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P: Sergio, me dice la gente que te reconoce todo el
país. Has hecho prensa escrita, radio -que sigues haciendo- pero lo más
fuerte, que más te ha llevado a todo el país, es la televisión.
R: Si, la gente reconoce por la tele. Y te diré que
en el interior es más fuerte eso todavía que en Montevideo.
P: Años atrás, Julio Bocca, el bailarín argentino,
me dijo en Israel que le halaga cuando le reconocen por la calle en Buenos Aires, pero que
si tiene un rato libre y se sienta a comer, le enerva que se acerquen a
pedirle un autógrafo.
R: Pero él es Julio Bocca. A mi tanto autógrafos no
me piden. Sólo a veces. A mí lo que más me complica es ir a ver
partidos de fútbol, porque te hablan, te comentan cosas y a mi me gustaría
ahí pasar desapercibido.
P: ¿Qué gracia ir a un partido, si no podés
gritar?
R: Es verdad, no puedo gritar. Pero además, los
hinchas les echan la culpa a los periodistas de las cosas que pasan. Hasta
último momento no sé si el juez se va a equivocar o no, si un jugador va
a errar un penal o no y en base al resultado final, depende cómo llego yo a mi auto, si es con
mucha gente enojada alrededor o con mucha gente saludándome.
P: Si esa es la situación y no podés disfrutar como
te gustaría y te abstenés de gritar ¿para qué vas al estadio? ¿Como
experto, para analizar?
R: No, durante los partidos no me toca trabajar.
Ahora ya aprendí que a nivel interno no ando con ganas de andar gritando.
Sí sufro y grito mucho todavía, con Uruguay, cuando voy fuera del país.
Hasta es probable que tenga problemas con alguno de otros países porque
armo escándalo. Han hecho cola para pegarme, pero no lo han conseguido.
He tenido problemas con eso en Argentina, Chile, en otras partes, por
haber gritado en lugares en los que era el único que gritaba. Alguna vez
reconozco que cometí errores, porque yo sé cuándo se puede gritar y cuándo
no, pero hubo veces que no me aguanté. Para gritar hay que ir a tu
tribuna, no a la del otro.
P: El deporte, especialmente el fútbol, despierta
muchas pasiones, ¿no?
R: Sin duda. A mí el fútbol es el que más me
gusta, pero hoy por hoy me engancho sólo con los partidos
internacionales. Los partidos locales para mi son parte de mi trabajo.
Cuando los miro estoy pensando más que nada en que el domingo de noche
tengo que hacer el programa de televisión, ir a trabajar. Hasta me alegro
si se suspende porque llovió y entonces yo tengo libre. Pero a nivel
internacional no. Cuento los días que faltan para el partido que estoy
esperando porque ya quiero verlo, disfrutar, saber ya qué va a pasar.
P: La celeste tira ...
R: A mí me tira mucho, yo soy fanático.
P: ¿Tiene algo que ver que partidos internacionales
quizás sean mejores?
R: No, es sólo porque soy hincha de Uruguay y sólo
de Uruguay. Es mi cuadro. Si no juega Uruguay no me interesa, me aburre.
Necesito estar enchufado para verlo. Yo no puedo hacerme hincha de ningún
otro cuadro, aunque esté en otro país. No existe. Para mi son todos
rivales. Yo entiendo que a alguien le importe simplemente que el partido
sea bueno, pero a mi no me gusta un partido lindo y perder 5 a 4. Eso no.
Yo prefiero ganar 1 a 0 y que sea aburridísimo.
P: Sergio, defendés con fuerza pues la celeste y
también tu identidad judía. Mucha gente me ha comentado que "te
jugaste" en cámara para defender temas relacionados precisamente a
esa identidad. ¿A qué se refieren?
R: Hubo algunos "incidentes", sobre todo a
partir de la intifada del 2000. Yo, en el programa de interés general que
tengo he podido hablar del tema y me ha tocado hacer algún comentario y
de pronto gente que lo escuchó sintió lo que te comentaron a ti. Tuve un
hecho fortuito una vez que cuando prendí CNN y no me gustó algo que dijo
Gestoso, que es uruguayo y estaba en ese momento en pantalla, le mandé un
correo electrónico a él, de reacción. Se lo mandé también
a mis mejores amigos y ellos, sin que yo sepa, lo empezaron a reenviar a
otros y se formó una cadena impresionante. Salió inclusive en el
Semanario Hebreo. Yo empecé a recibir respuestas de judíos de todas
partes del mundo, en diversos idiomas, judíos de Thailandia, de Italia,
de
Estados Unidos, Israel, de lugares raros, todos habían
recibido mi correo electrónico que andaba hasta traducido por la red. Eso
generó algo impresionante.
P: ¿Te llegaron correos también de no judíos?
R: También. Todos eran a favor. A nivel oficial,
desde la Embajada de Israel, pasando por el Comité Central Israel, por
Manuel Tenenbaum –que fue Profesor mío- y del Congreso Judío mundial,
me mandaron cartas de todos lados. De alguien no judío, el que más me
impactó fue un periodista deportivo argentino. Yo trabajé durante ocho años
para un canal deportivo en Argentina (TYC Sports). Un día estoy en la
puerta del canal en Argentina hablando por celular, un año después del
tema del correo electrónico y él se me acercó. Ni me dejó cortar el
teléfono y me dijo: "Recibí un mail que le mandaste a CNN y estoy orgulloso de ser
tu amigo". Me abrazó, me dio un beso y siguió de largo. Creo que es
por eso que la gente de la colectividad en Uruguay tiene esa imagen de mí.
Hay muchos periodistas judíos pero son pocos los que manejan el tema.
Reconozcamos que en un programa deportivo, inclusive si hubo un atentado
ese mismo día, no me parece que tenga que tratar el tema. Pero sí ha
habido algunos hechos que a mi me parecieron de tinte racista o
antisemita, con algún personaje del fútbol que ha dicho alguna cosa y yo
aproveché el programa deportivo
para pedir aclaraciones públicamente. Y he recibido
las aclaraciones del caso y han pedido las disculpas debidas.
P: Sergio, todo ésto sucede cuando estás en el
periodismo deportivo pero ahora también, desde hace unos años, en el
general. ¿A tus seguidores de antes, de la parte deportiva, no les ha
chocado verte por ejemplo en la pantalla de Buscadores? ¿No se preguntan
“y el Gorzy qué hace ahí?".
R: El primer año me pedían todos que vuelva al fútbol.
Ahora estoy entre que los de Buscadores me dicen "dedicáte al fútbol"
y los del fútbol "dedicáte a Buscadores". Al final no sé qué
voy a hacer (risas). Pero ya me están aceptando más. Al principio la
gente te encasilla en algo y no quieren que hables de otra cosa. Lo más
gracioso es que el mismo que me decía "dedicáte a
eso", en referencia a lo anterior, seguramente era el mismo que el día
antes me había dicho "no sabés nada de fútbol".Yo seguiré
con ambas cosas, con el periodismo deportivo y con el general.
Una identidad y dos grandes amores
P: Vos estudiaste en la Escuela Integral y fuiste a
la NCI.¿Qué dirías hoy que te dejaron ambos marcos en tu persona, en tu
formación?
R: Yo pienso que mi capacidad para lo que sea sale
claramente de la Integral. Creo que fue una de las escuelas más exigentes
y que prepara mejor a la gente. Tuve el privilegio de salir a la calle
preparado En la jardinera fui al Zhitlovsky, porque vivía en Médanos y
Maldonado y era lo más cerca de casa, pero en el segundo años de
preescolares, ya fui a la Integral. En cuanto a la tnuá, fui un tiempo a
Macabi, pero mi verdadera tnuá fue la NCI, que me permitió continuar y
profundizar lo que tenía que ver con la parte de judaísmo y de Israel.
La mitad de mis ex-compañeros de clase y de la NCI viven en Israel y
muchos de ellos fueron por sionismo, no porque tuvieran que irse por
fuerza mayor. El grupo de la NCI es el que tengo de toda la vida. Esos son
mis amigos, los mismos de hace 30 años.
P: ¿Cómo explicarías vos a un uruguayo no judío,
que realmente no comprende cómo puede ser eso de ser un judío muy
uruguayo, si al mismo tiempo está tan ligado a Israel?
R: Esto me hace acordar cuando en la Integral, de
chico, algún compañero me preguntaba de quién era más hincha, si de mi
cuadro o de la selección uruguaya. Y una vez le contesté a uno "y
vos ¿a quién querés más? ¿A tu padre o a tu madre?".Entonces no
me preguntaron más de quién era más hincha. Aquí pasa un poco lo
mismo. Yo, en el tema de nacionalidad, tengo padre y madre.
Puedo querer a Israel igual que a Uruguay. Estoy
convencido de eso. Recuerdo que Wilson Ferreira Aldunate, cuando salió de
la cárcel, hizo un acto en el Palacio Peñarol al que fue muchísima
gente.
Y él ahí contó cómo era que se había escapado en
Argentina el día que mataron a Michellini y a Gutiérrez Ruiz y que lo
había salvado un judío argentino. Él explicó muy bien cómo se puede
ser judío y argentino al mismo tiempo, que en este caso es lo mismo. Y
decía que ésto es un orgullo poder decir que querés a las dos
identidades.
¿Por qué decir que tenés un solo amor de esos,
cuando hay dos? Yo siento eso. No me siento ni un poco menos uruguayo por
ser judío ni por querer a Israel. Yo pertenezco al pueblo judío y es
parte de mi nacionalidad ser judío, aunque soy muy poco religioso. No
podría hacerme el desentendido y decir que es sólo religión.
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