Motivado por el dolor, ayudando a la paz
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Lunes,
8 de la mañana. Haifa, puerto norte de Israel.
Por
la rotonda ubicada a pocos metros de la entrada al hospital Rambam,
pasa el automóvil conducido por Avi Shteinberg , un israelí de 60 años,
de Tel Aviv, con otros tres pasajeros: Sair Yabaha y dos de sus hijos, de
una aldea aledaña a la ciudad palestina de Jenin. Los niños reciben
tratamiento todas las semanas , por un reciente transplante de médula ósea.
Bajan
del carro, la madre sonríe agradecida y sabe que horas después, Avi
estará esperándola para devolverla al puesto de control sobre la
frontera entre Israel y Cisjordania, por el cual se adentrará nuevamente
en territorio palestino, de regreso a su casa.
Pocos
minutos después, pasa por la rotonda otro carro. Amatzia Dayan, de tupida
barba blanca y amplia sonrisa, trae a Aizam Harizan, cuya hija Dunia debe
pasar al día siguiente una operación. Con ellos está también la pequeña
Aya Abu Muies de Jenin, que con solo 2 añitos, debe llegar cinco veces a
la semana al Rambam a hacerse diálisis, por una complicada dolencia que
combina la insuficiencia renal con un exceso de oxalat en su cuerpo, que
le amenaza el buen funcionamiento de varios de sus órganos. |
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Yuval Roth, que perdió un hermano en un atentado terrorista, decidió responder con el intento de acercamiento, no de odio. Aquí, con un amigo palestino, ex miembro del “Foro de Padres”, Muhammed Kabaha, cerca del puesto de control Reijan, al norte de Cisjordania. |
Su
madre, Soher, que no habla mucho, sale con su hija de madrugada, muy
temprano, de su casa en la localidad palestina, en camino al puesto de
control militar por el que pasará, con los certificados pertinentes, a
territorio israelí, sabiendo que del otro lado la aguarda un israelí que
la lleva al hospital. Sin eso, probablemente no podría contar con el
tratamiento, porque no le alcanzaría el dinero para pagar los cientos de
shekel que costaría el constante transporte ida y vuelta al hospital.
Soher
sabe que al salir, Amatzia la estará aguardando para devolverla a las
inmediaciones de Jenin. Entra tranquila, sabiendo que no está sola.
En
ese mismo momento, temprano a la mañana del lunes, Yuval Roth parte de
Pardes Hana, cerca del norte del país, hacia Jerusalem. Allí recogerá
al Dr. Mustafa Hamarshi, médico internista en el hospital gubernamental
de Jenin , que un día antes pasó en el hospital israelí Hadassah una
pequeña intervención quirúrgica de esófago , que no se hace en el
sitio en el que él mismo atiende a sus pacientes.
Yuval
lo llevará hasta Reijan, el puesto militar en el límite, en el que
los
encontramos luego, por la tarde, a ambos....para ayudarlo a volver a su
casa, sin tener que pagar un oneroso taxi particular. |
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Esta
dinámica se repite prácticamente todos los días, en diferentes partes
de Israel. A veces cambian los nombres, pero siempre, se trata de
palestinos que necesitan tratamiento médico en Israel y que son
trasladados a los diferentes hospitales, en forma voluntaria, por israelíes
convencidos de que prestar esta ayuda, es esencial.
Todo
comenzó por iniciativa de Yuval Roth, que es para muchos símbolo de paz
y lucha por la reconciliación israelo-palestina, así como podría haber
sido, de tener él otro enfoque de vida y de la situación política en la
que vive, símbolo de odio y venganza.
Hace
seis años, al enterarse que su hermano había sido asesinado por
terroristas de Hamas , Yuval
creyó
que el mundo se desmoronaba. Al dolor por la pérdida de su hermano menor,
Udi -que entró por error a un vehículo de hombres de Hamas que se
hicieron pasar por judíos y lo secuestraron para luego matarlo- se agregó
una frustración casi política.
El,
como persona de izquierda convencida de que la paz entre israelíes y
palestinos es la única opción, sufría en carne propia el extremismo de
quienes pensaban diferente. |
Avi Shteinberg, de Tel Aviv, y la familia Yabaha, a la entrada del hospital Rambam. El esposo de Sair , padre de los niños, nos contó por separado sobre la importancia de la ayuda de los voluntarios israelíes. |
“Al
principio era tal el dolor, que no logré hacer nada. Sabía de
iniciativas de acercamiento a nivel humano, pero yo no conseguía activar,
porque el dolor que sentía era demasiado grande, aunque nunca pensé en
venganza o algo similar”, nos explica. “Siempre tuve clarísimo que la
única vía a seguir, es el diálogo”.
Yuval
se sumó al “Círculo de Padres”, un foro en el que activan israelíes
y palestinos que perdieron a seres queridos en el conflicto. Y hace
aproximadamente cuatro años, comprendió que “con palabras sobre lo
bueno de la paz y el entendimiento entre los pueblos, no basta”.
“Entendí que hay que hacer algo práctico, ayudar en la realidad,,,y
surgió ésto, primero para ayudar al hermano de un miembro del Círculo...y
luego siguió”.
En
estos cuatro años, el grupo de entre 40 y 50 voluntarios que Yuval Roth
ha creado, ha ayudado a aproximadamente 60 familias palestinas. En muchos
casos se trata de viajes diarios, en otros, algunas veces por semana. Para
cada uno, esta ayuda parece equivaler a un mundo entero. |
“Israelíes
y árabes debemos recordar que el hombre vive sólo una vez y que no
podemos desperdiciar oportunidades de hacerlo bien”, nos dice Ahmed
Yabaha, a cuyos hijos y esposa Avi llevó al Rambam . “No tengo ninguna
duda de que debemos llegar a un entendimiento, y cuando estoy con esta
gente, con estos voluntarios que nos ayudan tanto, me siento seguro, tanto
por la forma en que tratan a mi familia, como seguro de que alguna vez,
terminarán finalmente todos los problemas”.
Amatzia
cuenta que participa en esta iniciativa por consideraciones humanitarias,
por su deseo de ayudar al prójimo y así enriquecerse él
espiritualmente, pero no necesariamente por el tema político. “Lo que
me importa es que ayudo a seres humanos, que en este caso son palestinos,
que necesitan este apoyo”, cuenta, al preguntársele si acaso lo hace
por ideología relacionada al tema israelo-palestino. |
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Amatzia Dayan, motivado por consideraciones humanitarias, no políticas, está feliz de aportar . En este caso, trajo al hospital Rambam de Haifa a Aisam, cuya hija Dunya debía pasar una operación. Llegan de Jenin y reciben tratamiento del lado israelí. |
Estimamos,
le comentamos, que sea como sea, es consciente del aporte que esta
iniciativa hace en pro de la paz, pero Amatzia responde con tono
dubitativo. “El odio que existe es muy grande y no estoy seguro de que
esto logre cambiar algo en forma significativa. Pero claro está que no
puede molestar”.
Yuval,
nervio motor de todo este emprendimiento - que dedica por lo menos dos o
tres días enteros por semana al tema, en viajes, además de las numerosas
horas en las que coordina los transportes con todos los voluntarios y los
palestinos que necesitan la ayuda- está convencido sin embargo de que con
todo esto, se está preparando el terreno para cuando se firme la paz.
“Yo
no tengo ninguna duda de que esto tiene un significado real”, sostiene.
“Ante todo, dado que la estructura de la sociedad palestina es de
clanes, compuestos por numerosas familias, sé que cuando ayudamos a
alguien, todo el clan lo sabe y eso hace que una aldea entera conozca
nuestra actividad”. Pero además, nos cuenta de frases que le han dicho
palestinos, que a su criterio, son pruebas contundentes de que sus
esfuerzos no caen en saco roto. |
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Yuval Roth, en el puesto de Reijan, un punto de la frontera entre Israel y territorio palestino, despidiéndose del Dr. Mustafa Hamarshi, al que devolvió del hospital Hadasa en Jerusalem, donde había sido operado |
“Me
ha pasado que palestinos me dijeron que por conocer lo que hacemos, no serían
capaces nunca más de tirar siquiera una piedra a un israelí, ya que
sienten que verían mi rostro allí”, relata satisfecho.
“Y
además, sé a ciencia cierta, que esto salva vidas”. Es evidente que
Yuval no se refiere a las vidas de los enfermos palestinos, sino también
del lado israelí,
y explica:
“Hace un tiempo, hubo un incidente en la zona de Jenin, en el que un
oficial del ejército entró por error a la ciudad , comenzaron a rodearlo
palestinos y casi lo linchan. Llegó al lugar un policía palestino que
arriesgando su propia vida, logró salvar al oficial israelí”.
Preguntamos qué tiene que ver ese caso con su grupo de voluntarios. Yuval
sonríe: “Yo había trasladado varias veces al hospital, ida y vuelta, a
un familiar de ese policía. El estaba tan agradecido, que estuvo
dispuesto a arriesgar su vida para salvar a ese oficial. Me llamó
después por teléfono y me dijo que cuando estaba allí, en medio
del tumulto, pensaba en lo que yo había hecho por él”.
El
Dr. Hamarshi, al que Yuval devolvió de Jerusalem, está seguro de que no
es tarde para lograr la paz, aunque se ha perdido ya mucho tiempo. También
Mohamed Kabaha, amigo de Yuval que acompaña al médico palestino desde
Reijan hasta su casa, está seguro de que todo ésto humaniza la mutua
imagen de los dos pueblos en conflicto.
Y Yuval, tiene certeza de que en medio de las dificultades, la opción del diálogo será siempre la única a seguir. “Creo que justamente yo, por haber perdido a un hermano en un atentado, debo hacer ésto. Estoy convencido de que debo hacer todos los esfuerzos necesarios para garantizar que el sufrimiento termine y no haya más dolor”. Yuval suspira..y agrega. “Además, soy egoísta. No quiero que mis hijos sufran lo que sufrí yo”. |
Ana
Jerozolimski
Semanario Hebreo
10 de setiembre de 2009 - pág. 6 y 7
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