“En Jerusalén me encontré con raíces” |
El Intendente Ehrlich regresó días atrás al país, tras participar en un congreso de Alcaldes llevado a cabo en la capital de Israel, Jerusalem. Si bien el evento no es nuevo, tuvo la particularidad de haberse realizado en el año del cuadragésimo aniversario de la reunificación de la ciudad. Para el Dr. Ehrlich, según nos cuenta en Jerusalem antes de partir, fue ésta una experiencia enriquecedora en muchos aspectos, entre otros, por su condición judía. |
P: Dr. Ehrlich ¿cómo lo trató Jerusalem? R: Me siento en casa. Es mi segunda visita a Jerusalem. La primera fue cuando era todavía Decano de la Facultad de Ciencias. Visité en aquel momento la Universidad Hebrea de Jerusalem, con la que seguimos construyendo vínculos. Ya en esa ocasión me sentí que me reencontraba con raíces. Y ahora me sentí que reconocía mi lugar. Pero más allá de participar de una actividad bien interesante, del encuentro con el Alcalde y las autoridades locales de Jerusalem-lo cual siempre es fantástico-, tuve también oportunidad de reunirme con autoridades nacionales. Me llevo una imagen fresca de los problemas-los viejos problemas-y realmente puedo decir que ha sido una experiencia notable. P: Y hubo momentos emotivos para usted.,.. R:
Así es. Por ejemplo, visité Yad Vashem y me tocó a mi mismo hacer un
homenaje en la ceremonia, lo cual realmente no sólo ha sido un gran
honor-y creo que de alguna manera ha sido un honor compartido con nuestra
comunidad judía en Uruguay-sino que en lo personal ha sido algo de gran
significación. En lo
personal siempre tiene una gran significación estar aquí. Es encontrarse
con sentimientos, raíces, saber que uno tiene un pedazo de corazón también aquí. P: Llegaron numerosos intendentes a este evento, el Encuentro de Alcaldes, que si bien no es nuevo, tuvo esta año la particularidad de haberse llevado a cabo en el cuadragésimo aniversario de la reunificación de Jerusalem. No sé cuántos más de los intendentes participantes eran judíos.. R: Me parece que yo era el único. P: Se lo comento porque creo que llegar aquí toca alguna fibra especial, inclusive para un judío que no es practicante desde el punto de vista religioso, como usted. R: Yo pienso que es un tema que cualquier judío, viva donde viva, aún aquí, se replantea durante toda la vida. Cuando me distinguió la comunidad con el Premio Jerusalem el año pasado, hablaba de esto justamente. Echar raíces quiere decir que uno está pisando una tierra donde puede vivir. La vida hay que vivirla intensamente en el lugar en el que uno está , donde están sus sueños, sus proyectos. Cuando uno no echa raíces, se siente desarraigado y cuando uno no echa raíces en el lugar donde está, no las echa en ningún lugar. No hay un solo lugar en el que se puede echar raíces. Aquellos que no han echado raíces en el lugar donde han pasado su exilio, su diáspora, tampoco puede echar raíces acá-Y echar raíces es importante porque es la única manera de dar frutas. Y creo que la identidad judía implica tener raíces distribuidas de alguna manera en el tiempo. Es un tema que pesa mucho y que está muy presente en Israel, está presente en Jerusalem.. P: La memoria histórica.. R:
Así es. La memoria histórica, que está presente en la vida de cada judío
en todos los rincones y muy especialmente acá. Yo recuerdo que decía, en
ocasión del Premio Jerusalem, que no hay respuestas que uno de para toda
la vida. Uno cree haber alcanzado el nivel de comprensión, alcanzado a
haber definido plenamente su identidad, haber dado respuestas a todas las
preguntas y uno va descubriendo que a medida que pasa la vida vuelven a
aparecer las mismas preguntas , con otros significados. A veces las
respuestas son similares, a veces tienen algún matiz para aquí o para
allí. Me di cuenta que he echado raíces en distintos lugares en el mundo
y sé que tengo alguna raicita también por acá. Pero sé que mi vida,
mis responsabilidades, mi compromiso, hoy pasa por el lugar donde tengo
mis raíces y frutos principales, que es Uruguay. P: Hablar de las raíces que uno tiene, es empezar, en general, por el hogar en el que se nace.¿Cómo era el suyo? R: Mis padres llegaron a Uruguay de muy pequeñito. Papá era un bebito de brazos, creo que llegó a Uruguay en 1921 aproximadamente. Y mamá, más o menos por los mismos tiempos, creo que en 1923, cuando tenía dos años, algo así. Era muy chiquita. En realidad, la generación de mis padres era mitad primera, mitad segunda generación. Fue una generación de transición. Además, los dos eran los hijos menores de sus respectivas familias. Esto también influye en el mantenimiento de las tradiciones y en cómo se aprende la nueva lengua, cómo se descubre el lugar en el que uno está. Mis tíos, que eran mayores, ya tuvieron familias diferentes. P: Por la edad, quizás en parte se puede decir que sus padres crecieron más como criollos que como inmigrantes.. R: Eran realmente de transición. Pero recuerdo bien los hogares de mis abuelos, típicamente judíos. Y uno se pregunta sobre la identidad judía, que está hecha de canciones, de aromas en las casas de los abuelos, de esos recuerdos que de niño a uno le cuesta armar y que ya de mayor, cuando los abuelos ya no están, uno trata de armar como un rompecabezas con recuerdos de uno u otro abuelo. Y están los cuentos sobre los lugares de los que venían, los pueblitos en la Galitzia polaca, que de hecho pasó tanto de manos todo el tiempo. Y hablaban de las enormes distancias que tenían que recorrer para ir de un lugar a otro. De niño yo no lograba acordarme de los nombres de todos los pueblitos. Después me di cuenta que estaban a pocos kilómetros uno de otro, pero para ellos ese era el universo. P: Los abuelos eran la base.. R:
A mi me marcó mucho mi abuelo materno. Era relojero y arreglaba lentes.
Tenía un puesto en Tristán Narvaja. Los domingos a veces yo iba para allá
con él. Recuerdo que cuando yo era chico le pregunté una vez por qué
había elegido venir a Uruguay y me contestó: “Porque había
naranjas”. Y me costó mucho tiempo entender eso porque yo me crié con
una abundancia de naranjas extraordinaria. Mucho tiempo después encontré
el cuento de Sholem Aleijem, “La Naranja”.Y ahí entendí. P: ¿Usted siente que desde que es intendente se acercó más a la colectividad judía en nuestro país? R: Por mi vida, por las opciones, el camino que fui recorriendo, me fui comprometiendo a fondo con la sociedad, con el país, con mis compatriotas uruguayos .Y entendí que había asumido plenamente mis responsabilidades con la sociedad, después de una larga historia de cárcel y exilio, a través de la vida académica y las ciencias, empecé a reconstruir y a establecer nuevos vínculos con la comunidad judía. P: Ya viene de antes... R: Pero no de mucho antes. Los vínculos existían pero empezaron a crecer en ese momento. Como intendente me pasa algo interesante. Como usted bien sabe, Uruguay está conformado por corrientes migratorias de todos los lugares de Europa, donde la gente dejó atrás fantasmas, persecuciones, hambres, guerras, crisis económicas, falta de trabajo en muchos países. Otros vinieron de África traídos por la fuerza. Queda muy poca gente descendiente de los indios. Y cada una de las comunidades ha logrado mantener sus referentes , que a veces se traducen por referentes familiares, por ciertos sabores, cierta música, por cierto acento en los mayores de las familias. Pero es interesante que Uruguay se ha ido construyendo manteniendo esas identidades. Y ahora, en un momento en que la sociedad necesita reconstruirse-yo hablo mucho de la necesidad de volver a tejer el entramado social que está muy dañado, muy deshilachado , y la ciudad también ha sufrido mucho- el tema de la memoria aparece como un tema central, con el tema de la identidad, de recuperar valores. P: Y acá hay muchas identidades que se fusionan.. R: Así es. No se puede hablar de identidad en singular porque nuestra identidad es un plural de identidades, donde hemos sabido mantener con tolerancia y con nivel importante de convivencia, esa riqueza de la diversidad de distintas comunidades. Y como intendente tengo que estar cerca de todos .Y es fabuloso descubrir cómo unos y otros viven estos temas de las raíces, el tema de las generaciones que pasan. Es fabuloso ver cómo se resuelven en cada comunidad y cómo se presentan , con matices y particularidades, los problemas de cada comunidad, las diferentes sensibilidades que hay en cada una: la armenia, la libanesa , la judía con sus múltiples sesgos y organizaciones. Todas tienen sus particularidades y todas tienen algo muy interesante: cómo luego de haber echado raíces en Uruguay, muchas familias ven a sus hijos ahora atravesar el Atlántico en el sentido contrario. Eso nos da una gran particularidad en el país y mucha responsabilidad en el trabajo de entretejer la sociedad y volver a unir. P: ¿Y cómo vive usted mismo ese proceso? R:
Justamente, acá iba a la otra parte de todo esto. Lo que me ha pasado
desde que por la fuerza de las cosas tuve que ser un hombre público, y
desde que aparecí en la campaña electoral y después públicamente como
intendente, me ha pasado algo muy extraño con lo que son los recuerdos:
se me ha juntado todo, desde la infancia, hasta lo más reciente. Recuperé
los amigos de escuela, una maestra de la escuela que me vino a visitar, ya
muy mayor pero totalmente lúcida, maravillosa. La gente del barrio, del
club de fútbol del barrio, profesores del liceo, amigos, gente que he
conocido a lo largo de toda la vida, que ahora está todo junto. Al
principio era difícil pero luego uno se acostumbra a vivir con todo esto.
También me pasó que sentí que se estableció una nueva relación con la
comunidad judía, que permite recuperar toda una vida y traerla al
presente. P: Eso enriquece ¿verdad? R:
Eso enriquece notablemente y sacude emocionalmente. Y a veces....esto
también implica un esfuerzo de memoria y a la memoria de un ser humano a
veces con el tiempo le cuesta volver a dar las pinceladas exactas para
reconstruir un recuerdo o una cara. En todo caso, el vínculo con la
comunidad es muy rico y creo que va a ir enriqueciéndose más. Y eso
también es una responsabilidad muy grande. Buscando la paz P: ¿Con qué impresión se fue de los encuentros a nivel político que mantuvo con el grupo de alcaldes, en Jerusalem, y que incluyeron al Primer Ministro, al Presidente, al jefe de la oposición..? R: Primeramente, he encontrado en altas esferas del gobierno un gran pragmatismo pero también un franco optimismo en cuanto a los pasos que se pueda dar. Pragmatismo que reconoce algunas de las dificultades, pero también la necesidad de recorrer un camino y dar pasos concretos, que no son fáciles y que implican múltiples actores y responsabilidades. Podría ir un poquito más allá, pero tal vez hablaría más a nivel personal que como intendente. Pero entiendo que actores de un lado y de otro ven el camino a recorrer, lo ven, que es muy complejo, y que implica no sólo alcanzar la paz sino también generar garantías para después, que la paz siga, que sea también para después. P: Claro, no es sólo firmar la paz sino que se concrete en la realidad. R:
Así es. El tema es vivir bajo paz. Escuché que se habla acá de los
“peace makers”, o sea “los hacedores de la paz” y de los “peace
builders”, los constructores de la paz, o sea que hay que ver cómo se
sigue construyendo la paz después de los acuerdos. Eso es complicado y es
importante. Además, hablar de paz hoy significa también hablar de
dignidad, desarrollo económico. Hay que resolver una serie de problemas
que puedan garantizar también la estabilidad y la paz. Hay
responsabilidad de los actores regionales en esto, pero también hay
responsabilidades internacionales que se mezclan, importantes. El tema va
más allá de un problema local. Entre
Jerusalem Y Montevideo P: ¿ Hay ahora algún ámbito en el que puede desarrollar nuevas cooperaciones o estrechar vínculos ya existentes? R:
Hay varias cosas, muchas en marchas-hay muchos intercambios desde siempre
con Israel-, hay contactos académicos que se siguen construyendo desde
siempre. Espero que entre nuestro mundo académico y la Universidad Hebrea
de Jerusalem por ejemplo, especialmente pero no exclusivamente, se puedan
seguir profundizando los lazos y los intercambios. También los vínculos
con el Instituto Weizman. Ha habido muchas visitas del Weizman. Espero que
pueda haber vínculos estables con otras instituciones académicas, el
Instituto Pasteur entre
otros, el Instituto Clemente
Estable y otros. También esperamos tener intercambios concretos con
Jerusalem a nivel de ciudades. Hemos visto posibilidades a nivel cultural
, a nivel de planificación en la construcción de ciudad. Hemos
encontrado varias áreas en las que podemos trabajar juntos. Esperamos que
se pueda hacer un camino juntos. P: ¿Vio algo a nivel municipal en Jerusalem que le haya resultado de especial interés? Ahora es una época, por ejemplo, en que la gente se pasa despotricando por las complicaciones que causan en las calles los trabajos para la instalación de las vías para un nuevo sistema de tren dentro de Jerusalem.. R:
Justamente el tema del transporte es importante y ahora mueve mucho en
Jerusalem. Acá, por su estructura, por lo que es la Ciudad Vieja, por la
geografía, las colinas, Jerusalem plantea para una municipalidad
problemas muy serios de logísticas que nosotros no tenemos. Pero lo que
he visto es que hay
soluciones muy interesantes para ciertas políticas sociales, la
experiencia de Yad Sarah, por supuesto volví a visitar Hadassah
y vi propuestas referidas a multiculturalismo . Eso no es lo mismo
que pluralismo. Acá tienen una dimensión diferente, también otro
dramatismo. Hay otras experiencias interesantes en temas de integración
de poblaciones que me han
inspirado algunas iniciativas sobre las cuales reflexionar. Y hay aspectos
de gestión municipal que han sido muy bien resueltos en cuanto a
administración de tareas municipales. P:
Y tiene todavía tiempo para concretar muchos planes…. R: Me quedan más de dos años como intendente. Espero hacerlo. Tenemos tiempo para trabajar y hacer muchas cosas. P: Pero al leer su currículum, lo que más se destaca es su trayectoria de científico. R: Es toda una vida… P: Pero para mi es el Intendente Ehrlich.¿Se siente más científico que intendente? R: Soy un intendente científico. Sí, me siento plenamente intendente. Hay algo que es extraordinario, el contacto con la gente. La política municipal es una política de cercanías. Uno está al lado de la gente y los problemas cotidianos, o sea que hay que construir ciudad, cerca de la gente. Y eso absorbe mucho. Uno se zambulle y se mete muy a fondo, por lo cual me siento plenamente intendente, aunque hace dos años y medio o tres no me lo imaginaba. Estoy fuertemente comprometido con la gente de Montevideo, muy preocupado por cumplir hasta el último milímetro de cada uno de los planes. |
Ana
Jerozolimski
Semanario Hebreo
Oct. de 2007
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