P: ¿Estaría en lo cierto si digo que cuando más uno se acerca, más
claro queda en cuánto tienen aún por aprender a conocerse mutuamente
católicos y judíos?
R: Sin duda que si, porque de esa forma queda de manifiesto que es mucho
más lo que nos une que las diferencias que podamos tener. Y, además, no
se puede querer lo que no se conoce.
P: De todos modos, se ha andado ya un trecho nada corto ¿no es así?
R: Sí, desde el Concilio Vaticano II, podemos decir que formalmente se
comenzó un diálogo, pero hay testimonios de experiencias previas, de
quienes intuían que ese era el camino, aunque a nivel oficial las
posiciones estaban aún encontradas.
P: ¿Cómo vive usted, dentro de la Iglesia, como católico, la
importancia del diálogo judeo-cristiano en general, o digamos judeo-católico?
R: Para mi es muy importante.
Aquel deseo de Jesús, transformado en oración: "Padre, que todos sean
uno", creo que vale no sólo en el diálogo ecuménico, es decir, entre
cristianos, sino también en el diálogo interreligioso. Pero no con afán
proselitista, para convertir al otro, sino para lograr convivir en
armonía y cooperación, más allá de las diferencias. Además, el diálogo
no supone que cada uno abandone parte de sus convicciones para
encontrarse en un punto en común, sino todo lo contrario. El verdadero
diálogo exige creyentes convencidos y arraigados en su fe; no se trata
de convencer al otro. Para mi esta experiencia vivida en Israel supuso
confirmar mi fe católica a la vez que un gran acercamiento al mundo
judío.
P: ¿Cree que se puede hablar de quién lo necesita más? El Papa Juan
Pablo II, de bendita memoria, hablaba del pueblo judío como "nuestros
hermanos mayores".. pero ¿sería correcto decir que para los judíos este
diálogo parece más esencial, por una cuestión numérica?
R: No, para nada, no es una simple cuestión numérica, sino esencial. Me
parece muy afortunada la expresión de Juan Pablo II. Hay una mutua
necesidad y no creo que sea mayor de una parte u otra; de hecho los
cristianos debemos reconocer que el pueblo judío es el elegido por Dios,
el verdadero heredero de la promesa. Por eso digo que las cuestiones que
requieren el diálogo son esenciales, no de conveniencia.
P: Sabemos que a menudo, en muchos ámbitos, una cosa son las órdenes
formales, el marco oficial y otra la situación concreta en el terreno ..
Me refiero a temas como lucha contra los prejuicios en general. ¿En qué
medida se puede decir que el diálogo con el pueblo judío es parte de la
misión actual de la Iglesia, de su enseñanza y no mera iniciativa de
aquellos sacerdotes, a distintos niveles, que se identifican con ello?
R: Sí, de hecho este es uno de los compromisos que nos llevamos del
encuentro. Debemos tratar de eliminar muchos prejuicios infundados que
dificultan enormemente el diálogo. No se trata de declaraciones formales
sino de trasmitir esa cercanía que hemos experimentado, al pueblo
católico. Por eso los invitados eran sacerdotes jóvenes, que trabajan
principalmente con jóvenes, pues se
trata de ir cambiando la mentalidad en las nuevas generaciones,
erradicando prejuicios.
P: Durante mucho tiempo, los judíos tuvieron reservas respecto a la
Iglesia, por etapas históricas en las que, como bien sabemos, el
antisemitismo era más que nada de fuentes cristianas. ¿Siente que eso
está totalmente superado? Me refiero tanto a sentimientos antisemitas
inspirados en la acusación de deicidio, por ejemplo, que el hasta hace
poco Papa Benedicto XVI echó por la borda inclusive en uno de sus
libros, como a las sospechas de parte judía respecto a la visión
cristiana.
R: Sí, la iglesia ha sido muy clara al respecto, especialmente desde el
documento conciliar Nostra Aetate, hasta el presente, como bien dice
usted, con las intervenciones favorables al encuentro superando errores
del pasado, de Benedicto XVI y Juan Pablo II. Si en algunas personas o
grupos aún no estuvieran superados estos sentimientos, podemos decir que
no están en sintonía con la Iglesia, con su teología y su magisterio
respecto al tema.
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El uruguayo del
grupo, Pbr. Dr. Gabriel González Merlano, parado, Ángel en el
medio,
detrás del Rabino en Kreiman, en el encuentro judeo-católico en
Israel. |
P: Todos estos temas ¿fueron tratados también en el seminario en
Israel? Me imagino que el desafío era también hablar de los problemas,
no sólo de que hoy el camino es diferente. verdad?
R: Claro que sí, por eso, como antes expresaba se trataba de una semana
de estudio teológico, donde a la vez de advertir las coincidencias, y
todo aquello que el cristianismo ha heredado del judaísmo en cuanto
tradiciones, ritos, etc., también tomar conciencia de las diferencias. Y
esto ya es avanzar, precisamente porque el camino es diferente, porque
si bien ya se ha caminado bastante en el diálogo, ahora hay que
profundizar en la reflexión teológica, lo que constituye todo un
desafío.
P: Un buen amigo mío, muy creyente y católico, me dijo una vez que en
resumen, lo que nos diferencia a judíos y cristianos es que los judíos
todavía esperamos al Mesías y los cristianos creen que ya ha
llegado..¿También usted lo ve como algo tan sencillo?
R: Si todo fuera tan simple, esperaríamos tranquilamente la llegada del
Mesías, pues coincidiríamos plenamente, ya que lo que para los judíos
sería la primera llegada, para los cristianos sería la segunda. Algo de
eso hay, pero también hay mucho más, incluso en este aspecto concreto no
creo que tengamos la misma visión acerca de la naturaleza y
características de este Mesías. Con esto quiero decir que el diálogo a
nivel teológico no es tan sencillo, es muy profundo, pero es posible y
muy constructivo e integrador.
P: ¿Hay más que une a las dos religiones..o que separa? ¿Qué puntos
de unión destacaría?
R: Ya antes lo dije, es más lo que nos une. Desde el momento que tenemos
un testamento, una revelación, que es común a ambos, no hace falta
señalar todo lo que compartimos.
P: Volviendo a la visita misma... ¿qué le pareció Israel? ¿Le
sorprendió?
R: Sí, me sorprendió mucho. Al visitar esta tierra se desmitifican
muchas informaciones interesadas que se nos trasmiten. Es sorprendente
la convivencia entre distintas culturas, a pesar, insisto, de la imagen
de violencia que muchas veces trasmiten los medios de comunicación, que
nos hacen creer que ir a Israel es peligroso. En otro aspecto, asombra
ver el aprovechamiento de la tierra para el cultivo, en una geografía
que no es favorable; esto a los uruguayos nos llama la atención, ya que
tenemos tanta tierra ociosa, sin producir.
P: Recuerdo que hace muchos años entrevisté en Jerusalem a Monseñor
Víctor Gil, Obispo de Minas, que aunque estaba visitando Israel por
primera vez, hablaba como conociendo todo, por las lecturas bíblicas..
¿También usted sintió en cierto modo que estaba llegando a algo
conocido?
R: A pesar, que ya conocía, siempre se llega a Israel como un lugar
familiar, ya que uno a través de la Sagrada Escritura va haciendo un
recorrido espiritual. Pero también en ocasiones es sorprendente, pues
verse físicamente en la geografía de los relatos bíblicos es una
experiencia muy especial.
P: ¿Y no es difícil andar por la Jerusalem terrenal, conociendo más
que nada la celestial?
R: Sin duda, allí se vive una espiritualidad muy profunda. El que no se
siente llamado a rezar, a tener una experiencia espiritual seria, es
porque no quiere, porque la misma atmósfera, y la cantidad de lugares
sagrados, invita a ello, uno se ve arrastrado. Y queda de manifiesto
cuando vamos a otras ciudades de Israel, como Tel Aviv, que es una
típica ciudad occidental, secularizada, alejada de Dios.
P: ¿Cree que los líderes religiosos pueden jugar juntos un rol
importante en pro de la paz?
R: Sí, claramente. La religión muchas veces en la historia ha sido, y
sigue siendo, parte del problema, muchas guerras son por motivos
religiosos. Por eso, es importante que, en este mundo convulsionado, las
religiones pasen a ser parte de la solución. Todas ellas muestran al
hombre la apertura a la trascendencia, sin la cuál no hay plenitud, sin
Dios el hombre se pierde, carece de identidad y por tanto no puede
existir reconciliación con sus hermanos, a los que debe ver como imagen
de ese Dios del cual él es imagen y por tanto como semejantes. Sin esa
apertura al otro no hay verdadera paz.
P: ¿Cómo se siente respecto a la situación de los cristianos en
Oriente Medio?
R: Sabemos que Medio Oriente es un caldo de cultivo de enfrentamientos
religiosos, principalmente entre musulmanes y cristianos, y estos por
ser minoría llevan la peor parte. Sin duda que esto no contribuye al
respeto del derecho fundamental a la libertad religiosa, tanto de las
personas como de los grupos. Este derecho se ve herido, cada vez que se
persigue o incluso mata a aquellos que poseen una creencia diferente a
la dominante. Pero también esta realidad de persecución ofrece la
posibilidad del testimonio, el perdón, la reconciliación. Son muchos los
cristianos que en medio de esta difícil situación dan ejemplo de ello,
viviendo su vida cristiana, como lo que es, una vocación, y no un
destino del que hay que huir. Justamente, para reflexionar sobre estos
temas, Benedicto XVI convocó, en el año 2010, un Sínodo de Obispos en
Medio Oriente.
P: Sin duda, la situación es compleja.. y los cristianos lidian en la
región con no pocos desafíos.. Gabriel, ¿hay un antes y un después de
una visita como la que usted realizó a Tierra Santa, a Israel?
R: Sí, porque no fue un viaje más, una peregrinación, para mirar desde
afuera tantos lugares, sin duda, cargados de significación, sino un
encuentro interreligioso en el que tuvimos la oportunidad de compartir
desde dentro distintos aspectos de una cultura que está en nuestras
raíces cristianas. Los conocimientos adquiridos y las vivencias
compartidas fueron la diferencia.
P: ¿Siente que volvió a Uruguay con un compromiso de diálogo
interreligioso?
R: Sí, de hecho esa era la consigna, conocer, para poder dar testimonio
de lo vivido y aprendido, especialmente de cara a esa tarea de la que
hablábamos, de eliminar prejuicios.
EL PAPA FRANCISCO
P: Y no podemos finalizar esta entrevista sin comentar sobre la
reciente elección del Cardenal Bergoglio como nuevo Papa Francisco. ¿Qué
le inspira? Por ahora, parece que está tocando muchos corazones.
R: Sin duda una sorpresa, pero muy agradable, por cierto. Su sencillez y
humildad, su modo de comunicación directo y fraterno, es lo que toca los
corazones; muestra la imagen de una Iglesia muy cercana al pueblo. De
ahí el nombre elegido, por todo lo que significa Francisco de Asís como
reformador de la Iglesia, no desde el poder sino desde la pobreza.
P: Una Iglesia de los pobres y para los pobres dijo el Papa. ¿Lo
conoce? ¿Es realmente tan especial, sencillo y humano como parece?
R: No puedo decir que lo conozco, sólo porque alguna vez lo haya visto.
Pero, por lo que ya se sabía y ahora circula, lo que está haciendo, la
forma como se muestra, tiene antecedentes, pues así se manifestaba
siendo Cardenal Arzobispo de Buenos Aires. Con esto quiero resaltar la
coherencia; su constante referencia a la pobreza, su renuncia a cierta
vestimenta o símbolos materiales costosos, o que vaya en bus en lugar de
limusina, no es un gesto demagógico, porque lo mismo hacía en Buenos
Aires; entonces, hay autenticidad.
P: En lo que a la relación con los judíos se refiere, entiendo que no
podría haber habido una mejor elección. ¿Le parece?
R: Estoy totalmente de acuerdo, sólo nos cabe esperar que siga en la
misma senda de Juan Pablo II y Benedicto XVI, e incluso que la
profundice. También aquí tenemos antecedentes y actos concretos desde el
primer día de su pontificado. En cuanto a sus antecedentes, en
Argentina, fue comprometido promotor del diálogo con los judíos y lo
demostró especialmente siendo un activo defensor de la causa de la AMIA.
Y actualmente, a pocas horas de haber sido nombrado Sumo Pontífice,
tiene el gesto de dirigir una carta al Rabino de Roma, invitándolo para
la inauguración de su pontificado, en la que expresa su deseo de
contribuir al progreso registrado en las relaciones entre judíos y
católicos desde el Concilio Vaticano II, para una renovada colaboración
al servicio de un mundo en armonía con el Creador. Todo un programa, en
la misma línea de sus predecesores, si tenemos en cuenta la cercanía que
ellos tuvieron con el Rabino de Roma.
P: Gabriel, yo le agradezco muchísimo su tiempo y haber compartido
conmigo estos pensamientos que tanto enseñan y enriquecen.
R : Muchas gracias Ana.
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