Algo parece desaparecido.
El tejado chorrea su guerra musical.
El violín es varilla de sonidos
bajo el fetiche de la mano.
Necesito de tu alimento.
Del pequeño tesoro de tus cantidades.
Soplo en el sol mojado de tu vientre
para apagar la tierra. Fuiste el dulce incidente de mi vida
saliendo
por el ojo de buey de un astro fijo.
No volveré a encontrarte
con tu pollera anananjada
sentada en los higales del verano.
Tu última palabra quedó en llamas.