Poema antes que todo |
A Maximiliano, mi joven emperador |
Abrí
el portón de la bahía. Tendí
la mesa y serví el arenque Parpados
venerables temblequeaban entre
púrpuras carnes. La
pulpa embarazada ablandaba su coquetería. Un
pedazo de olor varón llegaba
con los dientes en la mano. Orondo
sobre el jopo de una ola. Guerrero
aguando el horizonte seco. Súbito
niño joven retozando en las migas y
en las jarras hinchadas de leches bailadoras. La
pelota devuelta. El
peluso fugado de la flauta. Me hizo mejor. León
de pelo lacio. Le
pego un susto gordo a mis iras chingudas. Campeón
de los abrazos. Hecho
a mano en la siesta del domingo. Violín
entre las tetas de la luna. Me
hizo mejor. Sabe que yo lo se. |
Cristina Landó
de Recuerdo de Guerra
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