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“Estoy convencido que con el Estado Palestino, se hará la mayor contribución a la paz”.
Lo afirma, en entrevista especial, el Dr. Alem García, Presidente de FEARAB -Uruguay
Por Ana Jerozolimski

Llama a los gobernantes de Israel y Palestina a mirar la situación en Uruguay y América, donde 

“no hay problemas entre árabes y judíos”.

El Dr. Alem García fue Presidente de la Cámara de Diputados, Secretario General de la Convención del Partido Nacional y parlamentario durante más de diez años. Es abogado y continúa militando en el Movimiento de Rocha del partido Nacional.

P: Dr. Alem García, ante todo, le agradezco mucho que haya aceptado esta entrevista para “Semanario Hebreo”.  Como se imaginará, el detonante que me ha llevado a hacerlo, fue el reciente congreso de FEARAB en nuestro país, en cuyo marco el Presidente de la  República José Mujica anunció que el año próximo  Uruguay reconocerá a Palestina.  Cuando usted, como Presidente de la mencionada institución, hizo uso de la palabra y se dirigió al Presidente, dijo que “Uruguay tiene desde 1947 una deuda” con Palestina. ¿A qué se refería? Lo único que se me ocurre es que eso fue una crítica al apoyo de Uruguay a la resolución de partición de Palestina que llevó a la creación del Estado de Israel….

R: Disculpe, pero Usted está interpretando erróneamente las palabras que pronuncié en la apertura del Congreso de Fearab-América. No realicé ninguna crítica, como Usted lo entiende. El pasado, lejano o reciente, no se puede modificar. Lo que pasó, pasó, por tanto, lo que ocurrió –eso se da en todos los órdenes de la vida- no se puede modificar. Sí, es obvio, en el presente, se pueden cambiar las consecuencias producidas por hechos del pasado.

Respecto, específicamente, a la referencia de que Uruguay tiene una deuda política y moral con el pueblo palestino, se vincula a una realidad objetiva que es la siguiente: Uruguay fue de los países que votó la resolución de Naciones Unidas que creó el Estado de Israel, esa misma resolución, como Usted lo sabe, también, creó el Estado Palestino. Uruguay, como la gran mayoría de los países que votaron la mencionada resolución, votó, en consecuencia, la creación de dos estados. Los palestinos, el pueblo, la gente común y corriente que conforma la comunidad nacional palestina, todavía están esperando la concreción del Estado Palestino, dicho de otro modo, aún esperan el cumplimiento efectivo de la resolución del año 1947.  

P: Debo confesarle que sus palabras sobre la deuda uruguaya, supuestamente, desde el 47, me chocaron, ya que lo que Uruguay hizo no fue apoyar la creación de Israel como algo aislado sino, recordemos, apoyar la partición de la histórica tierra de Palestina en “un estado judío y un estado árabe”, tal cual decía la  resolución 181 de la Asamblea General.  El liderazgo sionista aceptó esa partición, pero el mundo árabe la rechazó y se lanzó a atacar a Israel… ¿Cree hoy, mirando hacia atrás, que esa actitud  de los países árabes en aquel momento, fue un error que terminó perjudicando a los palestinos?

R: Parece que sigue sin entenderme. No le deberían chocar mis palabras. El sentido de las mismas es muy claro. El Uruguay sí, cierto, tiene una deuda con el pueblo palestino. Votó en Naciones Unidas la creación del Estado Palestino, en el mismo momento en que se dispuso crear el Estado de Israel. Los que votaron en Naciones Unidas, deberían preocuparse por el fiel cumplimiento de las resoluciones. El Uruguay y todos los países que votaron por la creación del Estado Palestino, saben, que la resolución no se ha cumplido, como lo sabe todo el planeta. La resolución de creación del Estado Palestino se aprobó en 1947. Aún hoy, esa parte de la resolución está por cumplirse. La omisión o incumplimiento es de una evidencia incuestionable.

Esta pregunta, en realidad, no es tal, es su opinión, sobre un hecho que pasó hace 63 años. Yo no quiero opinar sobre circunstancias del pasado lejano, por una simple razón: tendría que opinar sobre muchos hechos terribles, muy lamentables, que ocurrieron en este largo proceso, en el que hay responsabilidades de todos. ¿Qué sentido tiene que yo diga que actitudes de algunos gobiernos árabes de hace 60 años perjudicaron a los palestinos? También podría decir que, en el pasado lejano y, además, en el presente, Israel no ha tenido la suficiente diligencia y voluntad política para ayudar a los palestinos para que tengan su Estado, libre, soberano e independiente. Tampoco tendría mucho sentido hacer ese señalamiento. Lo que importa ahora, es otra cosa. Me parece, que hablar y opinar del pasado, no es el mejor método para contribuir, en el presente, al gran objetivo de la paz.

P:  Estoy de acuerdo en que lo principal es el futuro y que ambos pueblos tienen que mirar para adelante, pero creo que no es una cuestión meramente semántica eso de la “deuda” uruguaya o de todos los países que votaron por la creación de los dos estados, uno judío y otro árabe. Creo que la deuda la tienen los países árabes para con los palestinos. El mirar al futuro, no significa que haya que considerar irrelevante la razón por la cual esa resolución no se cumplió. Podrá uno decir “aquello ya pasó, miremos hacia adelante”. Aunque yo personalmente considero que hay que tener presente  el pasado para evitar repetir sus errores, no creo que plantear el relato histórico en términos inexactos, sirva a los intereses palestinos de hoy. Esto me hace acordar de una entrevista que realicé años atrás al entonces líder palestino de Jerusalem oriental Faisal al Husseini. Cuando me dijo que falta cumplir la mitad de la resolución 181 porque existe sólo Israel, le recordé que la otra parte no se cumplió porque los árabes no lo quisieron. Tras unos segundos de silencio me dijo: “Es verdad. Fue un error”. ¿Cree que hoy ya está claro que el enfoque debe ser otro?

R: Veo que Usted  le atribuye la “deuda” a los países árabes.  Es su opinión. Yo creo que todos los países que votaron la resolución del 47 tienen una inmensa deuda con el pueblo palestino, deuda  que aún no la cancelaron, pues, crearon en Palestina dos Estados, uno se constituyó y desarrollo, el Estado de Israel. ¿Qué pasa con el otro? ¿Hasta cuándo habrá que esperar para que exista un Estado Palestino?  El asunto es muy claro. Hay un incumplimiento flagrante de la propia resolución del año 47.

Es una lástima que Usted insista tanto en el pasado. ¿Será ése el método de los gobernantes de Israel? Espero que no. Si fuera así, será muy difícil alcanzar la paz. Tengo la esperanza de que, en algún momento, el pueblo de Israel ponga en el gobierno a personas que, con mente abierta, sin olvidar el pasado, no sean condicionados por él.  

P: Yo también quiero que el gobierno israelí sepa mirar hacia el futuro, sin olvidar el pasado, pero no menos, que los árabes aprendan de los errores del pasado…

R:  El pasado ha sido terrible, para israelíes y para palestinos, el presente, también. Claro que no hay que olvidar el pasado, pero, si los gobernantes de uno y otro lado siguen prisioneros del pasado de muerte y de odio, no se concretará nunca la paz. Yo creo en la superación. Estoy convencido que, mas acá o más allá en el tiempo, surgirán dirigentes políticos en Israel y en Palestina con la idoneidad, con la capacidad, con los sentimientos y con la fuerza que posibilite la unión y la convivencia pacífica entre israelíes y palestinos.

P:  Que Dios lo oiga…Dr. García, usted ha solicitado al Presidente, tengo entendido, el reconocimiento del Estado palestino. Creo que hace ya mucho no está en discusión que los palestinos tendrán su Estado… ¿Cree que con su creación se terminarán los problemas? Se lo pregunto porque los problemas empezaron cuando los territorios en los que se exige crearlo, estaban en manos árabes, no israelíes…

R: Si, es cierto, le pedí al Presidente Mujica que reconociera al Estado Palestino y estableciera relaciones diplomáticas, como una modesta contribución de nuestro país en pro de la paz.

Usted pregunta y opina, está perfecto, cada uno tiene su estilo.

P: Le recuerdo que le comenté de antemano, cuando combinamos la entrevista, que éste es un tema especial en el que seguramente discreparíamos….Creo que lo central  es que aunque esté manifestando también mi opinión-algo que no suelo hacer en todas las entrevistas, pero que en ésta sentí que era inevitable- , quiero escuchar también la suya y que los lectores podrán leerla justamente en estas páginas…

R: Pero, como Usted opina que “hace ya mucho no está en discusión que los palestinos tendrán su Estado”, me obliga a decirle que tal afirmación es inexacta. Casi  todos, de la boca para afuera, dicen eso, pero, si ello fuera cierto, ya tendría existencia plena el Estado Palestino. Y Usted sabe, como es obvio, que no es así y que ha habido una cerrada negativa a la creación del Estado Palestino.

¡No me hable de en qué manos estaba tal o cual porcentaje de los territorios, por favor! Me remito a la realidad objetiva: cada vez los palestinos tienen menos territorios.  El territorio asignado a los palestinos está reducido a la mínima expresión. La realidad de hoy no está en concordancia con lo que se resolvió en Naciones Unidas en el año 1947.

P: Le hablo de eso porque no es un detalle nimio a mi criterio...tampoco el por qué la realidad sería imposible que fuera como lo resuelto en el 47…por todo lo que ya expuse antes…pero me parece bien que miremos hacia adelante, con la esperanza de que las cosas cambien para bien…

R: Estoy convencido, sí, que con la creación del Estado Palestino, se hará la mayor contribución a la paz. Lo que no significa que desaparezcan absolutamente todos los problemas como por arte de magia, no, no será así. El gobierno de Israel tendrá que controlar a sus dementes y el gobierno de Palestina tendrá, también, que controlar a sus propios dementes. Desde América, vemos las cosas de diferente manera. No sé de qué forma, pero, tal vez, sea conveniente que los israelíes y palestinos con responsabilidad política vean que, especialmente, desde América Latina, se puede contribuir al objetivo superior de la paz. Las colectividades judías y árabes de nuestros países tienen excelentes relaciones, a todos los niveles, en la convivencia diaria, en el relacionamiento de sus instituciones. Al Club Libanés del Uruguay, por ejemplo, ha concurrido el Embajador de Israel (Yosef Arad), acompañado por el Comité Central Israelita. En América, por suerte, los corazones de árabes y judíos no se han llenado de amargura y de odio. Situación ésta, que, tal vez, pueda contribuir.

P:  Es un lindo punto éste que usted menciona. Ojalá esa buena convivencia se trasladara a otros lares….  Le agradezco mucho el tiempo que ha dedicado a esta entrevista Dr. García. Le diré que ha sido “un placer” discrepar con usted en algunas cosas y concordar en tantas otras. Gracias nuevamente.

R: Muchas gracias a usted por esta oportunidad.

 

 

 

PRIMERO, URUGUAYO. LUEGO, DESCENDIENTE DE ÁRABES.

 

P: Dr. García, usted tiene familiares en Siria, de donde llegaron sus antepasados a Uruguay. ¿Cómo es hoy el contacto? ¿Tiene comunicación directa?

R: Sí, tengo una numerosa familia en Siria. Mi abuelo y dos hermanos más vinieron de Siria, cuando se produjo la invasión del ejército de Turquía. Tengo fluido contacto con mis parientes. Dentro de unos días vendrá a Montevideo un primo de mi padre con su señora.

P: Usted, de ascendencia árabe, es uruguayo de pura cepa. Por sus raíces, se siente evidentemente vinculado a esa ascendencia ya que supongo que de lo contrario no sería el Presidente de FEARAB Uruguay. Pero como uruguayo y por ende demócrata que es ¿cómo ve desde nuestro país el acontecer en Oriente Medio? No me refiero ahora al tema israelo palestino en absoluto, sino a tantas otras cosas que suceden en una zona donde hay todavía tanto por cambiar…radicalismo religioso, opresión de la mujer, falta de democracia…

R: Como todos los descendientes de árabes, en mi caso, yo primero soy uruguayo, después, descendiente de árabes. Lo dije en la apertura del Congreso de Fearab-América delante de delegaciones de casi todos los países americanos y ésa afirmación fue muy aplaudida, por tanto, es la prueba de que ése es un sentimiento generalizado. Claro que en el Medio Oriente habría que cambiar muchas cosas. Naturalmente, yo no soy quién para imponer mi criterio, ni está al alcance de mis posibilidades, pero, tengo convicciones muy profundas, adquiridas desde mi escuela rural y pública. Soy demócrata y republicano, artiguista y saravista. En consecuencia, no concibo ni justifico la existencia de estados religiosos. Los estados tienen que ser, en mi opinión, laicos. En Uruguay sería impensable que el Estado sea cristiano, musulmán o judío. Los fanatismos religiosos son un verdadero atraso. Soy partidario, obviamente, de la libertad de culto. Los gobiernos y los Estados, en modo alguno, pueden tener el signo de una religión. Sería un retroceso total, por ejemplo, que Israel se transformara en un Estado Judío, pues, supongo, que en Israel hay personas de religión cristiana, musulmanes y de alguna otra y, también, debe haber personas que no creen en ninguna religión.  

P: Israel ya es un Estado judío, lo cual no quita que debe respetarse plenamente a quienes profesan otra fe…Pero supongo que usted se refiere a un estado estrictamente religioso…  

R: Obvio, me refiero a un estado religioso en sentido estricto, pretendiendo imponer su credo a los demás, en las escuelas, en los casamientos  y en todas las actividades del país. Lo que opino para Uruguay, en el sentido de que lo mejor es que el Estado Uruguayo sea laico, como lo es desde hace muchísimo tiempo, también, lo opino para el resto de los países. La laicidad favorece la convivencia entre los seres humanos, porque ofrece la más absoluta libertad religiosa, cada ciudadano tiene derecho a creer en lo que estime, según su leal saber y entender.  

P; ¿Me contaría un poco de su historia familiar, de sus raíces? Además, usted nació con el apellido García, pero no era el original de su familia ¿verdad?

R: Mis raíces árabes están en Siria. A Uruguay llegaron tres hermanos, primero vino mi abuelo Mohamed El Hom, desde una zona semi desértica de Siria y se acriolló, transformándose en comerciante y, a la vez, productor agropecuario, en la frontera con Brasil, en el Departamento de Rocha. Como muchos árabes en Uruguay, adoptó un nombre, en su caso, José María García.

P: Como es natural, en estas páginas, se han publicado diferentes historias de inmigrantes judíos llegados de diferentes partes de Europa. Menos ha salido sobre inmigrantes de origen árabe. Sería bueno conocer también esa parte… ¿Qué recuerdos tiene de la presencia que tenía en su hogar natal ese cambio que hizo su abuelo, el paso que dio al llegar a tierra uruguaya?

R: Soy segunda generación acá en Uruguay, mi padre, Mustafá, nació, también, en Rocha. Yo nací en la casa de mi abuelo Mohamed, en la que vivíamos todos, al lado del comercio, de ramos generales, sobre las orillas del Río San Luis, que desemboca en la Laguna Merín,  que es el límite con Río Grande do Sul, Brasil. Tengo muchos recuerdos, tuve una niñez muy buena, prácticamente, el patio de la casa era ese hermoso Río San Luis, navegable, el mas profundo de Uruguay, desde la Laguna Merín, por ese río venía un barco, movido a vapor, que  traía mercadería inglesa y brasilera al comercio de mi abuelo y regresaba con los llamados “frutos del país”, o sea, cueros, lana, girasol y maíz. Mi abuelo árabe, como jefe de una familia numerosa, compuesta por once hijos y docenas de nietos, nos enseñó mucho de la cultura árabe y nos inculcó valores que hacen a la dignidad humana. Siempre escuchaba, de madrugada, en invierno en la cocina y en verano debajo de la parra, por onda corta, a través de una radio gigante, audiciones de Damasco, de Beirut y de El Cairo, a veces, terminaba de escuchar llorando, seguramente, extrañando a su madre y hermanos y el lugar que tuvo que dejar. Mi abuelo, pienso, era un ejemplo de convivencia, en la mesa de su cocina grande, cada poco tiempo, se sentaban a comer con nosotros, judíos que iban de Montevideo a venderle mercaderías, todos terminaban haciéndose amigos de él.

P: Qué linda descripción….. ¿Ha visitado alguna vez la tierra de sus mayores?

R: Sí, claro, la primera vez que fui, fue en la década del 70, luego, muchas veces, perdí la cuenta.

P. En el Congreso de FEARAB, si no estoy  equivocada, usted destacó la convivencia pacífica entre uruguayos judíos y uruguayos de origen árabe. El común denominador oriental, es clave por cierto. ¿Ha tenido usted algún contacto especial  con uruguayos judíos en distintos marcos? Las distintas posiciones respecto a un tema que nos toca a todos, pueden dividir, pero la vida es muy fuerte y los puntos de encuentro también tienen su gran empuje… ¿Cómo ve usted esa relación?

R: Siempre he tenido contactos con judíos, primero, como dije, por mi abuelo que tenía varios amigos judíos, empezaban por una relación comercial y luego se hacían amigos, los amigos judíos de mi abuelo se quedaban en su casa. Luego, en la Facultad de Derecho. Posteriormente, en mi trabajo profesional. Acá en Uruguay, diría que en América, no existen problemas de relacionamiento entre árabes y judíos, por esa razón decía antes, que los gobernantes del Medio Oriente, especialmente, los de Israel y Palestina, deberían mirar con más atención este panorama auténtico y cierto que se da aquí, en el relacionamiento entre unos y otros, que es consecuencia de algo muy real: aquí, en esta zona, en este barrio del mundo, los corazones de árabes y judíos no se han llenado de amargura, ni de rencor, ni de odio, reconocemos las diferencias y las admitimos como naturales. Y, especialmente, existe entre nosotros, un sentimiento, un anhelo generalizado: queremos la Paz para todo el Medio Oriente y, en especial, que prevalezcan las buenas relaciones y la concordia entre israelíes y árabes. Cuando ello suceda, Palestina e Israel, transformarán la zona y surgirá, no tengo dudas, un poderoso polo económico-comercial, científico y tecnológico, con una peculiaridad única en el planeta, marcada por el factor histórico y cultural.

P: Que así sea. De su boca a los oídos de Dios..y de los gobernantes..

R: Ojalá.

Por Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo
Nº 2455 - Año XLIX
Jueves 18 al 24 de Noviembre de 2010
11 de Kislev de 5771

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