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Comprendiendo
el cerebro: Una Guía Concisa para el Usuario y para el Aficionado Dr. Félix E. F. Larocca |
Una
de mis pacientes me compele de esta manera: “¿Cómo aprendo más acerca
de la neurociencia para entender mi mente y para entenderme a mí
misma?” Sonriendo
tímidamente, me dice que desea adquirir este conocimiento ya que su nieta
está aprendiendo, en la universidad, acerca de las neurociencias y ella
considera que es necesario ilustrarse en todo lo posible acerca del
instrumento más interesante y del sistema más complejo que en el
universo existe --- las consideraciones finales son mías. Pienso
que nuestra joven estudiante ha hecho una recomendación valiosa a su
abuela, la que deseo estimular en esta lección. En el título que he seleccionado indico que mis intenciones son la de aportar una contribución general a un tópico muy especializado acerca del que muchas ponencias he escrito, las que se puede encontrarse en varios portales en el Internet. |
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Cráneos prehistóricos trepanados |
Para
comenzar, definiremos qué son las neurociencias Las
neurociencias son las ramas del conocimiento biológico que estudian el
cerebro, el sistema nervioso y sus funciones, tanto abstractas como
concretas. Las
neurociencias, como disciplinas, son muchas, abarcando los campos de la
neurología, la psicología, la neuroanatomía y la psiquiatría entre
otras. En
esta lección limitaremos nuestros propósitos al entendimiento del
cerebro en nuestra especie y al de sus funciones elementales. El
cerebro Es
el centro del sistema nervioso central responsable por nuestros
comportamientos. Está contenido en el cráneo, bóveda ósea que lo
protege y desde donde controla todas nuestras funciones vitales, directa e
indirectamente. El
cerebro, también llamado el encéfalo, es el órgano ejecutivo donde se
originan todas las actividades especializadas que hacen del ser humano el
animal más inteligente y más desarrollado emocionalmente del universo
conocido. No
otro animal, en su curiosidad y aptitudes ha logrado lo que, como especie,
y en conjunto, hemos logrado, por medio del uso de este órgano. La
historia de las neurociencias Cuando
se estudian las neurociencias y se revisa su progreso, lo que aconsejamos
hacer, es retornar, en pensamiento y práctica, a nuestro pasado distante
--- a los tiempos neolíticos cuando el curandero y la superstición
reinaban supremos y antes de que se originaran los campos de las medicinas
ortodoxas. (Véase mi artículo: La búsqueda por Phineas P. Gage y su significado en
la neurociencia moderna…). Imbuyéndonos
en ese pasado, encontraremos que uno de los métodos curativos del mayor
interés para el hombre primitivo, lo constituían las trepanaciones que
nuestros predecesores, desde tiempos inmemorables, hacían en sus
semejantes; quizás, entre otros fines, para dar alivio a algunas de sus
dolencias. (Véase mi artículo: ¡Médico…!). Este
hecho atestigua de la curiosidad que por tanto tiempo nuestro género ha
tenido acerca de este órgano. A
medida que la progresión histórica de la medicina avanzara, el cerebro
mantendría la posición de interés único que aún posee. Llegan
las neurociencias El capítulo histórico de la neurociencias, por sí mismas --- algo de origen muy reciente --- constituye un aspecto apasionante del conocimiento humano, ya que una gran parte de sus esfuerzos han sido dirigidos a la localización anatómica de las diversas actividades mentales. Las que incluyen la consciencia, nuestras memorias, nuestro intelecto y de aquellas pulsiones que antes clasificábamos como instintivas. (Véase mi artículo: La Neurociencia del Ego). |
Las
neurociencias avanzaron del modo más espectacular a fines del siglo XX,
mientras que su progreso continúa ininterrumpido y acelerado dentro de
este nuevo milenio. La
mente Nuestra
conceptualización moderna mantiene que la mente es una función del
cerebro. Así lo creemos, aunque no entendamos, con clara precisión, los
mecanismos que transforman actividad neurotransmisora y eléctrica al
nivel intracelular e intercelular --- dentro del encéfalo --- en
pensamientos, ideas y acciones en la diversidad de conceptualizaciones en
que éstas se manifiestan. Anatomía
cerebral El
cerebro humano está formado por células llamadas neuronas, que se
conglomeran en varias zonas delimitadas que evolucionaron en distintas épocas
geológicas siguiendo el paso de la evolución filogenética de nuestra
especie. Cuando el cerebro de un antecesor génico nuestro, desarrollaba
una nueva zona anatómica en su progresión evolutiva y adaptiva, la
Naturaleza no descartaba las formaciones previas, si no que las retenía,
localizando la sección de evolución más reciente encima de las
arcaicas, ya en existencia. Pasándola ontogénicamente a generaciones
futuras. Para
que nuestro cerebro creciera del modo que lo ha hecho, nuestro organismo
requeriría que cambios extraordinariamente complejos sucedieran. Cambios,
algunos, que resultaron en la conversión de nuestra estación de
cuadrumana a bípeda. Modificando, como resultado, la manera en que,
nuestras hembras parían; porque para caminar en dos pies fue necesario
que la pelvis se estrechara. La conformación de nuestra piel, también se
modificó, para adaptarnos a climas extremos. Pero,
nuestro cerebro no se constituyó, de repente, en el órgano por nosotros
hoy estudiado y hoy conocido, sino que seguiría las líneas de la evolución
darvinista, cuyos orígenes se remonta a un animal minúsculo de vida arbórea
de la familia de los reptiles. Ese
animal en millones y millones de años se transformaría en mamífero,
luego en antropoide y luego en homínido, hasta llegar a nosotros. Las partes primitivas del cerebro que aún conservamos, continúan operando de acuerdo a un conjunto de programas que proceden tanto de los mamíferos --- nuestros antepasados cercanos --- que habitaban las sabanas como --- previo a éstos --- de los reptiles arbóreos que dieron origen a los mamíferos. |
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Para
lograr conocimiento del cerebro es necesario entendernos a nosotros
mismos, para, entonces, poder formular las preguntas requeridas para
adquirir ese conocimiento. “El
cerebro (se ha dicho) es el único
órgano que reflexiona sobre sí mismo…” ¿Por
qué ese preámbulo de lograr el auto-entendimiento para lograr captar la
complejidad de un órgano? Porque
lo que pretendemos hacer es lograr extender un puente filosófico entre
niveles del pensamiento más abstracto y sus orígenes físicos. Algunas
de las preguntas que nos haremos, algún día, serán: ¿Dónde reside la
religión? ¿El gen de Dios? ¿La consciencia? ¿La verdad? Por
ello, para poder lograr estos fines debemos de empezar con las fundaciones
elementares de que el cerebro es un órgano --- evolucionado y, quizás,
evolucionando en estos mismos momentos --- pero que es un órgano y nada más. Prosigamos El
microcosmos encefálico: El universo orgánico e infinito que, en nuestro,
cráneo se asienta En
un cerebro humano existen miles de miles (billones) de neuronas y
aproximadamente diez veces más de otros tipos de estructuras celulares
que no poseen funciones computacionales establecidas. Cada neurona se conecta con las demás por medio de proyecciones, que nos recuerdan de las ramas de los árboles, conocidas como axones y dendritas --- la mayoría de entre éstas terminando en estructuras minúsculas llamadas sinapsis. Las sinapsis son de especial interés, ya que se cree que una considerable parte de la actividad del cerebro ocurre al nivel de estas organizaciones. |
Sinapsis |
Por
su parte, cada una de nuestros cien billones de neuronas hace de 1 a
10,000 conexiones sinápticas con otras neuronas. Lo
que significa que el número en teoría de los patrones de interconexiones
posibles dentro de un solo cerebro es de un 40, 000, 000, 000, 000, 000–––
ó cuarenta cuatrillones. Para
la actividad en la sinapsis, el cerebro cuenta con sustancias químicas
conocidas como neurotransmisoras de las que, hasta ahora catalogadas,
contamos cincuenta y tres, diferentes. En
su proceso de cambios adaptivos, el cerebro humano evolucionó de la base
hacia arriba. El más arcaico es el cerebro reptil, centro de comando para
las funciones básicas de la vida. A éste le sigue el sistema límbico o
el cerebro paleo-mamífero que regula memorias y emociones y, finalmente,
el cerebro neo-mamífero o la corteza cerebral donde residen las funciones
de la abstracción y el razonamiento. El
cerebro reptil La
parte más remota de nuestro cerebro, el llamado “cerebro reptil” controla las tendencias básicas que
garantizan nuestra supervivencia --- el deseo sexual, la búsqueda de
comida y las respuestas agresivas del tipo de la reacción: “huye o
pelea”. Esta
respuesta (en inglés: fight-flight
response), asimismo conocida como la respuesta híper-estimulada o la
respuesta del estrés agudo. Fue descrita por la primera vez por el fisiólogo
Walter Canon en el 1915. Su teoría sostiene que los animales reaccionan a las amenazas percibidas por medio de una descarga general del sistema nervioso simpático, preparándolo para que huya o se defienda combatiendo por su vida. Esta respuesta se reconocería más adelante como parte de un síndrome de adaptación general que regula las reacciones al estrés entre los vertebrados y otros organismos. |
Huye o pelea |
En los
reptiles, las respuestas automáticas al objeto sexual, a la comida o al
predador potencial permanecen reflejas y programadas como fueran durante
la evolución. En nuestro caso, la corteza cerebral, con sus capacidades
para analizar opciones y seleccionar pautas de conductas deliberadas,
brinda posibilidades a nuestra especie que están ausentes en esos
animales. Sin
embargo, muchos experimentos han demostrado que gran parte del
comportamiento humano se origina en zonas profundamente soterradas dentro
del cerebro --- éstas son las mismas que hace mucho tiempo dirigieron los
actos vitales de nuestros antepasados. “Aun tenemos en nuestras cabezas estructuras
cerebrales muy parecidas a las del caballo y el cocodrilo”, dice el neurofisiólogo Paul
MacLean, del National Institute of Mental Health (NIMH). De MacLean, continuaremos hablando más adelante en este capítulo. Nuestro
cerebro primitivo de reptil, que se remonta a más de doscientos millones
de años en la evolución de nuestro género, aún rige y controla
nuestros mecanismos para el cortejo, el acoplamiento sexual, la búsqueda
de albergue y seleccionar líderes --- lo que hace con la participación
activa de las otras regiones. El sistema límbico o cerebro emocional Este representa el segundo cerebro en su progresión
durante la evolución de nuestra especie. También se conoce como mesencéfalo
o cerebro medio. Consiste en la porción del encéfalo situada
inmediatamente debajo de la corteza cerebral, y que comprende centros
importantes como el tálamo, el hipotálamo, el hipocampo, y la amígdala
cerebral --- así llamada por su forma de almendra, y que debe de ser
distinguida de su homónima, la amígdala palatina, situada en la faringe.
Estos centros nerviosos ya funcionaban en los mamíferos, siendo el asiento de respuestas afectivas como son el temor o la agresión. |
Sistema límbico |
En el ser humano, estos son los focos de la
emotividad, donde se procesan las distintas respuestas afectivas y donde
se registran penurias, angustias o alegrías. El
rol de la amígdala como centro de control de las emociones
está bien establecido. Pacientes con la amígdala lesionada no son
capaces de reconocer la expresión de un rostro o determinar el estado de
ánimo de otra persona --- en otras palabras, tienen un déficit de empatía
--- hallazgos característicos en quienes sufren del autismo y del síndrome
de Asperger. Monos a
quienes les fueran extirpadas la amígdala manifiestan un comportamiento
social alterado. Pierden la sensibilidad para reconocer las reglas
complejas de comportamiento social en su manada. La respuesta maternal y
las reacciones afectivas frente a otros simios asimismo se ven afectadas. Investigadores en la Universidad de Yale, aportaron pruebas de que la capacidad de aprendizaje y la memoria requieren, igualmente, la presencia de una amígdala intacta. Lo determinaron poniendo a unos chimpancés delante de dos platos de comida. En uno había un bocado tentador, mientras que el otro estaba vacío. Luego cubrieron los cuencos. Al cabo de unos segundos se permitió a los animales tomar uno de los recipientes tapados. Los animales sanos tomaron sin titubeos el tazón que contenía el apetitoso bocado, mientras que los chimpancés con la amígdala lesionada eligieron al azar --- ya que el bocado apetitoso no había despertado en ellos ninguna estimulación de la amígdala y por ello tampoco lo recordaban. |
Pero,
como hemos indicado, los sistemas cerebrales no funcionan de maneras
aisladas o independientes de los otros. El
sistema límbico está en constante interacción con la corteza cerebral.
Una transmisión neural de señales permite que el sistema límbico y el
neo palio se activen juntos, lo que permite que logremos ejercer control
racional sobre nuestras emociones, aun ante el peligro. Hace
aproximadamente cien millones de años, época en que aparecieron los
primeros mamíferos superiores; la evolución del cerebro simultáneamente
experimentó un salto cuántico. Por encima del bulbo raquídeo y del
sistema límbico apareció el neo palio, la región que constituye el
cerebro racional. A los
instintos, impulsos y emociones se añadió, con esta nueva estructura, la
capacidad de pensar de forma abstracta e independiente de la primacía del
momento presente --- evolucionándose simultáneamente, la capacidad de
comprender las relaciones abstractas presentes y pasadas, con vistas al
futuro, y de desarrollar un ego consciente dotado de una compleja vida
racional y emocional. Actualmente
la corteza cerebral, la más reciente y la más importante zona del
cerebro humano, recubre y engloba las más viejas y primitivas. Esas
regiones no han sido eliminadas, sino que permanecen subyacentes, sin
ostentar más el control total de nuestros comportamientos, pero
permaneciendo activas. La
corteza cerebral La corteza cerebral no solamente es el área más accesible del cerebro, sino que también representa la más distintivamente humana. La mayor parte de nuestro pensamiento o proyecciones, como también del lenguaje, la imaginación, la creatividad y la capacidad de abstracción, dependen de esta región específica. |
Así,
pues, el neo palio nos capacita no sólo para solucionar ecuaciones de álgebra,
para aprender una lengua desconocida, para estudiar la Teoría de la
Relatividad, para componer una sinfonía o para desarrollar un sistema
filosófico. Sino que proporciona a nuestra vida emocional una dimensión
de intelectualidad abstracta. Amor y
venganza, altruismo e intrigas, arte y moral, sensibilidad y entusiasmo
van mucho más allá de los ásperos modelos de percepción y de
comportamiento cuasi espontáneos del sistema límbico. Los lóbulos
prefrontales y frontales juegan un rol especial en la asimilación neo
cortical de las reacciones emocionales. Como módulos
de nuestras emociones, asumen dos importantes tareas: ·
En
primer lugar, moderan nuestras reacciones emocionales, regulando las señales
procedentes del cerebro límbico. ·
En
segundo lugar, elaboran planes de actuación concretos para situaciones de
emergencia. Mientras que la amígdala del sistema límbico proporciona los
primeros auxilios en situaciones de excitación extremas, el lóbulo pre-frontal
se ocupa de la delicada coordinación de nuestras respuestas apropiadas. El
concepto del cerebro triuno: Las contribuciones de Paul MacLean Los
trabajos del neurólogo Paul MacLean destacaron la hipótesis original de
que nuestro cráneo contiene no uno, sino tres cerebros distintos, cada
uno representando un estrato evolutivo separado que creció sobre la capa
precedente como sucede en la formación de un sedimento arqueológico. Él
lo designó el “cerebro triuno”. En
su esquema MacLean sostiene que los tres cerebros operan como tres
computadoras biológicas interconectadas, cada cual funcionando con su
propia inteligencia, su subjetividad propia, su propio sentido de tiempo y
espacio, y su propia memoria. MacLean
se refiere a estos tres cerebros separados como: ·
La
neo-corteza o el cerebro neo-mamífero ·
El
sistema límbico o paleo-mamífero ·
Y, el
cerebro reptil, constituido por el tronco cerebral y el cerebelo. Cada cerebro se conecta por medio de fibras nerviosas con los otros dos, aunque cada uno opera como mecanismo independiente con sus capacidades distintas. |
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Esta hipótesis se ha vuelto un paradigma
muy influyente en la neurociencia, porque nos ha obligado a reconsiderar
la manera de cómo el cerebro funciona. Se asumía de antes, que el neo palio domina
los dos niveles inferiores. Pero, MacLean ha demostrado que este no es el
caso, y que el sistema límbico, que controla las emociones, puede
secuestrar las funciones superiores cuando la situación lo requiere. Es de interés que algunas tradiciones
espirituales esotéricas enseñaban hace mucho tiempo las mismas nociones
de los tres planos de la conciencia y de la existencia de tres cerebros
diferentes. George Gurdjieff solía hacer referencia al hombre como, “el
ser con los tres cerebros”. Había un cerebro para el espíritu, uno
para el alma y otro para el cuerpo. Ideas similares pueden encontrarse en el
platonismo, la cábala y en muchas otras filosofías con la asociación
de: espíritu --- cabeza --- el cerebro propio, el alma --- el corazón,
--- y el cuerpo en el abdomen. En lo último se encuentra el paradigma de
chacra --- la idea de que existen puntos por todo el cuerpo y en la
columna vertebral que constituyen nódulos de la conciencia, relacionados
en orden ascendentes de importancias, de simples a complejos. Aquí ofrecemos un bosquejo del cerebro
triuno como lo concibiera MacLean ·
El cerebro reptil También conocido como el “arquipalio” o
cerebro primitivo (reptil) o cerebro basal. A éste MacLean designó como
el “Complejo-R”. Que incluye el tronco cerebral y el cerebelo, siendo
el más antiguo de los tres. Esta área consiste de las estructuras del
tronco cerebral, la médula oblongada, el puente de Varolio, el cerebelo,
el mesencéfalo, los núcleos basales, el globo pálido y los bulbos
olfatorios. En ciertos animales, como en los reptiles,
el tronco cerebral y el cerebelo todo lo dominan, por ello se lo conoce
como “el cerebro reptil”. Este posee los mismos programas de
comportamientos que caracterizan las culebras y los lagartos. Este sistema es rígido, obsesivo,
compulsivo, ritualista y paranoico. Está repleto de memorias atávicas.
Continúa repitiendo los mismos comportamientos persistentemente, nunca
aprendiendo de las experiencias vividas --- correspondiendo a lo que Sri
Aurobindo llamara la Mente Mecánica. Este cerebro, asimismo, controla los músculos,
el equilibrio y las funciones autonómicas como son la función cardíaca
y la respiración. De importancia adicional es que esta parte del cerebro siempre está activa, aun durante el sueño más profundo. |
El Sistema Límbico (o el cerebro
Paleo-mamífero) En
el 1952 MacLean acuñó el nombre del “sistema límbico” para la parte
media del cerebro. También se le ha llamado el paleo-palio o el cerebro
intermedio. Este,
en conjunto con el cerebro reptil, corresponde al cerebro de la mayoría
de los mamíferos, especialmente de los más primitivos. El
sistema límbico se involucra con las emociones y los instintos, comer,
luchar, escapar peligros y comportamientos sexuales. MacLean ha enfatizado
que todo lo que atañe a este sistema es o agradable o desagradable. La
supervivencia misma depende en evitar el dolor y procurar el placer. Experimentalmente,
cuando esta parte del cerebro se estimula por medio de una descarga eléctrica
leve, varias emociones desde la rabia hasta el placer se producen, de modo
artificial, y se constatan, aunque éstas ocurren sin estímulo visible. Parece
ser que el sistema límbico en su totalidad surge como el asiento
principal de las emociones, de la atención y de memorias cargadas de
afectos. Fisiológicamente
esta área incluye el hipotálamo, el hipocampo y la amígdala. En
su estructura el sistema límbico, posee amplias conexiones con el neo-córtex,
lo que resulta en que las funciones cerebrales no son ni puramente límbicas
ni puramente corticales, sino que son una mezcla de ambas. MacLean sugiere haber encontrado en el sistema
límbico una base física para las tendencias al dogmatismo y a la
paranoia. En otras palabras una base biológica para la tendencia de
subordinar la razón a los sentimientos; de esa manera, racionalizando
ciertas tendencias, aunque las últimas fueran ilógicas. Para él existen
grandes peligros posibles resultados de ese poder del sistema límbico.
Como él lo postula es que, este mamífero inferior del sistema límbico
tiende a ser el sitio desde donde emanan nuestros prejuicios; en lugar de
originarse en la neo-corteza capaz del pensamiento abstracto y lógico. ·
La Neo-corteza
El cerebro propio, la corteza, el neo-palio asimismo conocido como el neo-mamífero o cerebro racional. Comprende casi la totalidad de los dos hemisferios cerebrales. |
Corresponde al cerebro de los primates y,
por consecuencia, a nosotros, ya que pertenecemos a la misma categoría de
mamíferos avanzados. Es en esta corteza donde residen las características
que distinguen al ser humano de otros animales. MacLean se refiere a esta
región como: La madre de la invención y el padre del pensamiento
abstracto. En el ser humano, el neo-córtex toma dos
terceras partes de la masa total del encéfalo. A pesar de que otros
animales están dotados de un área similar, las de ellos son muy
rudimentarias en estructura, complejidad y desarrollo. La corteza se divide entre los hemisferios
derecho e izquierdo. Los famosos cerebros derecho e izquierdo. La mitad
izquierda de la corteza controla el lado derecho del cuerpo y viceversa. También el cerebro derecho es más
espacial, abstracto, musical y artístico; mientras que el izquierdo es más
lineal, racional y verbal. Eso resume los tres cerebros Sus aplicaciones Nuestros entendimientos de nuestra
naturaleza, cada vez más se fundamentan en el estudio de las funciones de
nuestro cerebro y de sus actividades adaptivas. De acuerdo al ganador del Premio Nobel,
Gerald Edelman, el cerebro que aquí describiéramos de modo esquemático,
se aproxima más a un sistema ecológico que al órgano que es. Ya que sus
sistemas constituyentes están en competencia constantes entre sí mismos,
durante la totalidad de nuestras vidas. Fenómeno que Edelman llamara
“el darvinismo neural”. En resumen Esta síntesis refleja los conocimientos básicos
para entender esa estructura maravillosa con la que todos debemos
familiarizarnos. Ahora: Usémoslo… Y usémoslo bien… Bibliografía ·
Finger, S: (2000) Minds
Behind the Brain: A History of the Pioneers and their Discoveries Oxford ·
Finger, S: (1994) Origins of
Neuroscience: A History of Explorations into Brain Function Oxford ·
Larocca, F. E. F: (2007) ¡Médico…!
en varios portales del Internet ·
Larocca,
F. E. F: (2008) La Neurociencia del
Ego en varios portales del Internet · Solms, M: (2002) The Brain and the Inner World: An Introduction to the Neuroscience of Subjective Experience Other Press |
Dr. Félix E. F. Larocca
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