Una clase llena de amor
Ana Jerozolimski

En el liceo “ironí zain” de Yaffo, Tel Aviv, pueden estar orgullosos. Allí parecen enseñar profesores felices, que tienen a sus alumnos contentos y encima....dando una lección de convivencia.

 

Bueno, en realidad, no es que hayamos hecho una encuesta científica de opinión pública sobre el descontento o satisfacción con todas las materias, pero si en matemáticas, física y en historia  se acercan aunque sea un poco a lo que sucede con el estudio del Idioma español, no está nada mal.

 

La responsable directa del logro es Dalia González (45), llegada hace 14 años a Israel desde Argentina y dedicada desde hace ocho a la enseñanza del español. Esta es, sin duda, una mujer enamorada de sus alumnos, unos 60 en total, en este liceo singular de Yafo .Singular, porque si bien no es una institución declaradamente conjunta, o sea que tenga como base de sus fundamentos la integración judeo-árabe,sino que es un liceo judío, de sus 550 alumnos, el 35% son jovencitos árabes cristianos y musulmanes de la zona, todos, por cierto, ciudadanos de Israel.

Libar Dalia Zohara Hila y Oranit

“De un principio cuando me dijeron de qué escuela se trataba me entusiasmó muchísimo”- nos cuenta Dalia. “Tiene mucho que ver con mi idea de la vida  de que todos estén  juntos y a mi me encanta que en la clase  hay de las tres religiones y que yo estoy con ellos”.

 

 Nos reunimos con Dalia y algunas de sus alumnas en la biblioteca del liceo. Las energías especiales entre ellas, todas, maestra y discípulas, es evidente.

 

“A mi no me interesa la política en absoluto. Lo único que me interesa es que la gente viva feliz bien y junta y eso es lo que pasa acá, que yo creo que estamos felices bien y juntos. Ya mi me encanta querer a todos por igual, porque es auténtico, es así. Y por eso cuando me ofrecieron esta escuela, aunque me queda muy lejos, vine con muchas ganas. Y yo estoy enamorada de ellas, a mi me hacen feliz, me hacen sentir joven, bien , me hacen sentir que mi forma de ver la vida  es posible y son divinas y saben mucho y me corroboran esta sensación, de que se puede....”.

Las jovencitas asienten admiradas al oír a su maestra. Hay algo de fondo que las une, ante todo: el estudio del idioma español al que aman. Todas, sin excepción, tuvieron su primer contacto con la lengua por las telenovelas transmitidas en la televisión israelí. Pero no se limitaron a pasar un buen rato sino que decidieron aprender más a fondo y a través de ello, también conocen hoy una cultura diferente.

 

Pero lo más admirable, es la naturalidad con la que se tratan entre  ellas, ciudadanas israelíes todas, pero que profesan distintas religiones y pertenecen de hecho a comunidades nacionales diferentes, en un país nada fácil, donde a pesar de todo, también logran ser amigas.

Dalia y Manar musulmana

Es que aquí están todas.  Lorine Jerasi de 15 años, cristiana, que cuenta que además de aprender español, aprendió sobre “comidas famosas como mate, alfajores, empanadas y chorizos...”. Y Sarit Debby, judía, de 15 años, que considera que el español es “una lengua muy interesante”. Y la musulmana Zohara Hader, de 17, que admite que con sus compañeras habla “cuando no queremos que alguien entienda lo que decimos de él...”. Y la judía Libar Braunshtein- que sabía algo de ladino por su madre, de apellido Levy, y que cuenta con un buen español y rostro sonriente y serio al mismo tiempo que “en la escuela somos judíos musulmanes y cristianos pero no se siente esto porque somos amigos todos” y agrega que “el idioma nos une porque en otras materias podemos hablar en la clase sin que los profesores entienden, y es divertido”.

Y en el medio de la charla llega el Director , David Ben Zohar-al que todos llaman “Benzi”- y cuenta admirado del éxito que tiene el idioma español, que él capta también en su casa, con su hija, que se queja por qué en su liceo no lo enseñan y en el de su padre sí. “A los  niños les gusta. Y eso es lo mejor. Ellos presionan, ellos quieren estudiar y  lo exigen, no es que yo se los impongo”.

 

Las alumnas, todas, asienten con entusiasmo.

 

Biblioteca con director maestra y alumnas

Manar Badwi, una jovencita musulmana de 16 años, de voz firme, que transmite personalidad de líder, cuenta que “no sólo estamos estudiando español sino también escritores y así se aprende mucho”. Cuenta de su amistad con Libar y afirma que “cuando hablo con ella no siento que ella es de otra religión porque es mi amiga......la quiero”.

 

Dalia escucha y se deleita.

 

No es que vivan aquí en el limbo. Son conscientes de que afuera, la situación no es fácil. Manar admite que a veces, al estudiar sobre la historia del país entre judíos y árabes, hay momentos incómodos. Pero nadie tiene dudas de que hay que seguir adelante, juntos. “Escuchamos lo que está pasando pero no nos afecta porque si nosotras somos amigas, a mi qué me importa  de dónde ella viene, de qué cultura, hablamos, ella me consulta, yo la consulto a ella”.

 

También Hila Aranias, la mayorcita del grupo que ya cumplió 18, cuenta de una amiga cristiana con la que se encuentra también después de horario de clase. La religión no les molesta .

 

Dalia admite que por su carácter, cuando hay un problema, no lo ve. Lo presenta como cierta desconexión de la realidad, que no le llega y no le toca.  “Cuando están acá me olvido absolutamente de algo más, estoy enseñando español con chicas que les gusta y en ningún momento se me cruza por la cabeza otra idea”.Además, no ve ninguna diferencia entre unas y otras ni en el rendimiento ni en la capacidad de estudio y progreso.

 

Mientras una menciona las rimas de Gustavo Adolfo Becquer y otras dos citan a Alfonsina Storni, Dalia, la maestra, resume feliz:  “Yo creo que el español tiene esa magia del romanticismo que cuando estudian  no importa la religión a la que pertenecen, no importa de qué familia vienen, no hay ninguna diferencia.”.

 

Y hay algo más: “Creo que de las cosas que hace que les guste es que se entusiasmaron con esa forma de ver el mundo donde los chicos son guapos pero además donde el amor ocupa un lugar muy importante y donde además no hay problemas, no hay guerras, no hay muchos problemas que acá nos hacen sufrir cada día”.

Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo

Ir a índice de Periodismo

Ir a índice de Jerozolimski, Ana

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio