que tenga que
ingerir otros alimentos más calóricos. La ingestión habitual de fruta
es una buena manera de prevenir la obesidad. -
Estreñimiento:
La fruta, por su riqueza en fibras, facilita la expulsión de heces del
intestino y previene el estreñimiento u otras enfermedades intestinales
como la diverticulosis, esta última más habitual en la gente mayor. - Ataques
de corazón: Las frutas y las verduras previenen la formación
de coágulos en las arterias y fluidifican la sangre. Se ha comprobado
como la ingestión habitual de estos alimentos reduce de un 20 a un 40 %
las posibilidades de sufrir un problema vascular. - Hipertensión:
El consumo habitual de fruta y verdura, combinado con una dieta baja en
grasas, disminuye la presión arterial. - Cáncer
: Estudios recientes han demostrado que la fruta es rica en componentes
antioxidantes capaces de eliminar los radicales libres, unas partículas
que son las responsables de la aparición de muchas enfermedades
degenerativas, entre las que se encuentra el cáncer. Particularmente se
ha comprobado como la ingestión habitual de frutas y verduras previene la
aparición de muchos cánceres de pulmón y del aparato digestivo Recordemos que el hipotálamo, al final, controla el destino metabólico de lo que consumimos y que, por esa misma razón, si la ansiedad nos lleva a un apetito desbocado en el consumo de frutas y vegetales, terminaremos acumulando libras de grasa, resultado de mecanismos compensatorios y adaptantes que no se relacionan del todo al contenido calórico de estos alimentos. Bibliografía Se suministra por solicitud. |
Dr. Félix E. F. Larocca
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