Los niños en la guerra contra Hamas |
Por
más que no tenga duda alguna sobre la razón que acompaña a Israel en su
guerra contra Hamas, la intención de esta nota no es justificar todo lo
que hace Israel. Por más convencida que esté de que la guerra actual en
Gaza no habría estallado de no ser por los ataques de Hamas con misiles
hacia la población civil de Israel durante años, la intención de estas
líneas no es decir amén a todos los resultados de su ofensiva contra
Hamas. Es
terrible que mueran también civiles, especialmente niños. La intención
aquí no es minimizar lo grave de ese hecho. Pero
sí recordar que fue precisamente para evitar esas muertes, que Israel se
contuvo durante ocho años antes de lanzar el fuerte ataque que
lleva a cabo ahora contra Hamas. Sabía que la muerte de civiles en una
zona como Gaza, en la que no sólo hay alta densidad de población sino más
que nada terroristas que no tienen reparos en usar a los civiles de
rehenes y escudos humanos, sería inevitable. Y
quisiera concentrarme en los niños. En
las últimas dos semanas, recorren el mundo imágenes muy duras de niños
afectados, heridos y muertos en Gaza. Ninguno de ellos debería haber
perdido tan prematuramente la vida. Pero
para comprender por qué Israel finalmente se decidió a actuar con dureza
contra Hamas, aún a riesgo de que el fuego alcance también a niños,
blancos no buscados por cierto, hay que conocer también otras imágenes. Hay
que conocer las imágenes de los niños de Gaza usados durante años por
Hamas como instrumentos de odio en su propaganda. Imágenes de niños
pequeños con uniforme de camuflaje, portando armas, practicando maniobras
propias de campamento militar durante los “campamentos de verano” en
los que todo niño promedio quiere simplemente divertirse y pasarla bien. Y
entonando canciones que les enseñan sus guías de Hamas, con loas a la
“shahada”, muerte como mártires, y elogios como “éstos son los niños
del cuchillo y la muerte”, que hemos visto personalmente en filmaciones
de la televisión “Al Aqsa” de Hamas. Especialmente
espeluznante fue una puesta en escena -que no es nueva, aunque estos días
ha comenzado a circular nuevamente por la red- de elogio a la muerte y el
suicidio, como valores superiores a la vida y al propio marco familiar. En
esa filmación -que siendo yo madre, admito, recuerdo con una mezcla de
ira y nudo en la garganta- se ve una niña pequeña, que no parece tener más
de 5 años, observando a su madre cuando envuelve algo en una tela, que
resulta ser un cinturón explosivo. Le pide a la madre que se quede con
ella, pero la madre sale, se ve la explosión que simboliza el atentado
suicida que perpetró y luego, nuevamente, la niña que vuelve al
dormitorio de la madre , hurga en su cajón y encuentra explosivos. Los
toma en sus manos y la música
de fondo promete, como si fuera la niña misma la que habla, que “nos
juntaremos pronto mamá, porque yo seguiré tus pasos”. “Ahora
entiendo qué era más precioso que yo”-dice la niña. ¿Es
normal que el mensaje de una organización que dice representar el bien de
su pueblo, enseñe a sus niños que la bomba valía más para su madre que
ellos mismos? ¿Es
normal mostrar a un niño que ora en la mezquita y que al salir, con el
Corán en la mano, empuña también un rifle, mientras de fondo se canta
sobre el sueño de morir? ¿Es
normal vanagloriarse de que “así como los israelíes santifican la
vida, nosotros santificamos la muerte” y mostrarlo como señal de fuerza
a tomar en cuenta? ¿Se
le cruzaría por la cabeza al editor de un programa de televisión normal
y civilizado utilizar las figuras del Ratón Mickey y otros personajes
infantiles (como el conejo Assud, en árabe), para diseminar odio, con
frases como “me voy a comer a todos los judíos”? La voz es aguda,
como es propio del personaje infantil,,,,el contenido, nada infantil por
cierto. Tener
esto en mente es esencial para comprender contra quién Israel está
luchando. Pero no se atacó a Hamas por esos videos retorcidos ni por el
mensaje fanático que usa a sus propios niños como arma de odio,
sino porque además, buscó durante años, incesamente, matar a niños de
Israel. Toda
la anormalidad puesta en el desarrollo de ese mensaje de odio y fanatismo,
fue puesta en cada cohete Qassam disparado desde Gaza a partir de enero
del 2001 –y ni que hablar de los innumerables atentados suicidas
orquestados por Hamas por
todo Israel durante años. En
cada cohete había y hay explosivos
y esquirlas destinados a matar numerosos niños. Y no mueren por decenas
por día, por la sola razón de que mientras ellos, los terroristas, están
dedicados a desarrollar la industria de la muerte, en Israel intentan
salvar la vida. Mientras , a pesar de la retirada israelí de Gaza, Hamas
se abocó a desarrollar sus misiles y no a hacer florecer la Franja
palestina en su nueva etapa, a los niños del sur de Israel se les entrenó
sobre cómo y hacia dónde correr para salvarse en 15 segundos. En
lugar de llenar Sderot de misiles y armas, se colocaron protectores de
cemento en cada esquina, para que la gente tenga hacia dónde correr. Y se
construyeron refuerzos especiales en los techos de escuelas y jardines de
infantes, para que puedan detener los impactos directos de los Qassam. Sólo
eso salvó a los niños del sur .Y el hecho que cayeron cohetes en
aulas cuando los alumnos estaban en el patio o viceversa. Y en casas vacías
de las que por miedo, la gente se había ido por unos días a lo de
familiares en otro lugar, volviendo luego vivos, a una casa destrozada. Y
a pesar de que muchos se salvaron por este cúmulo de razones, Israel no
podía dejar de responder al fin a la amenaza, pero no para tomar
represalia, sino para tratar de poner fin al peligro. Y eso no se podía
hacer lanzando Qassams sobre Gaza, sino atacando a Hamas con una fuerza
que le convenza que más le vale no volver a disparar. Israel
no podía no dejar de contenerse. Ya lindaba con lo inmoral el no
enfrentar la amenaza. Su pecado no fue salir al fin a combatirla, sino no
haberlo hecho mucho antes. Es
tal como me dijo el viernes último el escritor israelí Abraham B.
Yehoshua en una conversación telefónica .”Si cayera en Madrid un misil
por semana -no varios por día durante años como en el sur de Israel sino
uno o dos por semana - ¿acaso alguien en España diría que no hay que
reaccionar contra quienes los dispara porque
casi siempre sólo hay heridos
y algunos daños materiales?”. Sea
como sea, entre los muertos cobrados por los Qassam, hubo varios niños de
Sderot. Muchos otros quedaron con secuelas para toda la vida, aunque sus
fotos no estén dando vuelta al mundo . Israel no salió a atacar a Hamas en Gaza para “vengarlos” sino para garantizar que la lista de muertos no pueda seguir aumentando...y porque nadie podía asegurarle que algún día no se le terminara la cuota diaria de milagros. |
Ana Jerozolimski - 11/01/2009
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