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"El tema no es conquistar el espacio, pero si existe algo, el hombre quiere estar allí presente"

dice el Profesor Mauricio Guelman, Director del Centro de Investigación del Espacio en el Tejnion - 

Instituto Politécnico de Haifa, Israel.

Ana Jerozolimski

El Profesor Mauricio (Moshe) Guelman, de 60 años, nació en Uruguay, donde estudió en la Facultad de Ingeniería, viajando luego a estudios en la Universidad de París. Al completar los estudios del Doctorado, llegó en 1969 a Israel. Trabajó durante 25 años en el centro de investigación más grande de Israel, Rafael, y desde hace nueve años está en la Facultad de Ingeniería Aeroespacial del Tejnion (Politécnico de Haifa). Desde hace cinco años dirige el Instituto de Investigación Espacial.

Profesor Mauricio (Moshe) Guelman

El hombre quiere estar presente

 

P: Profesor Guelman, cuando Israel se puso de duelo estos días por la muerte de su primer astronauta, Ilan Ramon, en el accidente del transbordador Columbia, se dijo, entre otras cosas, que él había realizado con su vuelo al espacio, el sueño de muchos niños. ¿También usted, dedicado a la investigación espacial, soñaba con llegar hasta allí y por eso optó quizás por estudiarlo?

R: No, son mundos totalmente diferentes. Yo soñaba que la capacidad del hombre le permite llegar al espacio e investigar el espacio y avanzar en la ciencia y tecnología, pero sinceramente, no para llegar yo allí personalmente. Se necesita un cierto espíritu de aventura, probablemente también un cierto valor que  sólo pocas personas puede ser que lo tengan. Por supuesto que me identifico con lo que hizo, pero desde el punto de vista personal, mi manera de mirar las cosas es un poco diferente.

 

P: ¿Cuál es esa manera? ¿Qué le atraía tanto en el espacio que lo llevó a usted a querer investigarlo?

R: El motivo principal esencialmente creo que forma parte de todo ser humano, es la curiosidad de conocer lo que aún no conocemos. Y sin ninguna duda, si miramos lo que ha pasado en la historia humana, el hombre de manera permanente ha visitado nuevos lugares en la Tierra. Y llega un momento en el que la Tierra nos es conocida, no completamente, pero nos es conocida. Y el espacio es lo que quedó como algo que nosotros todavía no conocemos. Y me era natural ser parte de la búsqueda del conocimiento en un lugar en el que el hombre todavía no había estado.

 

P: Está claro que las cosas se combinan ¿pero son dos vetas totalmente diferentes el querer investigar el  espacio para saber lo que no sabemos y el querer conquistarlo, con el elemento quizás de cierta arrogancia humana que eso puede incluir, para dominarlo?

R: Yo no creo que se trate de dominar, sino que forma parte del espíritu humano. Si existe algo, queremos estar allí, queremos conocerlo. Y desde ese punto de vista, es algo que cada uno de nosotros lo tiene adentro. El que tiene la posibilidad de usar lo poco de capacidad que tiene para tratar de descubrir lo que no es conocido, de manera natural se dirige a eso, en lo que cree que es capaz de hacer.

 

El accidente del Columbia tendrá un efecto en los jóvenes

 

P: ¿Cómo se sintió usted cuando vio, oyó, lo que había pasado con el Columbia?

R: Es un poco difícil de expresar. Esencialmente hay que decir que yo veía en el vuelo de Ilan Ramon sobre todo la influencia que iba a tener en la generación joven. Yo no creo que la parte científica o tecnológica de los vuelos humanos es la parte más importante. Lo principal es la posibilidad de un ser humano de identificarse no con una máquina, sino sólo con un ser humano. Eso iba a tener una influencia muy grande y yo lo he visto por mis relaciones con escuelas y liceos con las que tenemos actividades en este campo. Vi cómo eso influía en los deseos de las generaciones jóvenes de dedicarse a la ciencia y la tecnología. En el momento que pasó ese desastre, además por supuesto de la identificación con el dolor de la familia, sentí que queríamos crear algo nuevo, pero que el resultado fue una tragedia. Eso dio por supuesto un enorme dolor.

 

Duelo Nacional por Ilan Ramon

 

P: Mi sensación cuando vi cómo reaccionaba Israel a este accidente y la muerte de Ilan Ramon entre los  otros astronautas, era que -salvando las distancias y sin olvidar que las circunstancias eran totalmente diferentes- la situación era en algo parecida a la que sucedió al asesinato de Itzjak Rabin. Y me refiero en el sentido de que la muerte de alguien a quien la mayor parte de la gente no conocía directamente, llevó a un duelo nacional pero de tono muy personal. ¿Cree que eso tiene algo que ver con la necesidad israelí de aferrarse a simbolismos, quizás por la época difícil que se está viviendo?

R: Eso seguramente forma parte de lo que sucede en este momento en Israel. Pero es verdad que sucede no sólo aquí sino también en Estados Unidos e India, de donde había venido una de las astronautas. Pero por supuesto en Israel, dada la situación política y económica tan difícil que vivimos, la sensación de orgullo de tener por primera vez un israelí, un piloto de la Fuerza Aérea, como astronauta, de ser parte de la línea avanzada de la humanidad toda, era comprensible. Era el orgullo de tener a uno de los nuestros como parte de lo más adelantado que existe hoy en día.

P: ¿Usted conoció personalmente a Ilan Ramon?

R: No, pero conozco personalmente al segundo astronauta de Israel, Itzjak Maio, que se entrenó al principio con Ilan. Pero a través de conversaciones con gente que sí lo conoció, creo que habría sido muy bueno poder verle personalmente, pero no tuve la oportunidad.

 

P: Algo que aumentó estos días el dolor en Israel fue la imagen que irradiaba, según se lo veía en televisión. Esa sonrisa permanente que la gente captaba como algo cercano.

R: Exactamente. Eso forma parte de su personalidad y creo que eso debe haber sido seguramente uno de los motivos por los que fue elegido, para que sea un representante del cual todos pudiéramos estar orgullosos. Su personalidad era clara y eso también forma parte de la identificación con él.   

Ilan Ramon

Israel en el espacio

 

P: Cuando años atrás surgió este tema de enviar un astronauta israelí al espacio, por iniciativa del entonces Primer Ministro Shimon Peres y con la aprobación del Presidente de Estados Unidos Bill Clinton, como periodista sentí mucha curiosidad, pero también -quizás por ignorancia- me preguntaba en qué podrá Israel aportar en ese campo.¿Era justificado plantearse en tono dudoso el tema o está claro que si se acopla a un astronauta extranjero a un vuelo espacial, éste puede, sin problemas, ser un israelí?

R: Hay que entender que Israel es un país muy activo en el espacio. Desde fines del 70, principios de los años 80, Israel decidió tener una actividad muy intensa en el espacio y ser independiente. Ya en el año 88 Israel envió de manera independiente un satélite al espacio, el Ofek 1, con un lanzador hecho en Israel. En el año 95 Israel lanzó al espacio un satélite de comunicación y en el 98 lanzó un satélite experimental hecho en el Tejnion, que se llama Gurwin-Techsat en cuya construcción participaron estudiantes del Tejnion. Era bastante natural pensar que en una de las actividades más importantes, la presencia humana en el espacio, Israel también estaría. Esa decisión me pareció natural, no tanto desde el punto de vista científico y tecnológico, en lo cual Israel tiene una gran capacidad, sino por la posibilidad de la identificación con el astronauta, de darle importancia al tema del espacio y sobre todo tener una influencia positiva en las generaciones jóvenes, de modo que vean en la ciencia y tecnología su futuro.

 

P: Veo que tiene alma de educador. Como entendido que sigue el tema ¿no se sintió entonces sorprendido cuando oyó, años atrás, que habría un astronauta israelí? Para usted era una continuación lógica de lo que ya se había hecho.

R: Sí, me pareció algo natural. Por supuesto que Israel no va a invertir de ninguna manera en crear su propia capacidad de enviar seres humanos al espacio. Sólo dos naciones en el mundo han sido capaces de hacerlo, Estados Unidos y Rusia, o la ex-Unión Soviética. Todos los demás participantes humanos fueron enviados al espacio a través de la capacidad de esas dos grandes naciones. En Israel hay un interés muy profundo en el tema espacial por razones de seguridad, por razones económicas, por razones científicas, pero Israel no tiene la intención de invertir en vehículos que puedan llevar seres humanos al espacio.

 

P: ¿Se puede hablar de real cooperación entre Israel y Estados Unidos en este proyecto del Columbia? Sabemos que la inversión, la dedicación, es totalmente dispar en un país y en otro. ¿Israel podía aportar algo significativo?

R: No se puede comparar. Todo lo que tiene que ver con el vehículo espacial, el lanzamiento, las operaciones, es todo hecho por Estados Unidos. Israel no tiene en eso ninguna participación. La única participación de Israel era, durante el vuelo mismo, realizar algunos experimentos que fueron desarrollados en Israel -tanto en la Universidad de Tel Aviv como por estudiantes de un liceo de la localidad de Kiriat Motzkin- pero no del punto de vista de la operación o del envío o control de la nave espacial. No es una relación de igual a igual. No es en ese campo donde se encuentra la capacidad verdadera de Israel.

 

P: ¿Estados Unidos ganaba algo con asociar a un astronauta israelí?

R: Estados Unidos ya envió astronautas de varios países. Es esencialmente una razón política y no científica cuando se decide enviar a un astronauta de otro país, en este caso a un israelí. No creo que Estados Unidos tenga necesidad, en ese campo especial de seres humanos en el espacio, de la ayuda de Israel.

 

P: ¿Cuán desarrollada es la industria espacial en Israel?

R: Es sin duda muy desarrollada. Desde el punto de vista de investigación espacial, el único lugar de Israel en el que se enseña aeronáutica y la ingeniería aero-espacial es acá, en el Tejnion. Desde el punto de vista de la tecnología, este instituto es el único de Israel. Nosotros tenemos una participación activa en el programa espacial de Israel, en colaboración muy intensa con toda la industria espacial, con la industria aeronáutica, Rafael, Ellop, con el centro de Investigación nuclear de Najal Sorek. Nuestras actividades están relacionadas con nuevos sistemas de propulsión, de comunicación laser en el espacio, nuevos tipos de órbitas especialmente para imágenes remotas. Tenemos nuestro propio satélite, que fue enviado al espacio hace cerca de cinco años y sigue funcionando. El centro de control se encuentra acá. Son dos computadoras. Los estudiantes son los que de verdad hacen funcionar el satélite. Las antenas de comunicación están en el techo de este edificio. Y funciona bien. Tenemos un gran número de actividades educativas, tanto dentro del Tejnion -estudios graduados de Master y Doctorado - en temas de robótica en el espacio, propulsión, control, navegación, guiaje- como afuera, con liceos. Creamos, junto con la sociedad por el Avance de la educación en Israel siete clubes del espacio en siete escuelas diferentes del norte de Israel. Allí participan estudiantes de la Facultad junto con los profesores o maestros. Lo iniciamos este a o y tiene un éxito extraordinario y lo pensamos extender a todo Israel.

 

P: ¿A qué nivel se realiza eso? ¿Son clases extracurriculares, actividades optativas después de las horas de clase?

R: Así es. Es fuera de la hora de clase. El motivo esencial es atraer a gente joven al campo de la ciencia y la tecnología. Y hay grupos de entre 20 y 30 estudiantes liceales.

 

P: Usted dice ciencia y tecnología y eso suena mucho más amplio que aeronáutica o astrofísica.

R: Es verdad. La idea esencial es que no importa en qué campo, mientras sea ciencia y tecnología. La importancia del espacio es que atrae de manera tal que a través de los vuelos espaciales van a tener interés de entrar en esos campos.

 

P: El Comandante de la Fuerza Área de Israel, General Dan Halutz, dijo días atrás, después del accidente del Columbia, que hay que seguir con la investigación espacial y que Israel también querrá estar presente, ya que esa es un área de la que uno no puede ausentarse si no quiere dar marcha atrás.

R: Es verdad. Es como  las naciones del mundo que en los siglos XV, XVI y XVII tomaron parte del descubrimiento de nuevos mundos -Europa occidental- son los países que hasta el día de hoy están al frente del progreso de toda la humanidad.  Es exactamente lo mismo con el espacio.

 

P: Si se diera un puntaje para ubicar a Israel en escala mundial en cuanto a la investigación y uso del espacio ¿cuál sería? ¿Cómo sería la escala?

R: Sin ninguna duda Estados Unidos está en el primer lugar. Rusia está en el segundo, Francia en el tercero, Japón es cuarto. Y a pesar de que India tiene un programa espacial enorme, hay ciertos campos en los cuales Israel sería el quinto. Y está luego China. Yo he visitado China y hay temas concretos en los que Israel está mucho más avanzado.

 

P: O sea que de todos modos, Israel sería el quinto o sexto en el mundo..

R: Así es. Hay sólo siete países en el mundo que fueron capaces de manera independiente de tener un lanzador y satélites. Israel es uno de ellos.

 

P: ¿Qué relación tiene todo esto con el tema de la seguridad?

R: Se sabe hoy en día que uno de los elementos principales es información. Satélites tienen la capacidad de tomar fotos de manera continua, de gran resolución, fotos capaces de dar información esencial. Eso es sabido. La posibilidad de comunicarse a grandes distancias también es un elemento principal. En estos dos temas no existe ninguna alternativa al espacio.

 

P: ¿Pero sólo en esos aspectos? ¿El estar en el espacio o haber podido llegar a él no da una supremacía en otro ámbito?

R: Es mucho más complicado. También la capacidad de lanzar satélites tiene su significación.

 

P: Justamente en eso pensaba.

R: Exactamente. Es la tecnología que se encuentra al frente de todas las demás y el hecho de estar en el espacio indica cuál es la infraestructura tecnológica de un país. En el momento que un país se encuentra  entre los primeros cinco o seis del mundo, se puede entender cuál es el significado general, no solamente en el espacio mismo sino en lo que tiene que ver con todos los temas relacionados con la tecnología.

 

P. ¿Israel es reconocido en efecto a ese nivel?

R: Claro que sí, pero no voy a comparar las posibilidades de Israel, por ejemplo, con las de la Unión Europea. En los campos en los que Israel ha invertido esfuerzo -y no es en todos, sino limitados a algunos- su puesto es reconocido mundialmente. Y al hablar de invertir no me refiero sólo a dinero sino al esfuerzo de gente dedicada al tema.

 

P: El Primer Ministro dijo que no tiene dudas de que habrá otros astronautas israelíes. ¿Usted tampoco tiene duda?

R: Si no pongo un límite de tiempo, la respuesta es que yo tampoco tengo dudas.

 

Vuelos humanos o robots

 

P:¿Cuál es el desafío que distingue el campo de los vuelos humanos, de las otras cosas que se han hecho en el espacio?

R: La diferencia esencial entre vuelos robóticos, con instrumentos controlados desde la Tierra, y vuelos con seres humanos, es que en los vuelos humanos la mayor inversión está dedicada al mantenimiento en vida de los seres humanos que van en la nave espacial. Es allí donde está la parte esencial del vuelo y no en los resultados del vuelo mismo. En los instrumentos robóticos de imágenes remotas, de comunicación o telescopios espaciales, los instrumentos son el elemento esencial y el objetivo es enviar resultados que tienen un significado científico y tecnológico claro. Pero cuando hay un vuelo espacial con seres humanos, el primer elemento es asegurar la vida de los seres humanos. El centro de gravedad es totalmente diferente.

 

P: ¿Eso puede afectar el éxito o disminuir las probabilidades de éxito de los experimentos científicos?

R: No, la única diferencia radica en la enorme inversión necesaria para garantizar la seguridad de los seres humanos. El costo es tal que resulta probablemente entre cinco y diez veces más caro enviar una nave espacial con seres humanos que naves robóticas. La inversión es no tanto en los resultados de la investigación o en los estudios de la tecnología necesaria sino en conservar la vida humana.

 

P: ¿Pero eso no necesariamente significa que se vean afectados los experimentos mismos?

R: Eso no tiene que afectar los experimentos mismos, pero tiene sí una influencia de varios tipos. Por ejemplo: el tomar fotos desde el espacio. Cuando se lo hace con una nave espacial en la que hay seres humanos, hay una ventaja, dado que el ser humano es flexible y puede decidir en qué dirección tomar sus fotos, pero la desventaja es que está limitado en tiempo, mientras que cuando es posible hacerlo con naves espaciales robóticas, se lo hace durante años sin problemas, pero sin flexibilidad alguna. El resultado final es que es mucho más efectivo desde el punto de vista de la inversión, hacerlo con máquinas y no con seres humanos. Pero la cuestión de seres humanos en el espacio tiene un significado que va mucho más allá de la parte científica o técnica. Tiene que ver con lo filosófico, con la pregunta de si la presencia del ser humano es esencial para poder decir que estamos en el espacio. Y la decisión al respecto ya fue tomada desde el principio de la era espacial. Los primeros en tomar la decisión fueron los soviéticos cuando enviaron a Gagarin, menos de cuatro años después del envío del primer Sputnik. Y fue tomada por Kennedy cuando decidió enviar un ser humano a la luna cuando era posible llegar con naves robóticas, cosa que la URSS hizo. O sea que el significado es la presencia misma del ser humano, no sólo lo científico y técnico.

 

P: Pero desde el momento que se sigue con la línea de vuelos humanos ¿también hay un elemento de conveniencia científica o es sólo por el deseo de estar presentes?

R: Es una pregunta que hoy en día se encuentra en el centro de discusión de la comunidad espacial en todo el mundo. Cada diez años hay una conferencia sobre el tema y la última fue en Houston, Texas. Allí el punto principal es adónde vamos ahora, cuál es el destino de la humanidad en relación con los vuelos espaciales. Yo participé entre otras discusiones, en dos de los temas. Uno es vuelos robóticos frente a vuelos con seres humanos y el otro era adónde volar si se opta por los humanos. No hay una respuesta clara. Hay muchas opiniones diferentes. Los vuelos humanos eran claros en el momento en que había competencia entre la Unión Soviética y Estados Unidos. Formaba parte de la misma competencia y era un elemento esencial en la misma, pero hoy en día ese conflicto ya no existe. O sea que la humanidad entera, sin competencias de por medio, tiene que tomar la decisión al respecto. Y la decisión no es fácil. Por eso no hay una posición clara. La decisión debe ser tomada por supuesto por líderes políticos, porque la necesidad de enormes sumas de dinero forma parte esencial de la aventura espacial.

 

El futuro: La Luna

 

P: Justamente le quería preguntar si una decisión sobre “adónde ahora”, debe ser tomada por los políticos o por los expertos.

R: La decisión de hecho es de los políticos, pero los que tienen que dar la información necesaria sobre cuáles son las posibilidades, las ventajas y desventajas de cada una de ellas, son los expertos. Pero la decisión final, que está relacionada con enormes inversiones de dinero que en definitiva paga la sociedad toda, tiene que ser tomada por los elegidos del pueblo, por los políticos.

 

P:¿Cuál es su opinión al respecto? ¿Adónde habría que ir ahora en los viajes espaciales?

R: Hoy en día la principal actividad en la cual se invierte la mayor suma de dinero es la estación espacial internacional, que tiene una relación muy estrecha con las naves espaciales. Yo no creo que esa sea la dirección que hay que tomar. En mi opinión la dirección que se tiene que tomar si la idea final -y creo que esa es la idea final- es poder vivir en otros mundos, es establecer colonias en el lugar más cercano a la Tierra, que es la Luna, en la que el ser humano ya ha estado. Es una estación espacial que existe de forma natural. ¿Por qué no usarla? ¿Qué sentido tiene crear una luna artificial, que es la estación espacial internacional, cuando es posible hacerlo de una manera totalmente distinta en nuestro satélite natural, invertir la mayor parte del dinero en esa dirección?

 

P: ¿Usted ve a seres humanos viviendo con normalidad en la luna?

R: Existe la capacidad de hacerlo, sin ninguna duda. El ser humano tiene sin duda la capacidad de crear las condiciones para que sea posible hacerlo. No para poder crear nuevas colonias en la Luna, sino como parte de las grandes aventuras del futuro. No de esta generación ni de la próxima, sino de las próximas decenas y centenas de generaciones de la raza humana. Es un proceso continuo en el cual recién estamos al principio. Solamente veo a la luna como el primer paso en esta dirección.

 

P: Y llegar a otros planetas, a Marte por ejemplo , ¿seguirá siendo sólo película o se convertirá en realidad?

R: Eso forma parte de la capacidad humana hoy en día, pero con dificultades inmensas porque la tecnología que usamos ahora en realidad es muy parecida a las que se usaron en los a os 60, en el viaje a la Luna. No hubo una revolución en ese sentido. Es un proceso que va a llevar probablemente decenas de años, en crear nuevos motores que sean más rápidos que los que tenemos ahora, nuevos materiales, nuevos sistemas de comunicación. El progreso de la tecnología va a permitir hacer cosas totalmente diferentes en una generación o dos. Pero es claro que existe la posibilidad. Yo, como ya dije, creo que ahora hay que concentrarse en la Luna, que allí habría que ir, pero es parte de la discusión. La gran discusión es la Luna o Marte, porque en Marte existe una atmósfera, en la Luna no, o sea que las condiciones son diferentes. Pero no hay duda de que las diferencias son tan enormes en distancia y en las necesidades de poder transmitir en forma rápida y efectiva los medios para sobrevivir allí, que mi decisión sería ir a la Luna y no a Marte.

 

P: ¿De qué distancias estamos hablando? ¿A qué distancia llegó el Columbia, a cuánto está la Luna y a cuánto está Marte?

R: Columbia llegó a unos 300 kilómetros de altitud. La luna se encuentra a 384.000 kilómetros y Marte se encuentra -depende en qué época del año- a algo así como 150 millones de kilómetros. Eso significa que hay diferencias muy importantes en el tiempo requerido para llegar a cada sitio. Para poder llegar a una órbita como la del Columbia se precisan entre 10 y 15 minutos. Para llegar a la Luna, con los medios que existen hoy en día, necesitamos 4 ó 5 días y para llegar a Marte se habla de aproximadamente un año. Si hay que estar en el lugar con los elementos necesarios para poder sobrevivir  y luego volver, se puede entender cuál es la dificultad en lo que a Marte respecta.

 

P: Estos son aspectos interesantísimos. Y no puedo resistir preguntarle, con todo esto de fondo, si usted mira desde una óptica especial las películas de ciencia ficción.

R: Por supuesto que todos nos hemos visto influenciados desde la niñez por lo que hemos visto y leído. De eso no hay ninguna duda. No creo que haya alguien que no haya leído a Julio Verne. Eso tuvo una influencia. Pero no es a razón de la literatura de ciencia ficción que pienso lo que pienso sino que trato de ver qué es lo que la humanidad tiene como destino. Yo suelo dar el ejemplo de lo que pasó en el siglo XVI en Europa, con los viajes transatlánticos iniciados antes en la época de Colón y el descubrimiento del Nuevo Mundo. Pienso en el tiempo que llevaba en esa época atravesar el océano, cuáles eran las dificultades en ese momento. La gente se sorprende cuando lo digo, pero desde la época de Colón hasta hoy el hombre ha sido capaz de multiplicar la velocidad en la que viaja por un factor 2000. Si nosotros fuéramos capaces de multiplicar la velocidad en la que viajamos en el espacio por ese mismo factor 2000,  podríamos ver claramente que los tiempos de viaje en el sistema solar se reducirían a horas o pocos días y no sería imposible viajar también a otros sistemas solares. Si esa multiplicación ya lograda llevó 500 a os, puede ser que la otra también lleve otros 500, pero dado que uno cree en el progreso humano, estoy convencido de que lo que nosotros hacemos ahora va a ser multiplicado por un gran factor durante las próximas generaciones. Lo que ahora parece imposible, que en 20 minutos se pueda cruzar el Océano Atlántico -llevó un mes en la época de Colón- podrá lograrse y la misma relación puede ser creada también en los vuelos espaciales. 

 

El Espacio: esencial para el progreso en la Tierra

 

P: ¿La investigación del espacio ha aportado a lo que es la vida humana en la Tierra?

R: Yo creo que quizás no hay suficiente conciencia de la enorme diferencia que existe hoy en el mundo a causa de los vuelos espaciales. Todo lo que tiene relación con la comunicación, hasta lo más simple, como poder ver el fútbol, no importa dónde sea el partido, el poder ver la Copa del Mundo en todos lados como si el mundo fuera una única unidad, es gracias al espacio. Desde el punto de vista de las comunicaciones la Tierra se ha convertido en una unidad, en la cual toda la humanidad participa al mismo tiempo. Eso es posible sólo a través del espacio.

 

P: Por los satélites...

R: Exactamente. Nuestra posibilidad de hacer previsiones meteorológicas de manera totalmente diferente  a lo que se hacía antes, es consecuencia de esos satélites. Uno de los grandes motivos por los cuales llegó a su fin el conflicto entre la Unión Soviética y Estados Unidos, fue el uso del espacio para que cada lado pueda observar lo que hace el otro. Eso creó la confianza necesaria para que puedan firmarse los tratados que le ponían fin. Y eso condujo luego al resultado adicional que la URSS no fue capaz de avanzar al mismo ritmo que EEUU y eso tuvo una influencia enorme en la victoria de Estados Unidos en la guerra fría. Hay docenas de otros temas que podría dar como ejemplo. Hay inclusive materiales que se usan día a día en la tierra que fueron creados a causa de la necesidad de avances tecnológicos para poder hacer vuelos espaciales.

 

P: O sea que quien se pregunta para qué gastar tanto, para qué arriesgarse tanto, simplemente no conoce el tema..

R: Exactamente.

 

Razones desconocidas

 

P: Usted menciona esos materiales y eso me hace pensar inevitablemente en las especulaciones que se hacen estos días sobre las causas del accidente del Columbia. ¿Cree usted que en esas baldosas cerámicas que protegían al transbordador de las altas temperaturas creadas al entrar de regreso a la atmósfera, puede estar la explicación? Se sabe que una parte del tanque de combustible se desprendió con el despegue y que eso pegó del lado izquierdo, rompiendo al parecer algunas de esas baldosas..

R: Es prácticamente imposible en este momento dar una opinión que tenga un valor real. Lo único que sabemos ahora es el resultado final. Estoy convencido que en estos momentos los ingenieros de NASA están investigando toda la información que la nave envió desde el espacio. Toda nave espacial envía a la Tierra información a través de la telemetría, de cientos y miles de instrumentos de medición que se encuentran a bordo y que transmiten continuamente desde el momento del lanzamiento. Los datos son registrados en la Tierra. Esos datos están hoy en día en las computadoras y no tengo duda de que están revisando toda esa información. Me imagino que están empezando desde el final hacia atrás, o sea lo último después de la entrada en la atmósfera. Existen también modelos matemáticos muy desarrollados con los que se puede recrear en la computadora todas las condiciones posibles de vuelo. Basados en la información de las medidas que fueron tomadas, en la información de las medidas que fue registrada durante todo el vuelo y los modelos verificados por más de cien vuelos ya concretados, se podrá recrear  lo que sucedió y así confirmar de manera clara y segura qué es lo que de verdad pasó. En estos momentos no puedo decir qué pasó. Hay muchas posibilidades pero no creo que tenga información suficiente para dar una respuesta.

 

P: Pero lo que está siendo publicado sobre ese golpe a las baldosas térmicas, no suena descabellado ¿verdad? Si realmente la protección se vio dañada, puede haber sido fatal....

R: No, no es imposible que ese sea uno de los motivos. Y si va a ser, estoy seguro de que NASA va a tener un gran interés de indicar claramente qué es lo que sucedió. Hay que entender que desde el punto de vista de Estados Unidos, aparte de la pérdida humana, el desastre del Columbia tiene una significación muy profunda. Por lo tanto deben tener el máximo interés en comprender claramente qué es lo que sucedió. Todo el programa espacial de EEUU depende ahora de cuáles serán las conclusiones de los estudios que están haciendo en este momento.

 

P: ¿Le parece concebible que alguien en NASA supiera de antemano que hay una falla fatal y que no haya tomado las medidas debidas del caso?

R: Yo no lo creo posible. Me parece totalmente imposible. NASA es un sistema que funciona con mucha gente y si no se dijera la verdad, no podría funcionar. Si realmente sucedió algo así, se va a saber. De todos modos, no creo que de manera consciente alguien lo haya hecho. No es imposible que alguien puede haber dicho que cree que una falla captada puede tener como consecuencia tal o cual escenario, pero puede haber gente que tenga como respuesta otra opinión y que el resultado  sea que se decide que eso no tendrá influencia en el desenlace final del vuelo.

 

P: También en la guerra de Yom Kipur, en el 73, la información sobre un inminente ataque egipcio-sirio contra Israel existía, pero el problema fue su evaluación..

R: Así es.

 

P: En el periódico israelí Maariv salió una nota de opinión interesante, en la que el Profesor Assa Kasher, que suele escribir sobre temas de ética, se alaba que si realmente alguien sabía que había una falla fatal y estaba seguro de que no sería posible salvar a los astronautas, era mejor realmente no decirles nada, para no torturarlos con la certeza de que iban a morir. ¿Qué le parece ese tema? Es una duda muy humana.

R: Es una pregunta muy humana. Ante todo, no creo que ese haya sido el caso. No creo que los ingenieros de NASA, la gente en la sala de control, hayan tenido ese tipo de información. Pero hipotéticamente, si hubiera existido esa información, creo que lo que escribió el Profesor Kasher es verdad.

 

P: Es como dijo Rona Ramon, la viuda de Ilan: Murió feliz. Y lo mismo, cabe suponer, sus compañeros.

R: Exactamente.

 

P: ¿Cree que los astronautas habrán sufrido o no alcanzaron a darse cuenta de nada?

R: Es una pregunta imposible. Yo conozco varios astronautas, uno de ellos de Francia. Le pregunté si dado que se sabe de antemano que existe un riesgo muy grande -y ellos son conscientes de ello- de que puede suceder lo peor, si tiene tiempo de tener miedo o de sentir algo. Su respuesta fue que no, a pesar de que son conscientes, porque están todo el tiempo ocupados en lo que tienen que hacer y la mente no está dedicada a qué es lo que me puede pasar. No es como un pasajero en un avión que está sentado y no tiene posibilidad de hacer nada. En ese momento el astronauta tiene una actividad intensa de mirar diversos instrumentos y me imagino que la mente está concentrada en tratar de buscar el método de cómo es posible continuar la actividad normal.

 

P: ¿Cree natural, comprensible, justificable que se vea a Ilan Ramon como héroe nacional israelí?

R: Ilan Ramon ya hizo en el pasado cosas que forman parte de lo que un héroe haría. Todos saben que él participó como piloto en la Fuerza Aérea en el ataque al reactor nuclear irakí. Era consciente perfectamente de los riesgos del vuelo espacial y los corrió de manera clara. El saber cuáles son los riesgos y ser capaz de enfrentarse con ellos con el espíritu con que él lo hizo, creo que eso define a un héroe.

Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo

5 de febrero de 2003

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