P: Como uruguayos, no podemos por cierto hacer caso omiso del rol especial de nuestro país en todo esto, por la labor y el empeño del Dr. Enrique Rodríguez Fabregat ¿verdad?
R: El Uruguay tuvo siempre una actitud muy favorable a la constitución de un Estado judío y es bueno recordarlo. Ya en 1920 nuestro Embajador Alberto Guani, luego Canciller, apoyó la Declaración Balfour, y en 1945, en la reunión de San Francisco, el Uruguay planteó el tema del Holocausto y la necesidad de discutir el tema de una nación sin territorio. De modo que había una posición tradicional, sostenida desde entonces -entre otros- por Don Luis Batlle Berres, quien cuando llega a la Presidencia procura integrar desde el primer momento la Comisión Especial para Palestina, con una delegación que integraron el Embajador Rodríguez Fabregat, el Prof. Seco Ellauri y el Ing. Sisto, que tuvieron una formidable actuación.
P: ¿Cómo contaría usted aquella epopeya, lo que hizo el Dr. Fabregat en aquel entonces, a jóvenes menos conocedores de la historia? ¿Cómo contaría quién era él?
R: En ese conjunto de figuras brillantes, el Prof. Enrique Rodríguez Fabregat destacó especialmente por su talento político y formidable oratoria. Había sido diputado por el Partido Colorado durante muchos años, Ministro de Instrucción Pública entre 1927 y 1929 y Embajador en Naciones Unidas desde 1946. Era un hombre de notable personalidad y vivió esta causa con enorme convicción. Recuerdo muy bien su presencia, su voz grave, que manejaba sabiamente en la tribuna.
P: Hace poco fue publicado un interesantísimo artículo que usted escribió en el diario "El País" de Montevideo, "Ocurre en el Oriente", uno de cuyos mensajes es que problemáticas cruentas y violentas, ajenas a la intervención o voluntad de Israel, son presentadas en el mundo como producto de una cierta política israelí. ¿A qué atribuye usted este fenómeno?
R: Israel debe sobrellevar tres pesos incuestionables. El primero es el prejuicio antisemita que no lo ve sólo quien no quiere verlo, y basta escuchar al Presidente del Irán para escuchar todas las mentiras históricas al respecto. El segundo es el valor político del petróleo, que hacen jugar los Estados árabes, consiguiendo adhesiones o silencios cómplices. Por último, Israel lleva sobre sus espaldas su propio éxito. Muchos no le perdonan que pese a la hostilidad de todos sus vecinos haya construido un país próspero y desarrollado, generando así una envidia que se enrosca con el viejo prejuicio.
P: Cuando se lidia con enemigos y quienes critican a Israel en forma tendenciosa y desequilibrada, no constructiva, surge a veces entre los judíos eso de "el mundo está contra nosotros". Yo siempre fui una convencida de que en medio de las dificultades que sin duda existen, es un gran error decir esa frase. Pero más que nada, que no es cierta. Y creo que Uruguay es uno de los países del mundo donde se oye más voces de alto nivel, de comprensión para con la situación de Israel. Las entrevistas que publicamos hoy aquí con usted y con el Dr. Luis Alberto Lacalle, son un ejemplo. ¿Cómo ve usted este punto?
R: No se puede vivir la paranoia de ver enemigos en todas partes, pero tampoco se puede ignorar que los hay. El prejuicio es aún una irracional fuerza negativa que anida en los pueblos, no sólo contra los judíos, naturalmente, pero existentes. En Uruguay felizmente hemos avanzado mucho desde la 2ª. Guerra Mundial hasta hoy, superando diferencias que por entonces tuvimos o que más tarde existieron también en la guerra fría, cuando la izquierda mundial se sentía poco menos que obligada a estar contra Israel, simplemente porque tenía el apoyo de los EE.UU.
P: ¿Cómo evalúa usted la política del actual gobierno de nuestro país respecto a Israel?
R: Sustancialmente no ha variado, pero cuando la guerra de El Líbano hubiéramos preferido - y así lo dijimos- una actitud más clara en defensa del agredido que era Israel.
P: A menudo está claro que sectores de izquierda en América Latina identifican a Israel con Estados Unidos, con ojo crítico y en tono de condena. Si bien es indudable que estos dos países tienen relaciones muy cercanas, me parece una equivocación la identificación en el sentido que al extrapolar a Oriente Medio las posiciones de derecha e izquierda en América Latina, se confunde la situación. ¿A su criterio, realmente son dos lecturas diferentes de los mismos términos políticos?
R: La tradicional izquierda vive una real crisis ideológica en el mundo entero. La economía de mercado ha triunfado y lo tienen que aceptar. El comunismo se derrumbó por su totalitarismo y su fracaso y .lo tienen que asumir. El socialismo planificador ha sido barrido por la competencia tecnológica. Caído el Muro de Berlín, hay una formidable pérdida de identidad. Se abroquela entonces en torno al odio a los EE.UU., que desgraciadamente le ha ofrecido ventajas como esta disparatada guerra contra el Irak. Ese odio a EE.UU. de un modo primitivo lo extienden a los amigos de los EE.UU. o a todos a quien éste apoye. Es increíble que invoquen su sentimiento izquierdista quienes defienden a países teocráticos, tiránicos, injustos por definición. Es un grueso error, muy fuerte, que denunciamos y combatimos.
P: La Embajada de Israel señala la fecha de la que hablamos, también como inicio de las relaciones entre Uruguay e Israel.¿Qué tenemos, en su opinión, para festejar? ¿Y qué aspectos le gustaría desarrollar del potencial de relaciones entre ambos países"
R. Para celebrar lo más importante es la identidad de valores. "Nuestra libertad ensanchará la libertad de todos", dijo Teodoro Herzl y eso me parece lo más valioso; desde que existe Israel, todos somos un poco más libres. Por eso no podemos transar con declaraciones como las del Presidente de Irán, miembro de Naciones Unidas que preconiza la destrucción de otro Estado justamente creado por la propia organización.
P: Dr. Sanguinetti, me gustaría hacerle una pregunta con un tono algo personal.Yo recuerdo cuando usted realizó su visita de Estado a Israel, siendo el primer Presidente de la democracia recuperada en nuestro país. Recuerdo la delegación tan representativa que le acompañó, con representantes no sólo del partido Colorado sino también por cierto del Partido Nacional y del Frente Amplio. Y recuerdo la ovación que le recibió en una sala donde brindó usted una conferencia en Tel Aviv. ¿Qué recuerda usted de aquella visita y de cómo lo recibieron tanto el estado de Israel como los uruguayos radicados en Israel?
R: En mi larga vida política, un jalón de honor que llevo con mucho orgullo es el de ser el primer Presidente uruguayo que visitó Israel. Fue aquella una visita emotiva y singular, el reencuentro con viejos amigos que habían emigrado y que eran tan buenos israelíes como seguían siendo leales uruguayos. En Israel se sabe que Uruguay está entre sus amigos de siempre, sus amigos del primer día, y que esa adhesión ha sido permanente. En aquel momento lo viví en la calidez del recibimiento.
P: ¿Qué es lo que le dejó aquella visita? Además, no fue la única ¿verdad? Sus visitas a Israel ¿le dejaron alguna huella de esas que lo acompañan a uno por siempre?
R: Me formé al lado del Presidente Luis Batlle Berres y de él recibí el mandato democrático de luchar por Israel, una causa que él había servido desde el primer día. En 1946, sin ir más lejos, mucho antes de estos episodios que conmemoramos, fue el orador principal de un acto que en 18 de julio y Agraciada protestó por la prisión de los líderes políticos por la autoridad británica. Y en aquel momento protestar contra Inglaterra era difícil luego de su heroísmo en la lucha contra el nazismo. Desde entonces no le fallamos nunca a su causa. Para nosotros, entonces, esto ha sido parte de nuestra vida. Llegar a Israel, ver a su gente, observar lo que han hecho, es sentir que aquel mandato de nuestros mayores dio un sentido a nuestra lucha y a nuestra propia vida política.
P: Muchísimas gracias por su tiempo y lo mejor para usted.
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