Le agradecemos el tiempo dedicado a esta entrevista y la cordialidad que
inspira de inmediato en el diálogo, que precisamente por su sencillez y
cercanía, permitió el tuteo, no por falta de respeto a su investidura y
cargo.
P: ¿Cómo se conjugan tus identidades? Senadora, médica, mujer líder....
R: En primer término, mi identidad es como mujer. Como tú bien decías,
he venido a una reunión de mujeres de todo el mundo, pero creo que hay
determinadas definiciones en las que uno tiene que dejar en claro que lo
de ser Senadora y tener un cargo elegible por parte de la ciudadanía, es
algo a término. Ojalá uno pueda seguir renovando la confianza de la
gente, porque
va a significar que efectivamente cumplió con las cuestiones a las que se
comprometió. Pero siento que mis ideas las puedo llevar adelante como
mujer comprometida, como socialista, independientemente de que esté en un
cargo de representación tan representativo como el Senado, trabajando
desde cualquier lugar. Las definiciones que uno quiere llevar adelante,
son compromisos que se pueden ejercer desde cualquier lugar en que una se
encuentre como ciudadana.
P: Pero el potencial de alcance de acción es otro estando en un puesto así,
verdad?
R:
Claro. Sin duda se puede hacer más desde el gobierno que desde la oposición.
Yo creo que en Uruguay habrá un ciclo de gobiernos progresistas, porque
las reformas que están planteadas van a ser llevadas adelante. Esos fenómenos
no se concretan en cinco años. Cierto es que hay necesidad de generar un
cambio de mentalidad. Estando en Israel, qué te puedo decir de lo que
significa que la gente se proponga y haga el esfuerzo para lograrlo ¿no?
Un pueblo que vive en la situación en que vive y sin embargo uno ve la
alegría en la gente en el diario vivir y también una serie de
realizaciones sociales y económicas que no son maná del cielo, sino que
se logran con esfuerzo.
P: ¿Hay alguna vivencia de lo que has visto en Israel, que piensas que se
puede extrapolar a Uruguay? Si bien hay similitudes también hay por
supuesto muchas diferencias entre los dos países, pero mientras Israel
tiene problemas de aceptación en su entorno regional, Uruguay tiene
problemas en el suyo en cuanto a que se encuentra entre dos economías
gigantescas que no le hacen la vida fácil....
R: Nuestros barrios no son fáciles para vivir. El nuestro, por lo menos
últimamente, y salvando las distancias, claro..Ahora, en cuanto a
similitudes o comparaciones, te diré lo siguiente. No por haber venido
ahora del Museo de la memoria del Holocausto voy a estar impactada, aunque
lógicamente uno se siente profundamente conmovido. Pero también me ha
pasado en otros países que han vivido situaciones muy difíciles, que
comprendí que cuando las recuerdan y destacan, no es que viven en el
pasado, sino que es reconocer la historia. Hay que tener esos espacios
para conservar esa memoria. Sobre todo porque los jóvenes muchas veces ,
al no vivir esas situaciones dramáticas, piensan que hay cosas que se
puede arriesgar. Políticamente hay que ser muy consecuentes con la
democracia, para que determinadas cosas no ocurran. Y hay que generar una
sociedad muy inclusive y muy tolerante, dentro del respeto de la ley. Está
el riesgo de que la sociedad se fragmente. Creo que hay que apelar a la
inclusión, al respeto de lo diferente. Creo que esa es una de las cosas
que uno acá ve, que también lo ves en el Holocausto, de cómo aquello
que fue diferente terminó en lo que todos sabemos. Creo que son valores
que hay que fomentar en la sociedad de manera permanente: el respeto, la
tolerancia.
P: Justamente hay jóvenes de la colectividad que están desarrollando un
proyecto muy interesante que se llama Proyecto Shoá, cuyo objetivo es
concientizar a la sociedad en general sobre el peligro del extremismo y la
intolerancia. No se trata sólo de un mensaje para la colectividad judía,
que recuerde, sino para la sociedad uruguaya toda, para protegerse a si
misma y a todos sus miembros.
R: Y vemos lo que pasa en Europa, donde no logra eliminar la xenofobia.
Pero también lo hay en América Latina. Advertir el peligro que significa
la estigmatización y las conductas que puedan no incorporar diversidades,
es realmente un compromiso con el cual países que tenemos una historia de
democracia como Uruguay, tenemos que efectivamente rescatar. Muchas veces
períodos de dictaduras como nos tocaron vivir, o ideologías que se
imponen en el mundo, hacen que nuestros
jóvenes no puedan acceder a una cultura de valores que son universales
para toda la vida.
P: ¿Cómo te trató Israel estos días?
R: ¡Muy bien! Realmente Mashav y el Centro Golda Meir tienen estas
experiencias que nos sirven mucho a todos. Yo estoy relativamente
acostumbrada a participar de eventos donde se expresa la multiculturalidad
y situaciones diversas, pero al haber sido un grupo relativamente chico,
mujeres de unos 50 días, se permite otro conocimiento. Por haber estado
en sesiones trabajando, no hemos tenido tiempo de pasear y recorrer mucho
aunque sí hemos visto algunos lugares históricos que uno se lleva en el
corazón y en la retina. Pero hemos visto un país en construcción que
creo que es de un nivel de excelencia. Eso es lo que muestra que por el
hecho que haya un rescate permanente de la memoria, uno no se ancla en el
pasado sino que lo toma como una plataforma imprescindible para proponerse
un presente y un futuro promisorio. Yo me alegro de haber venido y lamento
de no haber podido venir antes en otras ocasiones en las que fui invitada,
pero a veces los compromisos no lo permiten. Me voy gratamente
impresionada.
P: ¿Cómo te imaginabas a Israel?
R: Te digo lo que yo de alguna manera temía y la reacción que tuvieron
instantáneamente otras participantes, cuando hubo determinado ruido-que
era el viento- que parecía una sirena. Todas paramos el oído y nos
miramos y luego reconocimos que silbaba el viento. Pero uno piensa que se
va encontrar en un clima mucho más hostil. No es que quiero trivializar
la situación que se vive sino que logran combinar de manera increíble la
vida cotidiana, el desarrollo, los proyectos a largo plazo, con esa
situación bélica, de conflicto de tantos años. Creo que eso no es fácil.
Eso se logra cuando uno realmente está muy convencido de que importa
salir adelante y que las cosas se
logran batalla por batalla. Hay que lograr siempre para preservar los
derechos.
P: ¿Sorprende que un país en guerra tenga proyectos a largo plazo?
R: Si. Creo que no todos pueden combinar esas dos cosas. Y me parece que
eso es algo maravilloso, que sin duda Israel se lo propone transmitir y lo
transmite, por más que sean pocos los días en que estuve y uno tenga una
visión limitada, eso capta ese impulso.
P: ¿Se habló algo del conflicto y de la nueva etapa de negociación con
los palestinos?
R: Estuvo incorporado el tema en algunos de los discursos oficiales en los
distintos eventos. Creo que hay expectativas, que nadie se planteaba
apostar todo a la cumbre de Annapolis porque cuando ha habido otras
instancias en las que hubo fracasos, uno aprende que tiene que tener una
esperanzadora cautela.
P: En los últimos años, especialmente a raíz de la intifada que había
estallado a fines del año 2000, inclusive figuras de izquierda en Israel,
fueron muy críticas de la actitud palestina. Pero lo que te quería
mencionar era un diálogo que mantuve con una persona del kibutz Metzer,
una localidad muy de izquierda ideológica y práctica en sus relaciones
con los palestinos, que me hablaba de su impresión sobre la actitud de
algunos sectores de izquierda en América Latina, diciendo que parecían
apoyar a sectores reaccionarios y anti democráticos en el mundo árabe,
en lugar de a la democracia israelí que luchaba contra el terrorismo. ¿Cómo
lo ves?
R: Efectivamente, muchas veces no hay equilibrio cuando uno juzga
situaciones políticas, viéndolas desde un lugar donde uno está
involucrado de otra forma. Uno tiene a veces una dificultad en separar lo
que es el legítimo derecho de los pueblos a vivir en sus territorios, de
metodologías terroristas. Ahí, las confusiones son muy grandes. Uruguay
tiene definiciones históricas con relación al
conocimiento tanto del Estado de Israel como del Estado palestino, pero
también tiene condenas- en eso capaz que pudo haber habido en algún
momento valoraciones a la distancia no tan precisas como la realidad lo
podía haber exigido. Hay cosas que nosotros, como izquierda, no acompañamos,
y nos parece que las alternativas de los muros no son alternativas
que ayuden. Claro, para quien vive de alguno de los dos lados y le puede
llegar una bala, no es fácil entenderlo. Y reconozco que es muy difícil
de entender. No creo que la izquierda de América Latina sea unánime en
la valoración hacia Israel y los países árabes. En su mayoría creo que
la izquierda latinoamericana condena el terrorismo. Creo que el terrorismo
no es de izquierda. Y esa es la primera frase que hay que tener clara.
P: Con esta frase resumiste lo central....
R: Eso no quita que uno pueda, críticamente, realizar observaciones
acerca de que hoy en el mundo es imprescindible recuperar el
multilateralismo. Los últimos gobiernos estadounidenses han sido una
provocación al mundo y hay que reconocer que a veces hay países
tienen determinadas alianzas coyunturales que reflejan intereses estratégicos
que otros no llegan a comprender, pero eso no quita que uno pueda seguir
reclamando que se recupere la multilateralidad porque esa es una de las
garantías de paz en el mundo. |