Pluma fija |
El
esfuerzo es mi mayor cantidad. Mi
estación fija. El pastel con olor a guitarra. La
voracidad de verso saltante que traspasa los ojos. De
las contradicciones. También
es la ruptura que repele la
marcha de los párpados Alrededor
de los paraguas. Aquel
jarro de leche fue mi albergue. Su
muselina blanca me calentó las tripas escolares. Pero
un cangrejo en el cuaderno torció mi pluma. El
espejo fue un huésped doblado. Panal
arrodillado. Yo
siempre estuve de ventana cerrada. De
bancos abatidos en abatidas plazas. En
la arena violeta de las uvas. Me
cuelgo de un escalón para subir sin saludar. El
saludo se mete en el pañuelo como trapo vacío. ¡Si
yo encontrara un butacón de goma! Me sentaría en el agua. |
Cristina Landó
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