P: ¿Dónde estaba usted Esther?
R: En el pabellón de las mujeres. Es que en las olimpíadas, en general,
hombres y mujeres tienen pabellones separados.En la parte de las mujeres
éramos sólo dos, la nadadora Shlomit Nir y yo. Si los terroristas nos
hubieran buscado a nosotros, no habrían podido encontrarnos. Estábamos a
200 metros de los hombres. No oímos nada de lo sucedido. La verdad es
que tampoco la gente que estaba al lado oyó nada.
P: Estaban junto al pabellón de la delegación de Uruguay…
R: Tengo entendido que sí, pero no creo que hayan oído nada, porque todo
sucedió dentro de las habitaciones.
P: Recordemos Esther cómo fue que se salvaron los otros dos…
R: Los terroristas entraron por tres lados.
P: El primero con el que se toparon fue Muni Weinberg,el entrenador de
los luchadores
R: Así es..Le indicaron que los conduzca a las otras habitaciones de los
israelíes..
P: El logró esquivar una de las piezas, convenciendo a los terroristas
que allí había gente de otro país..
R: Sí, pero tuvo que llegar a la tercera pieza..
P: Donde estaban los luchadores, pensando que ellos podrían tomar
control de los terroristas fácilmente..aunque el problema, claro, es que
estaban armados..
R: Exactamente. De la segunda pieza, a la que no habían entrado, oyeron
algo, en la otra alguien alcanzó a gritarles que huyan, y ellos saltaron
por la ventana ..
P: ¿Cuándo llega el momento en el que uno capta a nivel personal lo
sucedido, que uno dice “yo también podría haber muerto”?
R: Yo pensé todo el tiempo que ojalá hubieran comenzado por nuestro
edificio..porque era muy grande y habrían tenido dificultades para
encontrarnos. Pero luego ya nos enteramos, y ahora está clarísimo, que
recibieron ayuda, alguien les dio las armas..
P: Alguien les dio llaves de la villa olímpica..
R: Y que los alemanes no prestaron la debida atención al tema de la
seguridad, porque querían dejar una imagen limpia, de algo que no tiene
nada que ver con guerra , como que todo estaba bien…
P: Le llamaron “la olimpíada feliz”..
R: Así es….claro está que no se entra así nomás con armas y granadas a
un lugar así…
P: ¿Cómo influyó un evento traumático como la matanza de Munich, en su
visión en cuanto a la vida en Israel, el futuro, los problemas con los
que Israel tiene que lidiar por el conflicto?
R: Realmente confirmó los serios problemas con los que tenemos que
lidiar. Si uno observa la vida diaria en diferentes partes del país,
creo que la sensación es que tenemos un país hermoso, que hay aquí
muchas cosas buenas, pero claro que este problema es serio y preocupa. Y
me pregunto a menudo por qué los reflectores están siempre sobre
nosotros. Ahora, con todo lo que está pasando a nuestro alrededor, con
todo lo que se están matando unos a otros , todavía hay gobernantes que
dirigen el dedo acusador hacia nosotros. Sinceramente, me cuesta
entender a qué se debe.
Y a veces me pregunto si no será por envidia, por ver lo que se logró
hacer en Israel donde existía sólo desierto.Realmente, como ciudadana
común y corriente, como todos..no entiendo por qué la situación debe ser
así..lo que queremos es vivir en paz, como quiere todo el mundo..
P: De su propia experiencia después de Munich y haciendo extensivo eso a
la vivencia de Israel en general, podemos decir que toda esta
problemática es difícil pero que no logra desesperar a Israel ¿verdad?
R: No es que no nos desespera..sino que no tenemos alternativa. Actuamos
como actuamos, porque no tenemos más remedio. Si levantamos los brazos o
nos mostramos débiles, entonces no podremos vivir acá. Es un tema
existencial.
P: A lo largo de su carrera como atleta ¿ha tenido encuentros con
colegas árabes?
R: Por supuesto. Yo era invitada a eventos deportivos, por mis
logros..ya que llegué a estar entre las seis mejores atletas mujeres del
mundo. Y me pasó en dos oportunidades que deportistas árabes, no
recuerdo de qué países, dijeron que “si la israelí participa, nosotros
no”.
P: Esther, usted se especializó en corrida con obstáculos ..pero en
estas situaciones ha tenido que lidiar con otro tipo de obstáculos..más
difíciles quizás..
R: (risa) ¡Sin duda! Esos obstáculos son mucho peores de saltear.
P: A lo largo de su vida ha tenido varios momentos duros con los que
lidiar…Munich por cierto…el perder allí a su entrenador, cuestiones de
salud personal cuando se hizo un trasplante de riñón, el fallecimiento
repentino de su esposo cuando tenía menos de 60 años… ¿Es posible decir
“esto fue lo más difícil”?
R: Ante todo diría que algo que me ayudó a lidiar con todo esto, fue el
deporte. No es casualidad que se dice “mente sana, cuerpo sano”…es una
gran verdad..Y yo lo cumplo día a día. Inclusive cuando tuve el
trasplante de riñón , un día antes corrí 3 kms. Y luego, cuando venía
gente a visitarme al sanatorio, yo les decía que traigan championes y
salíamos a caminar. Cada país al que voy, lo conozco haciendo mis
corridas. Mucho gira para mí en torno a eso. Es muy importante y me da
mucha fuerza.No es que me faltaron crisis…pero lidié con todo.
Sin duda, los obstáculos en la pista, no eran difíciles para mi.
Reconozco que nací con talento para eso, es una bendición que lo recibí
al nacer…No diría que tuve que entrenarme mucho…Claro que hay que
agregar otras condiciones, otras actitudes..
P: Disciplina, perseverancia..
R: Por supuesto. Sin eso, la capacidad innata no alcanzará. También tuve
entrenadores personales que fueron esenciales . Era disciplinada..y me
entrenaba, pero no en forma exagerada. Creo que bastaba con que no me
arruinen lo que llevaba conmigo.
En cuanto a los momentos difíciles, cada crisis , cada uno, ocupó su
lugar..Eso está claro…Pero sin duda, Munich fue la peor desgracia que
viví en lo personal. Era, además, muy joven. Yo hasta diría que fue más
traumático que la muerte de mis padres. Cuando se muere en forma
natural, uno , de alguna forma, puede entenderlo…pero lo de Munich..no.
Tampoco cuando falleció mi esposo pude entenderlo.Era joven, todo fue
repentino, fuimos a un cateterismo tras el cual teníamos que volver a
casa , lo acompañé al estudio, y media hora después de entrar a la sala
me dicen que murió…Y yo volví sola a casa….Fue terrible.
P: Y usted, a pesar de todo, siguió adelante..Es cierto que después de
la matanza de Munich pensó dejar la carrera y que finalmente continuó
porque la convenció su compañero de entonces, luego su esposo, Peter. Y
siguió cosechando éxitos, que le valieron grandes reconocimientos en
Israel.
R: Es cierto…Yo llegué a estar entre las seis mejores atletas mujeres
del mundo, lo cual se confirmó en las olimpiadas de Montreal pero creo
que es justo decir que a mi alrededor, era un mundo de drogados, en el
sentido que luego se descubrió que las otras atletas, las cinco que
estaban antes que yo eran del bloque oriental ( dos de ellas de Alemania
oriental, dos de Rusia y una de Polonia), todas ellas habían tomado
drogas antes de correr…. Y yo creo que en Israel se sabe la verdad..
P: Los reconocimientos fueron llegando con el tiempo, y el camino lo
sembró usted al seguir adelante a pesar de lo sucedido..
R: Es verdad…Recuerdo cuando el jefe de la delegación, en aquel día de
recuerdo a los muertos, cuando se interrumpió la olimpiada, dijo que
“vamos a seguir”, yo lloraba y pensaba que no hay quien siga. Yo fui la
única de los que quedamos, que continué. En aquel encuentro en Sudáfrica
entendí que a los deportistas mismos, les interesaba. Eso me dio
fuerza..Y la verdad es que pensaba en mi entrenador, asesinado en el
atentado, Amitzur Shapira, que siempre me decía “yo te llevaré a la
olimpiada”. No sabe qué feliz que estaba en Munich…
P: Al menos alcanzó a verla alcanzado logros, clasificándose para la
final..
R: Es verdad-..Me había conocido cuando yo todavía era una niña y cuando
yo corría bien, era como que realizaba sus sueños. Yo, en lo personal,
no sabía qué sueños tenía.Venía de un hogar religioso, donde no sabía
qué era el deporte..no tenía deportistas ídolos a los que admirar. No es
que yo tenía el fuego de la ambición de ser exitosa en el deporte. Tenía
talento innato para correr muy bien, eso sí..Siento que realicé sueños
de otros…el mío era ser profesora de deportes..y eso lo sigo siendo
hasta hoy. |