A nuestro andar pequeño no florezco
Ni soy un ciclo de sauces lastimosos
Apenas soy el cauce de un reposo
Del río. La muerte que merezco.
A este andar no he venido. Me ha costado.
Mi tristeza no es más que de este verso
La triste sombra con la que converso
Tragando el negro rigor de los amados.
No soy eterno. Ni en letras. Ni he venido.
Soy toda pena que besa en la conciencia,
La boca pobre de un niño, otra presencia
Que ni me mueve, que apenas, que se ha ido...