"El ejército del pueblo". Así fue y así siempre se vio a si mismo el TZAHAL, sigla hebrea que significa Fuerzas de Defensa de Israel. Siempre fue prácticamente el único marco en el que un barrendero podía hallarse en la misma unidad o el mismo campamento con un banquero, el médico de Tel Aviv con el agricultor y otras combinaciones singulares más.
En cuanto a lo multifacético de su composición, en lo referente a orígenes y variadas capas socio-económicas, se mantiene lo especial de Tzahal como ejército del pueblo. Pero la expresión parece ya no poder aplicarse en cuanto al alcance numérico , ya que va en continuo descenso el porcentaje de los jóvenes que hacen servicio militar obligatorio.
Números preocupantes
Para los israelíes, los números son alarmantes. Cerca del 28% de los hombres en edad de servir en el ejército-18 años- no hace el servicio
militar, o sea que el promedio es que algo más de 1 de cada 4 hombres no se enrola. El desglosamiento de dicha cifra es que el 11.2% de los que están en edad de entrar al ejército no lo hacen por resultar exentos en su calidad de "estudiantes de yeshivot" (institutos de estudios bíblicos) , mientras que el 7.3% por razones médicas diversas (lo cual incluye al parecer casos de exención por razones sicológicas de aquellos que se dicen inapropiados para el servicio ), 4.7 % por tener antecedentes penales y 4.2% por residir en el exterior. Las mujeres no quedan fuera de estas cifras: el 35% de las jóvenes en edad de enrolarse, piden ser exentas por ser religiosas , pero sólo una parte de ellas hace, como alternativa al servicio militar, el así llamado "servicio nacional" de ayuda en diferentes áreas de la sociedad.
Los ultraortodoxos - exención en bloque
No hay duda alguna de que la causa principal es que un sector entero, los religiosos ultraortodoxos, reciben exención automática inclusive sin que tengan que demostrar que realmente son estudiantes de "yeshivot" sino bastando que lo aleguen. Ello se origina en un acuerdo al que llegó en los primeros años del Estado el entonces Premier David Ben Gurion con los partidos ultraortodoxos, determinando que cierto número de jóvenes que querían dedicarse a los estudios religiosos superiores, podrían ser exentos del servicio militar. El argumento de los partidos religiosos era que el estudio de las Sagradas Escrituras había mantenido durante siglos al pueblo judío aún en medio de la dispersión y el exilio.
Pero el fenómeno se tornó en algo masivo que excede en mucho lo pactado hace casi seis décadas .Y su significado se agrava al multiplicarse claramente el porcentaje de este sector en la población toda, debido a su tasa de natalidad, muy superior por cierto a la del resto de la población israelí, salvo partes de la ciudadanía árabe.
Ya no es vergüenza
Si bien dentro del 28% de los jóvenes que no se enrolan una parte no es considerada como quienes esquivan el servicio con mentiras o argumentos falsos, el fenómeno en sí va en aumento .Y una prueba de que no se trata únicamente de problemas objetivos sino del enfoque de jóvenes que prefieren no hacer el servicio, es la distribución del fenómeno en diferentes partes del país. Mientras en Tel Aviv el porcentaje de los que no se enrola es casi del 35%, en las comunidades del norte del país, baja a 17.4%. En Jerusalem es del 52%, por el alto porcentaje de ultraortodoxos en la población de la capital.
Lo preocupante, en términos de la sociedad israelí, no es sólo el resultado-por el cual los jóvenes que sí se enrolan se sienten a menudo aprovechados porque hay otros que no hacen nada-sino también el ambiente que lo hace posible. Antes- y es difícil señalar un año exacto, ya que todo ha sido un proceso-era una vergüenza no hacer servicio militar. Enrolarse y servir en unidades de combate, en un país que se sigue sintiendo amenazado por sus vecinos, era un motivo de orgullo. Ahora, si bien sería totalmente exagerado decir que ese fenómeno ha desaparecido, también hay otro, el de aquellos que consideran que dar tres años al servicio militar es ser, en el mejor de los casos, un "tonto" que desaprovecha su tiempo.
El Ministro de Defensa Ehud Barak declaró recientemente en una conferencia en la Universidad de Tel Aviv que "los que se enrolan a TZAHAL y los combatientes en las unidades de la reserva militar son los dignos de ser considerados los verdaderos héroes de la sociedad".Con ello apuntaba no sólo al rol positivo de quienes sí cumplen con su deber en este sentido, sino que criticaba el fenómeno social de los últimos años, de jóvenes exitosos en programas populares como concursos de la canción o de bailes en horas pico de televisión y que no tenían problema en decir que no habían ido al ejército.
Esta semana, el Director General de la Autoridad de Radiodifusión de Israel Mordejai Shklar, declaró que no se haría un concurso abierto para decidir quién representaría a Israel en el festival europeo de la canción "Eurovisión", a fin de no dar a jóvenes estrellas que no hicieron el servicio militar , la oportunidad de ganar. "No permitiré que nos representen quienes esquivaron su servicio militar"- dijo Shklar. "Es como pedirme que aplauda a alguien que utiliza alguna falla legal para evadir el pago de impuestos"-explicó.
El servicio comunitario
Lo que agudiza la discusión es que quienes no van al servicio militar, no toman la alternativa de un servicio en pro de la sociedad, inclusive en su propio sector. La discusión al respecto se da especialmente con fuerza en lo relacionado a la ciudadanía árabe (casi el 20% de la población) que no es reclutada, por decisión del Estado-salvo los casos de voluntarios que se presentan y piden hacer servicio militar.
Este sector, por evidente temor a choque de intereses, no es llamado al servicio, pero hay sí propuestas de que hagan un servicio "nacional" o social, en sus propias escuelas, en hospitales, algo similar a lo que hacen las mujeres que no quieren ir al ejército por ser religiosas y preferir no servir junto a varones en condiciones que consideran inapropiadas, pero que desean sí prestar un servicio alternativo a la sociedad.
El tema ha dado lugar a muchas discusiones con variados matices, ya que por un lado están aquellos israelíes judíos que consideran que no se podría confiar en los ciudadanos árabes como parte del ejército, por otro los propios árabes que no quieren ni siquiera hacer un servicio social y en el medio los que sí quisieran afirmando que ello también ayudaría en su lucha por plena igualdad de oportunidades .
De cara al futuro
Volviendo al cuadro general, hay quienes recuerdan justamente ahora, al cumplirse ya más de un mes de huelga de los docentes de secundaria en todo Israel, que todo comienza por la educación. Pero al analizar el por qué del fenómeno aquí
descrito, claro está que son varios los factores que se combinan y que no hay una sola explicación. Y la responsabilidad no puede recaer sólo sobre los jóvenes que no cumplen la ley, sino sobre aquellos que de hecho, por más que luego protesten, se lo permiten.
Es la responsabilidad de los políticos garantizar que se maniobre en temas como éste , con el objetivo, por ejemplo, de preservar coaliciones de gobierno con el apoyo de los partidos ultraortodoxos. Y es la responsabilidad del ejército ocuparse también de que jóvenes que se considera pueden "hacer problemas", no sean dejados fuera. Si se los recluta y dedica esfuerzos a su inserción, el ejército y la sociedad toda, saldrán ganando.
Las culpas
La responsabilidad no puede recaer únicamente en aquellos casos que esquivan el servicio militar, sino en los marcos de la sociedad que no hacen lo necesario para garantizar el cumplimiento de la ley y-más aún- el respeto a una norma que fue siempre un valor básico de Israel.
Es a ello que se refirió el Ministro de Defensa Ehud Barak al criticar a "profesores de universidad que no permiten a estudiantes llamados a servicio de reserva dar sus exámenes en fechas alternativas, o a líderes de la opinión pública que apoyan y publicitan a héroes culturales que evaden el servicio".
"Una sociedad bajo amenaza existencial sobrevivirá únicamente si respeta a quienes la defienden"- agregó.
También el Comandante en Jefe del Ejército, Teniente General Gabi Ashkenazi se refirió al tema, señalando que los que evaden el servicio "deben ponerse rojos de vergüenza", aclarando que si bien también en el pasado había quienes no cumplían con su deber "lo nuevo es que ahora han perdido la vergüenza". A eso se refería también Barak al decir que "antes, no servir en el ejército, era una marca de Caín".
Sin embargo, aunque todas estas frases sean muy ciertas, lo que cabe preguntar ahora es si acaso el Estado mismo no tiene la culpa de lo que está sucediendo, en parte al menos.
En un editorial del matutino "Haaretz", se afirma categóricamente que el no enrolamiento de casi la mitad de la población (incluyendo a la ciudadanía árabe) "no es la responsabilidad de los que deberían enrolarse sino del Estado que no los incluye".
"Trucos políticos han permitido a políticos de todos los partidos, a lo largo de la existencia del estado, eximir a los ultraortodoxos completamente, aceptando sumisamente su argumento de que a ellos se les ha encomendado el rol histórico de rehabilitar el judaísmo después del holocausto, sea a través de intensos estudios de la Tora o de su producción de hijos"- escribe el editorialista.
Cuestión de confianza y ejemplo
El periódico Yediot Ahronot, en la pluma del analista Nehemia Shtrasler, explica parte del problema en cuestión. "No se puede devolver el reloj hacia atrás, a los días ingenuos en los que los ciudadanos tenían gran fe en las buenas intenciones del gobierno y en los que su voluntad de sacrificar sus vidas era proporcional a su grado de confianza"-escribe. "La confianza en el estado no puede reinstaurada mediante amenazas y sanciones, sino únicamente a través de un comportamiento moral y responsable del gobierno".
El analista Nehemia Shtrasler del periódico Yediot Ahronot- dedicado en general a temas económicos, pero también a asuntos de interés general-también tiene lo que criticar al Ministro de Defensa , al que acusa de haber batido récords de cinismo con su "discurso inflamatorio contra los que esquivan servicio militar". Shtrasler recuerda que cuando se postuló como candidato a Primer Ministro en 1999, su lema era "una nación, un
enrolamiento", dando a entender que había que terminar con todas las exenciones del servicio militar, especialmente las dadas en bloque a un sector, pero que en la práctica, bajo su gobierno, se apoyó legalmente a través del así llamado Comité Tal, el dejar fuera del servicio a los ultraortodoxos.
"Se requiere una medida nada pequeña de atrevimiento para hablar de soldados de combate que se sienten aprovechados y no suficientemente apreciados"- escribió el analista. "Al fin de cuentas, se sienten así porque otros 50.000 jóvenes como ellos, que son tan sanos y talentosos como ellos, se reclutan a las yeshivot (aunque no necesariamente estudien) y "mueren" en el estudio de la Tora, mientras ellos resultan heridos y muertos defendiendo el país"-aclaró.
Mejor repartición
Shtrasler no niega que existe el fenómeno de esquivar el servicio militar también entre los seculares, pero en mucho menor escala.. "La vasta mayoría tanto de los seculares como de los religiosos sionistas entra al ejército y completan el servicio militar. Pero mientras entre los haredim (ultraortodoxos), el 100 % no hace servicio militar, entre los seculares y religiosos sionistas sólo el 17% no lo hace".
Es que más allá del tema de los valores y de la unidad de la sociedad, hay aquí también una consideración muy práctica. Si el esfuerzo se repartiera entre más soldados, cada uno podría no sólo llevar menos carga sobre sus hombros, sino inclusive correr menos peligro en situaciones de combate. El General Elazar Stern, jefe del Arma de Personal del ejército-él mismo observante, religioso
sionista, o sea no de la corriente ultraortodoxa- lo dijo claramente: si al hoy existente batallón de soldados "haredim" (ultraortodoxos) que existe en forma excepcional, se pudiera agregar otro, ello incidiría en la cantidad de batallones de reservistas a llamar por año al servicio y en el tipo de actividad que hagan, más entrenamiento y menos días operativos.
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