Combatir el
ocio |
Escribo en la semipenumbra de mi sótano, ya no por la necesidad de la oscuridad sino por el acostumbramiento, que intenta ser un alivio al espanto, sólo es eso, un intento. Esta
diminuta luz me fue acompañando y
arruinando la vista durante años, estos años, en los que escribir algo
fuera del ámbito laboral era castigado pero no por el poder central con
su pantalla, sino por otro poder mas cercano y cotidiano, Hace muchos años
que la pantalla recorre calles vigilando nuestro andar, aunque no
solamente ella, no solamente los monitores , no solamente los robots de
seguridad. Recuerdo cuando se detuvo mi deslizante en las coordenadas que en algún
momento se llamara avenida 18 de Julio y
calle Yaguarón, yo era una de las pocas personas que las llamaba
por su nombre antiguo. En
el visor comercial pude ver la revista, mis amigas
la coleccionaban esto me dio curiosidad, pero igual resistí
y no compré el disco. Lo
que más me llamó la atención fue el título Como
combatir el ocio , traía consejos para no quedarse ni un segundo sin hacer algo productivo, consejos prácticos, simples
,peligrosos. Sentí un primer impulso para comprarla, pero cosa rara en mí, no obré impulsivamente, no llené el cupón de suscripción, pero fui una de las pocas porque las suscripciones crecieron a un ritmo exagerado, esa exageración que ocupa el lugar que el asombro deja libre a la intolerancia.
De
ese grupo salió el primer comando de lucha anti-ocio que se dedicó a
atacar de forma violenta a todo aquel que a su muy particular juicio, o
estaba haciendo nada, como si
se supiera, o no estaba pensando en nada,
como si se pudiera. A
mí personalmente me tocó presenciar una masacre en el Parque
ELECTRO 1 que antes se llamara Parque
Rodó , ahí el comando irrumpió brutalmente y comenzaron a golpear a
todo aquel que estuviera sentado, lastimaron a un anciano que en la
desesperación sin darse cuenta que
se auto-incriminaba cuando gritaba: déjenme,
no estaba haciendo nada. Una
señora pudo salvar de casualidad a su bebe y salir corriendo, cosa que se
lo permitieron porque la corrida tenía una razón de ser, la de escapar.
Los
termos y mates eran estrellados contra el piso, luego del desastre,
el comando se retiró y cómo no había registro de en audio de antiguas
marchas de guerra, entonaban la que uno de sus componentes recordaba, es
así que se despedían vociferando su distintivo feroz: E,oé,
salchicha con puré. Luego
de esta situación tan absurda como desagradable comencé mis primeros
contactos con la RESISTENCIA, que no era más que un grupo de personas
escondidas en sótanos juntándose para hacer lo que afuera se denominaba
como nada; escuchaban música, se quedaban sentados, escribían, leían un
libro-cosa que también es repudiada por este grupo- mirá para los
costados y si no ves personas desencajadas gritando E oé, salchicha con
puré, seguí leyendo-.;vi como simplemente
charlaban entre amigos, o alguien se quedaba durante horas mirando un
rostro amado . De
uno de esos sótanos salió el lema el lema que nos acompañó, era parte
de un poema de alguien que curiosamente en algún momento se dedicó a
escribirlos, el poema decía NI A IRSE NI A QUEDARSE; RESISTIR....así es
que frente a una redada
violenta, las personas decidían entre irse, quedarse o resistir; que es
mejor. En la semioscuridad de mi sótano puedo apreciar la foto de mi madre a la que raptaron hace cinco años cuando estaba jugando al solitario, mi esposo en cambio se fue para formar parte del comando al que el gobierno de la pantalla de control, no logró desactivar, pero se animó a denominarlo como clandestino.
Con
estas dos maneras de no estar traté de convivir todo ese tiempo,
pero si se hubiese tratado
solamente de ausencias, quizás me abría acostumbrado, pero
a la pérdida no pude acostumbrarme jamás. El
único entretenimiento que era respetado por este montón de personas
enojadas con el no-hacer , era el fútbol ,que es transmitido por los
monitores emplazados en cada esquina, nunca falta quienes comentan que
antes se tenían que trasladar a lugares llamados estadios para poder ver un gol, si es que
goles se convertían en ese partido, claro está En
estos momentos es tanto el miedo que se tiene al encontrarse sin tener
nada para hacer, que cada uno
tiene su actividad programada cuestión de ocupar cada instante, cada
momento, sin resquicio par la sorpresa, como si se pudiera. El comando se dividió, algunos, al haber casi exterminado el ocio, se dedicaron a sentirse indignados por otras razones, pero están quienes siguen adelante con la empresa de combatir a los que se encuentren ociosos, por eso, de vez en cuando se escucha un resonar de voz en cuello entonando “E oé, salchicha con puré”, mientras las personas comienzan a irse, otras se quedan y están quienes resisten, que es mejor. |
Mario Lamique
mlamique@gmail.com
el blog
alladodelpalo.blogspot.com
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