Catorce |
Beso
tu somnolencia en
la tajada del melón de miel. Veo
por la mirilla de tu cuello pasar
siglos de espuma. Te
extiendes como un patio en el verano. Uso
tus mariposas y tus clips. Entro
en un café sucio. Me
desaliño un poco. Y
puedo hablar francés. Mis
zapatos son dos impulsos rotos Te
busco en los proverbios y en la seda que
baila distraida con la mujer desnuda. Quedaste
en la fatiga que
empieza a pellizcarme los oidos. Te
descubro frutal en la holgazanería de París. Mi
corazón deslumbra como un vaso vacío. Ya
no me oculto en los pedazos de la oscuridad. Tú,
Simone, acompañas la piscina del pan. Se
abrirán las pestañas de tu casa a
la nieve emigrante. Y
el reposo, cortará
la neblina de la sangre heridora. El fin no es siempre. No. |
Cristina Landó
de Recuerdo de Guerra
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