Comezón

A mi hija Laura

Confesar los excesos no tacha culpas.

La piedra pómez y las

chinches pestosas son el pus familiar.

 

Yo no tengo otra forma de decir: “Lo lamento

Mas que esta forma.! “

 

Extraño la embestida en la pechuga materna.

Las lámparas insomnes.

Los papeles perdidos y el  parloteo de los papagayos

bajado por la chimenea.

 

Aquella claraboya, el patio del tomillo,

la casa de los largos manteles del domingo

se fueron como un corzo comido por los pájaros.

 

Solo mi tenedor y mi platito corren a darme un beso.

No. No. Mejor desentenderse.

 

El pasado es un lánguido muchacho que masculla

malvones.

Cristina Landó
de Agua dura 

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