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Depresión en niños y adolescentes |
En el número de agosto
del 2007 Science Daily y The American
Journal of Clinical Psychiatry
se publican los datos más recientes de que los aminoácidos omega-3, que
se encuentran en abundancia en los mariscos y los pescados, son factores
decisivos en la prevención de las depresiones. Asimismo, publicando en
la misma emisión del Am. Jour. of
Clin. Psych, M. P. Freeman ofrece material en soporte del factor
determinante que juega la dieta de la madre en la depresión prenatal. La dieta es asunto de
importancia extraordinaria para la salud emocional, en diversas formas ---
y de manera especial en el cuerpo en su periodo desarrollo, como es en el
caso de los niños. En esta lección
se revisan aspectos históricos,
epidemiológicos, etiopatogénicos, clínicos y de tratamiento de los
trastornos afectivos, con énfasis en depresión mayor, en niños y
adolescentes. Además se trata brevemente sobre el suicidio y se elaboran
algunas conclusiones. (El suicidio
juvenil se ha cubierto exhaustivamente en otras ponencias). Prosigamos Los trastornos
afectivos: depresión mayor y trastorno bipolar en los adultos son patologías
psiquiátricas frecuentes que pueden aparecer en la infancia. Se estima que la
preponderancia, en toda población general, para depresión en adultos, es
15% y de 1% para trastorno bipolar. Las
estadísticas en la depresión infantil no son confiables. La historia Los
trastornos afectivos en niños y adolescentes fueron identificados desde
el siglo XVI. En 1621, Robert Burton en su obra sin paralelos, y para
todos, recomendada: The Anatomy of Melancholia, relacionó los estilos de educación del niño con
la tristeza. Muy poco se escribiría más adelante acerca de este asunto
crucial por algunos siglos. Posteriormente y no, hasta el siglo
antepasado, cuando Kraepelin describió una psicosis maníaco depresiva en
un niño de 6 años que los trastornos afectivos, en la edad pediátrica,
recibirían atención adicional. Sin
embargo, la existencia de la depresión en niños fue puesta en duda hasta
cerca de los años 60s. (Subsecuentemente, yo presenté, por invitación,
en Barcelona en el año 1982 mi trabajo: Depression
in Children: The Proteus of Psychiatry --- II World Congress of Biological Psychiatry). Pero,
antes de que existiera un reconocimiento oficial de la existencia de la
depresión en los niños. En 1934, Melanie Klein desarrolló los conceptos
de la posición esquizoparanoide y de la posición depresiva como parte
del desarrollo psicosexual del niño. Posteriormente, John Bowlby, apoyándose
en trabajos etológicos, postuló la teoría del vínculo (attachment)
afectivo. Éste opina que el periodo más sensible oscila entre los 5
meses y los 3 años de edad y describió las siguientes fases clásicas: ·
La fase de
protesta al momento de la separación, ·
La fase de
desesperanza y ·
La fase de
desvinculación. Postulando que la experiencia de separación, en el infante, ocasiona respuestas de ansiedad y cólera; mientras que la experiencia de pérdida ocasiona tristeza y depresión en el joven.
En 1965, René Spitz en
su libro The First Year of Life, identifica dos enfermedades que se
producen por privación afectiva: la privación emocional parcial o
depresión anaclítica y la privación emocional total u hospitalismo
--- entidades que pueden llevar al niño al marasmo y muerte. En el IV Congreso de la
Unión de Paidopsiquiatras Europeos, realizado en Estocolmo en 1970, se
concluyó que la depresión en la infancia era una entidad psiquiátrica
frecuente --- Como resultado, siete años después, se publicó el libro: Depression
in Childhood: Diagnosis, Treatment and Conceptual Models,
donde se enfoca este problema en la población de niños
norteamericanos. Los estudios epidemiológicos de trastornos depresivos en niños y adolescentes, han mostrado resultados dispares. Posibles explicaciones son: los diferentes tipos de población estudiados, la falta de acuerdo para definir depresión (síntoma, síndrome o trastorno) y la falta de concordancia para establecer los criterios diagnósticos. En el cuadro
1 se resumen los resultados de los estudios epidemiológicos
sobre trastornos depresivos en niños y adolescentes. En
niños preescolares la prevalencia de DM (Depresión Mayor) es del 1%,
mientras que en niños escolares alcanza una frecuencia cercana al 2%. En
los adolescentes se encuentra un aumento significativo de la ocurrencia de
depresión mayor. En este grupo se observó además mayor aparición en el
sexo femenino. Otros investigadores han demostrado alta co-morbilidad
depresiva con otros trastornos psiquiátricos como son los problemas de
ansiedad, de conducta (TC), y el trastorno de déficit de atención con
hiperactividad (TDAH) en niños.
La etiología de los
trastornos afectivos en los niños y adolescentes es menos clara que en
los adultos. Aquí se postula una etiología multi-causal --- las
principales teorías biológicas y psicológicas se presentan brevemente: A.-Teorías biológicas 1. Alteraciones del eje hipotálamo-hipofisiarioadrenal:
En niños y adolescentes con DM, al igual que en adultos, se ha detectado
hipercortisolemia y no supresión al test de dexametasona (TD); sin
embargo, en niños, los resultados aún no son concluyentes. Se acepta que
en niños la respuesta positiva al TD es de ayuda diagnóstica y predice
la evolución del cuadro clínico mientras que la respuesta negativa no
descarta la enfermedad. 2. Respuesta anormal de
la hormona de crecimiento (HC): en pacientes con DM se ha demostrado
aplanamiento en la secreción de HC en respuesta a la hipoglucemia
inducida con insulina, y disminución en respuesta a la estimulación con
clonidina. En niños y adolescentes deprimidos se ha encontrado
hiposecreción de HC en respuesta a hipoglucemia, pero durante el sueño
observa hipersecreción de la misma que persiste luego de la recuperación
del episodio depresivo. 3. Teoría catecolaminérgica
(niveles de norepinefrina disminuidos en pacientes con DM). En niños y
adolescentes también se ha encontrado disminución del derivado metabólico
urinario de la noradrenalina, MHPG, (3-metoxi-4hidroxi-fenilglicol).
Hallazgo que, hasta ahora, permanece tentativo. 4. Estudios de sueño: En adultos se ha demostrado
reducción del periodo de latencia e incremento de la densidad del sueño
REM, reducción del período delta y disminución en la eficiencia del sueño.
En niños y adolescentes los resultados aún son controversiales. 5. Estudios de familia y genéticos: la preponderancia
de enfermedad depresiva en niños y adolescentes con antecedentes
familiares positivos es significativamente alta. El impacto de la depresión
en los padres, es complejo, ya que los síntomas interfieren en la
interacción con el niño y con el resto de la familia. B. -Teorías psicológicas 1. El Modelo psicoanalítico: postula que la depresión
se debe a la pérdida real o imaginaria del objeto ambivalentemente amado
con la consiguiente internalización de agresividad, rabia y culpa. 2. El Modelo de estrés:
postula que los síntomas depresivos en los niños se producen como una
reacción a problemas familiares como son la agresión parental,
disciplina punitiva y discordia entre los padres, entre otros. 3. El Modelo conductual de reforzamiento: postula que
los sentimientos y comportamientos depresivos son causados por
insuficientes o inadecuados reforzamientos positivos. Las habilidades
sociales disminuidas en los niños con depresión, limitarían aún más
la llegada de refuerzos positivos. 4. El Modelo de desesperanza aprendida: la ocurrencia
de eventos percibidos como incontrolables causa en la persona vulnerable
sentimientos de desesperanza e incapacidad para enfrentar las demandas de
la vida. (Las contribuciones de M. Seligman en este respecto, han sido
descritas por nosotros en otras ponencias). 5. El Modelo de distorsión cognitiva: la persona que
responde al estrés con ideas negativas acerca de sí misma, del mundo y
del futuro (triada cognitiva) con mayor probabilidad se deprimirá. Aquí
se recomiendan los trabajos de Aaron Beck, ya vistos.
Cuadro
clínico y diagnóstico La identificación de síntomas
depresivos en los niños es difícil, aún para los padres. Se recomienda
que la evaluación del niño se base en el examen comprehensivo del niño
y de su entorno: Las entrevistas y aplicación de instrumentos diagnósticos
se realizan con el niño, la familia y personas significativas en la vida
del mismo; además de evaluación física, neurológica y evaluaciones de
laboratorio y psicológicas. Aquí es necesario
recalcar que el diagnóstico y el tratamiento de la depresión en niños y
adolescentes son asuntos muy complejos para que sean puestas en manos
inexpertas. En el cuadro
2 se presentan las características del cuadro clínico de DM
de acuerdo a la edad.
Diagnóstico diferencial Para fines de diagnóstico diferencial de DM se debe
tener en cuenta los siguientes puntos: saber qué trastornos deben ser
descartados, qué trastornos semejan un episodio depresivo pero no lo son,
y que existe la posibilidad de comorbilidad y la etapa de desarrollo. El cuadro
3 facilita la diferenciación según el grupo especifico y el cuadro
4 presenta las condiciones médicas que semejan depresión o
que se asocian a mayor riesgo de padecerla.
Diagnóstico diferencial
con otros trastornos psiquiátricos: con el trastorno de adaptación con
humor depresivo (TAHD) se hace en función al número de síntomas
depresivos más que a la magnitud y tipo del factor estresante. En adolescentes con depresión severa puede haber una pérdida importante de peso corporal acompañada de anergia y agitación lo que debe ser diferenciado de un cuadro de anorexia nerviosa (AN). Para el diagnóstico de AN debe buscarse distorsión
de la imagen corporal o preocupación excesiva con el peso, maniobras para
evitar ingerir alimentos y ejercicios compulsivos --- entre otras. (Véanse
nuestras ponencias al respecto).
Tratamiento El plan de tratamiento debe estructurarse bajo una
perspectiva biopsicosocial: psicoterapia (individuales, de grupo,
familiar, como sean aplicables), uso de medicación, evaluación y
planeamiento educacional, entrenamiento en habilidades sociales --- La
necesidad de separación vía internamiento debe de ser sopesada si el
suicidio es una posibilidad. La modalidad de intervención psicosocial y psicoterapéutica
puede ser: 1. Psicoterapia de familia: estructural, psicodinámica,
conductual. 2. Psicoterapia individual: psicodinámica,
conductual, cognitiva. 3. Tratamientos fuera de la casa: hospitalización,
hospitalización de día. 4. Psicoeducación: sobre la enfermedad, factores
asociados, partes del tratamiento y pronóstico. La terapia con el uso de agentes psicofarmacológicos
cae muy por fuera de las limitaciones de este trabajo.
Suicidio
Los cuadros depresivos y la conducta suicida se
encuentran estrechamente vinculados. La conducta suicida se divide en tres
categorías: 1. La ideación suicida va desde ideas que la vida no
vale la pena ser vivida, hasta planes bien definidos de autoeliminación. 2. El intento suicida (parasuicidio) se refiere a las
conductas que se efectúan y cuya finalidad es la autoeliminación y
que no tuvieron éxito; y 3. El suicidio se refiere a la muerte resultado
directo o indirecto de un acto cometido por la víctima con pleno
conocimiento del resultado del mismo. (Véanse nuestros artículos a este
respecto). Se ha identificado relación significativa entre conducta suicida y trastornos afectivos y trastornos de conducta disruptivos en pre-púberes y adolescentes; y, asimismo se describen relación entre trastornos por abuso de alcohol y otras sustancias psicotrópicas en intentos suicidas en adolescentes. Niños y adolescentes con trastornos de conducta e
historia de agresión, impulsividad y dificultades escolares constituyen un
grupo significativo de riesgo para la conducta suicida. La evaluación y tratamiento del paciente suicida
requiere que éste sea referido a situaciones especializadas. Conclusiones 1. El reconocimiento y estudio sistemático de la
depresión mayor en niños y adolescentes datan del siglo XX. 2. La depresión mayor no es rara en niños
preescolares, la incidencia llega a 1.8% en niños en edad escolar y
aumenta ostensiblemente a partir de la pubertad y a lo largo de la adolescencia. 3. En poblaciones clínicas que se atienden en los
servicios de pediatría, la preponderancia de trastornos depresivos es
alta, más si se trata de enfermedades crónicas, que se acompañen de
desfiguración, dolor u otro síntoma prominente o de hospitalizaciones
frecuentes. 4. Los estudios etiopatogénicos de DM apuntan hacia
una etiología multicausal. 5. El cuadro clínico de la depresión mayor varía
según la edad cronológica y el estado de desarrollo. 6. El plan de tratamiento se estructura bajo una
perspectiva biopsicosocial. 7. El uso de fármacos y
de algún otro tipo de terapia biológica debe ser escrupulosamente
considerado. 8. Los niños depresivos deben de ser referidos a
especialistas calificados. Bibliografía Obras consultadas para la compleción de
este trabajo y las fuentes de las gráficas adaptadas para la misma: Se suministran a quienes las soliciten. |
Dr. Félix E. F. Larocca
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