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Israel y Siria: se juntaron el hambre y las ganas de comer |
Una
preocupante escalada verbal se fue desarrollando en los últimos días
entre Israel y Siria. No sería gran tema, de no ser por el hecho que
guerras pueden estallar sin haber sido realmente planeadas de antemano,
por esas dinámicas que se dan en el terreno cuando se habla de más y en
forma desubicada.. Los principales titulares se los ganó por lejos el Ministro de Relaciones Exteriores de Israel, cuando en una alocución en la Universidad de Bar Ilan, advirtió al Presidente Assad de Siria que “si ataca a Israel, él y su familia perderán el poder”. Claro está que eso se interpretó ampliamente como una referencia a su futuro derrocamiento por parte de Israel.
Puede
que su intención no haya
sido esa sino dar a entender
que Assad perdería la guerra
y que ello llevaría al desmoronamiento del régimen, pero
Liberman no corrigió a nadie al publicarse ampliamente la impresión
antes mencionada. Sea como sea, hablar de “perder el poder”, cuando el
receptor del mensaje es un régimen totalitario, no democrático, en el
que la élite alawita de gobierno representa a una minoría de la población
de Siria, era evidente que llevaría de inmediato a una clara sensación
de ofensa en Siria. Liberman
será un buen político para la interna israelí y los intereses de su
partido, pero –por decirlo delicadamente-no es la persona indicada para
ocupar la Cancillería israelí. Quien tiene bajo su responsabilidad el
manejo de la diplomacia israelí, es quien más a menudo, con sus
comentarios de tono
extremista y hasta ofensivos, coloca a Israel en situaciones que luego
tiene que salir a explicar. De
diplomático no tiene nada y suele confundir la defensa de la dignidad
nacional israelí con un estilo más propio de la calle que de
quien se desempeña como
Ministro de Relaciones Exteriores. Habiendo
dicho esto, cabe recordar el trasfondo de las polémicas declaraciones de
Avigdor Liberman no fueron un exabrupto en medio de una paz idílica entre
Israel y Siria, sino de una relación de abierta hostilidad , de frontera
generalmente silenciosa pero de continua tensión de fondo, tanto
por la abierta ayuda de Siria a los fundamentalistas de Hizbala en Líbano
como de clara alianza entre Damasco y Teherán. Pero
no sólo eso. El problema no fue sólo la situación estratégica de
fondo, sino las declaraciones concretas del propio Presidente Bashar el
Assad de Siria y de su Canciller Walid el Muallem, a las que se debía
responder. A nuestro criterio, no como lo hizo Liberman, pero que las
declaraciones de ambas figuras sirias fueron el trasfondo de la respuesta
del Canciller israelí, es un
hecho. Un
día antes de la advertencia de Liberman, su par sirio El Muallem había
declarado que “Israel no
debe poner a prueba la determinación de Siria”·, agregando que
“Israel debe saber que la guerra se trasladará a las ciudades israelíes”.El
propio Presidente Assad se manifestó en términos similares. Para
Liberman, según aclaró luego de ver la polémica desatada por sus
comentarios, eso equivalió a “cruzar una línea roja” , a una amenaza
inaceptable para Israel, por lo cual reiteró que no se retracta de una
palabra siquiera de lo dicho por él en respuesta a su par sirio. Dos
días después del discurso de Liberman en Bar Ilan, el diario oficial
sirio “Tishrin” advirtió a Israel que “Siria está pronta para la
paz tanto como para la guerra”. Cabe
poner todo en la proporción
correcta , haciendo un poco de memoria, algo que no siempre se ejercita al
escribir sobre Oriente Medio.
Por
más polémica y desubicada que haya
sido la alocución de Liberman
y por más inaceptable que haya resultado su tono-a menos a ojos de
aquellos que exigen al Canciller actuar con responsabilidad- cabe recordar
la trayectoria siria y no creer ni por un momento que las amenazas de
guerra lanzadas desde Damasco fueron sólo una respuesta a las
declaraciones del ministro israelí.
Siria,
que suele llenarse la boca hablando de su deseo de paz, arma continuamente
a los extremistas de Hizbala, factor central en la desestabilización del
Líbano, “proxy” de Irán en el vecino norte de Israel. Es en Damasco
que funciona la comandancia central de Hamas y fue allí que se reunió
desde un principio el asì llamado Frente de Rechazo, la coalición de
todas las organizaciones palestinas declaradamente opuestas a una solución
de paz negociada con Israel. Fue desde allí que salieron ya en noviembre
de 1977 duras amenazas contra el entonces Presidente de Egipto Anwar el-Sadat
por su histórico viaje conciliador a Jerusalem, y amenazas de muerte al
hoy fallecido Yasser Arafat cuando firmó el primer acuerdo entre la OLP e
Israel. Siria puede estar ofendida por las declaraciones de Liberman. Tal como hemos expuesto aquí, el estilo de Liberman nos parece desubicado e irresponsable. Pero sus errores –y el del Premier Netanyahu por dejarlo en su cargo-no pueden cambiar la ecuación de fondo ni hacer creer que Israel busca guerra con Siria y que de Damasco sale un mensaje ansioso de paz. Esa no es la realidad, por más ofendido que esté hoy el Presidente Bashar el-Assad. |
Ana
Jerozolimski
9
febrero 2010
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