"Al empezar a pintar, uno solo quiere ser famoso. 

Después, lo que lo mueve es el amor por pintar"

Dice el pintor y escultor colombiano Fernando Botero durante su visita a Israel

El artista Fernando Botero acaba de visitar por segunda vez Israel, con motivo de la apertura de una exposición de sus pinturas en el Museo de Tel Aviv. Años atrás, expuso sus grandes esculturas en el Museo Israel de Jerusalem. Su estada en el país hizo posible esta entrevista, en la que recalcó repetidamente su pasión por lo que hace y su esperanza que la obra que deja, le trascienda en el tiempo. La conversación con Botero fue llevada a cabo conjuntamente con nuestra colega Reina Ben-Habib.  

Fernando Botero

P: Maestro Botero ¿se anima a decir cuál de sus obras es la que más le gusta?

R: La verdad es que no tengo una favorita, pero digamos que la exposición que tengo acá refleja más o menos la mejor calidad de mis trabajos, porque ha sido seleccionada entre muchas obras por el Director del Museo y la Curadora. Creo que hicieron realmente la selección acertada, es un grupo muy demostrativo de lo que es mi trabajo.

 

P: ¿ Y cómo ve usted su propio trabajo, de figuras de tanto volumen? Alguien podría decir que son grotescas.

P: Yo veo una gran belleza en lo que yo hago. Es decir: yo no trato de hacer la fealdad. Yo hago unas obras en las cuales se hace mucho énfasis sobre el volumen. La gente, alguna gente, lo puede encontrar grotesca, otra gente no, es decir en el sentido de que hay una coherencia a través de todo el cuadro, que hace que esa deformación no sea una deformación gratuita sino que es una

deformación general que obedece a una idea en el arte. Y por otra parte no solamente yo hago figuras humanas que pueden parecer grotescas, sino que hago naturalezas muertas, paisajes, es decir, es una deformación que viene de una idea, de la idea que el volumen es muy importante en el arte. Y bueno, después obviamente hay un poco de sátira, un poco de humor, pero nunca eso es el motor de mi trabajo sino que generalmente viene a último momento como toques que permitan al espectador relacionarse más fácilmente con la obra. Y por otra parte, esos toques a veces son la forma de cerrar la composición de la obra, de

encontrar la solución de la obra.

 

P: Usted vive la pintura, no sólo trabaja en ello....

R: Yo digo que lo que me sucede es que como he vivido tan metido dentro del problema de la pintura...si alguno me dice a mi "un árbol", yo no pienso en el árbol que uno ve en la naturaleza , siempre, no sé, inmediatamente

pienso en un árbol pintado por alguien .... cuando uno vive obsesionado con la pintura le puede suceder eso y a mi me sucede.

 

P: ¿Trabaja con modelos?

R: Yo trabajo sin modelo. Yo nunca he tenido un modelo en mi vida. Todo mi trabajo es de imaginación. Yo creo que el arte debe ... debe ser hecho de imaginación, porque da mucha más libertad...no es que yo esté interesado en deformar el cuerpo femenino, sino que yo hago eso con todo lo que pinto. Yo no veo mis figuras como mujeres gordas porque ... por ejemplo, el caso de Rubens. El pintaba mujeres gordas, porque uno ve una mujer de Rubens, pero los objetos que rodean esa mujer, tiene proporción normal. Entonces en ese sentido uno puede pensar que hay gordura en la pintura. Pero en el caso mio yo no lo veo así, porque yo veo una figura femenina o masculina, lo que sea, y lo que hay detrás de esa figura, es decir los objetos, o el paisaje o la arquitectura, pues tiene la misma deformación. O sea que de fondo hay una coherencia que yo personalmente no veo eso como figuras gordas. Yo lo veo eso como una deformación de estilo. Pero en cambio en Rubens y en otros pintores sí veo que hay mujeres gordas.

 

P: Ha hecho retratos de una manera muy singular. Tampoco en ellos usa modelos.

R: El modelo me limitaría muchísimo .... Retratos no hago si no de personajes, generalmente pintores muertos hace muchos años, lo que me permite una gran libertad y no tengo que darle cuentas a nadie sobre cómo le quedó la nariz, cómo le quedaron las orejas ... sin rendir cuentas. Yo hago mis retratos imaginarios con gran libertad. En esta exposición hay un retrato de Velázquez, otro de Giacometti, ...varios retratos de pintores...Me gusta trabajar en obras en las cuales no tengo que dar cuentas a nadie.

 

P: ¿Es más fácil así?

R: La verdad es que no tengo ninguna atracción por los retratos. La verdad es que nunca he sentido...no sé..me parece casi muy limitado el campo del retrato. Yo prefiero hacer una pintura que sea más bien basada en situaciones imaginarias, poéticas si se quiere, imposibles o...poco probables, no imposibles sino poco probables. Quiero que crean en la poesía en la pintura. Por ejemplo, como hay un cuadro ahí en la exposición que es una cuadrilla de matadores de toros...el matador con su cuadrilla, en un bosque. El sitio menos probable donde encontrar una cuadrilla de matadores sería en medio de un bosque, pero eso, ese tipo de situaciones, me divierten, me interesan. Es decir: yo pinto, no soy surrealista en el sentido que no pinto cosas imposibles como pintan los surrealistas, sino que pinto cosas improbables, pero que podrían suceder. Una cuadrilla de matadores podría estar en un bosque...o he pintado un obispo bañándose en un río. Es muy poco probable que de pronto un obispo se vaya a meter en el agua con todos sus vestidos, con toda su vestimenta, pues es lo más

improbable. Pero no es imposible. Entonces a mi me gustan las situaciones improbables, pero no imposibles. Y así hago muchas cosas.

 

P: ¿Busca la sensualidad en sus obras?

R: Yo pienso que una de las cosas que el pintor debe apostar .. es la sensualidad. Y la sensualidad en realidad es más seca, digamos, que el arte. En el arte siempre hay una exaltación de la vida y entonces se ve esa exaltación de la vida también tiene que tener mucho de sensual. Y entonces uno le comunica a la realidad esa especie de sensualidad.

 

P: Hay críticos que alegan que usted pinta como pinta porque eso es lo que funciona hoy en día, que es bueno para marketing. ¿Tienen razón?

R: En absoluto. Yo he pintado así, digamos con esta idea...he pintado así toda mi vida. Y claro, pues hoy en día soy un pintor que ha tenido mucho éxito, pero durante muchos años no tuve. Es decir que durante muchos años yo hice lo que estaba creyendo que debía hacer y no tenía ninguna reacción de parte del público, muy poca, apenas la mínima que se puede tener. O sea que no es que yo haya hecho una investigación de marketing, de rating para hacer mi trabajo...Es absurdo. Yo hice mi trabajo basado en la idea, obviamente muchas ideas, pero la cosa más evidente en mi trabajo es la idea de que el volumen es un elemento muy importante del arte y eso lo descubrí o lo confirmé cuando fui estudiante en Florencia, siendo muy joven, viendo las obras de los grandes Maestros del Renacimiento y de las épocas anteriores, que me dieron la convicción de que eso era muy importante. Yo empecé a trabajar así, que es como lo opuesto a lo que se ha hecho en el Siglo XX. La pintura del siglo XX ha sido muy plana. 

Casi todos los pintores pintaban -Matisse, Picasso, etc- casi nunca mostraban la tercera dimensión de las cosas. En cambio a mi sí me interesó eso y por eso también mi pintura aparece tan distinta a la de todo el mundo en el sentido de que se consideraba en este siglo que la pintura debía ser plana, porque la escultura es tridimensional. Pero significa si uno cree eso, tendría que negar cinco siglos de pintura, pues que existieron desde Giotto hasta nuestros días, hubo toda una pintura que tuvo espacio y volumen. Total que bueno, yo he hecho mi pintura basado en una experiencia personal, en una experiencia cultural, en una experiencia de lecturas, de pinturas, de visitas a grandes museos y finalmente a una convicción, no basado en una cosa de marketing o esas ridiculeces...Claro que los críticos pues cuando nos quieren atacar, siempre inventan las cosas más absurdas, pero a mi francamente los críticos no me interesan en absoluto, ni los que hablan bien de mi ni los que hablan mal de mi. Yo soy el crítico más duro de mi trabajo, total que no necesito críticos para criticar mis obras. Yo las critico duramente.

P: Si es autocrítico como dice ¿quisiera cambiar algo de si mismo?

R: Seguramente muchas cosas quiero cambiar de mi, porque no me considero en absoluto perfecto, pero sí me considero al mismo tiempo muy afortunado de haber vivido como he vivido, en el sentido de que he vivido dedicado totalmente a lo que más me interesa que es el arte, sin tener nunca que ocuparme de nada distinto, total que bueno .... pues he llevado, he tenido una vida naturalmente con dramas como la que tiene todo el mundo, pero básicamente ha sido una vida muy satisfactoria de trabajo y de amor por lo que uno quiere.

 

P: ¿Le cuesta desprenderse de sus obras?

R: Debo decir que sí, mucho. Me cuesta desprenderme de las obras. Hoy en día, sobre todo. Cuando uno está empezando, uno siente como que puede, que tiene todo por delante, que puede hacer todas las obras, que tiene toda la energía del mundo para hacer todo, pero claro, a medida que pasan los años y uno lleva 50 años pintando, pues uno se da cuenta de que hay obras que son irremplazables, que fueron un momento de lucidez, o un momento de energía especial que las

produjeron y bueno, pues sí, me cuesta trabajo, me cuesta trabajo desprenderme.

 

P: Usted ha pintado cuadros de temas casi identificados con otros artistas, como los girasoles, que uno los ve y dice que son de Van Gogh...

R: Yo creo que uno puede tomar cualquier tema, aún el tema más trillado, como se dice, o más apropiado por ahí como es el tema de los girasoles, que obviamente hoy día uno pinta girasoles como lo pinte, lo puede pintar cubista, surrealista y todo el mundo va a decir "Van Gogh", lo que es absurdo. Porque en el fondo la

pintura siempre ha sido pintar lo mismo en forma distinta. Es decir porque siempre la gente pintó flores, pintó hombres, mujeres, árboles, caballos, montañas, etc, y siempre las pintó distinto. Pero dio la casualidad que Van Gogh pintó girasoles de una forma magistral, pero eso no significa que uno no pueda volver a tocar el tema de los girasoles ... Entonces yo, como un desafío a mi mismo, pues yo quise pintar un cuadro de girasoles y pinté varios, que fue completamente distinto al de Van Gogh, pero claro, uno puede un cuadro completamente distinto al de Van Gogh y la gente siempre dice "Van Gogh"!. Es así, siempre. Hay varios temas que Van Gogh pintó tan magistralmente que se apoderó de ellos. Pero es interesante realmente hacer el desafío de pintar la misma cosa tratando de hacerlo de una forma totalmente distinta.

 

P: ¿Es apasionado en la vida igual que en la pintura?

R: Pues si, espero que si.

 

P: Leí una cita interesante que le fue atribuida. Decía que el arte es necesariamente deformación de la naturaleza. ¿Así lo ve?

R: La cita es exacta ... Cualquier artista que piensa sobre la naturaleza, sobre el arte, deforma, porque aún escultores que se consideran realistas, por ejemplo la gente dice que le gustaba la pintura realista como la de Rafael, pues eso no es cierto que sea así. Uno saca una mujer de Rafael de un cuadro y la pone aquí y esa mujer es completamente deforme. O sea que la belleza del arte es deforme, y la belleza de la naturaleza es completamente distinta a la belleza del arte. Las grandes bellezas del arte serían feas, serían mujeres feas en la vida real, e igualmente las más bellas mujeres del mundo hoy en día, pintadas, serían de una banalidad terrible. Y si usted toma a Claudia Schiffer y hace un cuadro, le resulta insoportable el cuadro. Entonces la idea de la belleza y del arte corresponde a una deformación. Esa deformación es más suave o más fuerte. Digamos que hay pintores que han trabajo más cerca de la realidad o más lejos de la realidad, pero ... los pintores del 600 y del 500 en Europa, hacían una pintura que era ligeramente deforme, pero no era como en la realidad. En cambio Picasso obviamente hace una pintura totalmente deforme. Pero siempre hay una deformación. La única pintura que no ha tratado de deformar fue el foto-realismo. Eso es distinto. Es algo que surgió en Estados Unidos en los años 60, era copiar una foto, que la proyectaban sobre una tela, copiaban el dibujo y ponían los colores tratando de ser lo más cerca de la realidad posible. La única diferencia que tenía ese fotorealismo con la realidad, o con la fotografía, era que cuando la cámara mira a la realidad, enfoca sobre un punto y desenfoca el fondo. Todo el mundo lo sabe. Y el hombre, una persona que mira, enfoca lo que está mirando y el resto está desenfocado. Y los fotorealistas enfocaban todo simultáneamente. Pero en ese sentido aún también hay una deformación de la

realidad, porque una realidad no se percibe nunca simultáneamente enfocada, toda, por todas partes.

 

P: La sensación, el sentimiento de que cuando se pinta, cuando se hace arte, necesariamente se deforma, ¿es sólo por eso que usted acaba de explicar o porque el artista tiene una necesidad íntima de aportar su visión de las cosas?

R: Es que la pintura es una cosa que por una parte es sensual, manual, etc. y por otra parte es intelectual. Es decir que los pintores que la cuentan son gente que tienen una reflexión permanente sobre lo que es el arte. Claro, si es un pintor de domingo, que lo que le interesa es que la cosa le quede igualita a lo que está al frente, ya eso es otra cosa. Pero la pintura propiamente dicha, es una reflexión que se hace sobre el arte y el cuadro en sí es la manifestación concreta, tocable, palpable, de esa reflexión. Tal que en el momento que se hace

esa reflexión, pues esa reflexión invariablemente va a conducir a una ligera deformación o una gran deformación. Es decir: solamente el pintor sin cerebro, el llamado pintor de domingo, tiene como ideal reproducir la cosa tal como es. Pero eso no es como un artista actúa. No es la forma normal de actuar de un artista, porque un artista es un intelectual que tiene una reflexión cultural sobre ese problema.

P: Está claro que usted pinta y esculpe lo que le gusta. ¿Pero trata también de poner en sus obras un mensaje determinado? ¿Hay un mensaje político, social?

R: No. En los años 60 hubo un poco de eso en el sentido que había una realidad insoportable en América Latina, sobre todo de dictadores, Somoza, Trujillo, las juntas militares y demás. Era una situación política en la cual había el aliciente o la necesidad de hacer ... un poco de sátira, pero siempre haciendo pintura, en el sentido de que todas esas juntas militares, todos esos grupos de gobierno que yo pinté en el fondo, eran un deseo de poder hacer el cuadro de Goya famosísimo de la familia de Carlos IV. Es decir que no siempre hace eso: de fondo, en la imaginación, uno quiere tener ese cuadro. Pero claro, como no lo puede pintar porque sería una copia, o no hay esa realidad hoy en día que le permita hacer ese cuadro, uno se pega a realidades que le puedan dar la oportunidad de hacer algo similar. En ese sentido, es una mezcla de un gran deseo artístico de crear una obra que tenga una relación, aunque sea lejana, con la obra de Goya en este tipo de obras políticas y por otra parte, pues un deseo de hacer una denuncia y ridiculizar una situación.

 

P: ¿Cree usted que en el mundo de hoy, a través del arte, se puede lograr -quizás revoluciones sea un término muy fuerte- pero sí lograr cambios en la sociedad?

R: No, no lo creo. La verdad es que un periodista con la palabra, que es la forma normal de expresión del hombre -la pintura no es la forma normal de expresión sino que la pintura la inventó el hombre para pintar, para divertirse, no sé para qué, para tener placer de mirar después lo que hizo? la palabra es la forma de denuncia más efectiva, un periodista en cinco minutos puede decir más que un pintor en muchos meses de trabajo. Claro, entonces la gente puede decirme: ¿Y Guernica?. Pues sí, Guernica es un caso especial, pero Guernica no cambió la situación en España ... Claro, queda un recuerdo, un testimonio de la situación. Si, es muy importante, pero creo que el oficio del pintor no es ese. Ya hay mucho arte comprometido, muy malo, en cambio hay mucho arte que se hizo por el criterio del arte, por el arte, por la belleza del arte, por el placer, que es un arte mucho más bien dirigido que un arte que puede ser una mala pintura y una pobre expresión de protesta.

 

P: ¿Le parece que puede apreciar mejor una buena obra artística una persona de valores liberales y no una persona que se encierra en marcos fijos, que se puedan traducir en lo político, social y también en lo artístico?

R: A veces un exceso de cultura, o una ideología, el ser partidario excesivamente de una escuela, impide valorar y apreciar algo que puede tener mucha importancia. Por eso los pintores somos muy malos críticos de arte, porque somos muy parciales. Cada uno cree en cierta línea de cosas y no es muy capaz de apreciar en su totalidad muchas otras manifestaciones. Y lo mismo pasa con la crítica: un crítico que se casa con una idea o con una escuela, después es incapaz de apreciar otra escuela. Así puede pasar con quien piensa que la pintura debe ser realidad y criticará así a quien la hace de imaginación o viceversa. Me parece que a uno eso le quita también la posibilidad de gozar en su totalidad la obra que fue hecha con un criterio distinto. O sea que en

ese sentido, tener ideas muy definidas y muy radicales, a veces se vuelve una desventaja para la expresión del arte.

 

P: Usted menciona la crítica y ya dijo que no le preocupan ni quienes lo elogian ni quienes lo critican, valga la redundancia...

R: Lo digo en el sentido que ni yo voy a cambiar nada en mi temperamento, ni dirección, ni nada. Yo me critico fuertemente porque creo que la forma de vivir pintando es hacerse una autocrítica muy fuerte. Si uno no se autocrítica, entonces no tiene sentido pintar. Uno no pinta para pintar más cuadros. Uno pinta para tratar de pintar bien un día. Y en ese sentido uno tiene que mantener ese rigor muy grande y por eso digo que si hay críticas buenas, eso no me va a afirmar de que algo está bien. No. Si yo pienso que está mal, aunque me digan que está bien, sigo pensando que está mal. Igualmente la situación inversa. Lo que quiero decir es que a mi criterio no me lo modifica en absoluto ni la buena ni la mala crítica.

 

P: Pero aunque no le importe lo que dicen los críticos ¿le importa sí cómo se le recuerde cuando no esté físicamente en este mundo?

R: Obviamente. Debo decir que no es que yo haya pintado para ser recordado. No. Obviamente si mi pintura tiene una vigencia en el tiempo, eso me interesa. Pero no para ser recordado, sino para que esos cuadros sigan siendo apreciados a través del tiempo. Uno puede decir "si ya no estoy ahí, qué importa", pero yo sí quiero que mi obra sea apreciada más allá de mi vida, más allá de mi muerte.

 

P: Aclaró recién usted algo interesante al decir que no pinta para ser recordado. ¿Piensa que el enfoque del artista, la motivación que lo mueve, es diferente al comenzar, como usted, por ejemplo a los 15 años, que al ser ya una persona madura?

R: Si, sin duda. Uno, en el fondo, es más puro con los años porque cuando uno empieza, quiere ser pintor famoso. Apenas uno empieza quiere ser Picasso. A uno obviamente le gusta la pintura, pero como no tiene uno conocimientos suficientes, quiere más ser famoso que pintar bien. Y es con el conocimiento que uno tiene después de la pintura, que uno ama la pintura más que todas las cosas. Porque conocer es amar y ese placer que uno siente pintando es realmente la recompensa real -redundancia- por ser pintor. Es lo que uno siente en su estudio cuando llega por la mañana y se encierra a trabajar todo el día. Y ese pequeño éxtasis todo el día, en que las horas pasan sin que uno se dé cuenta, el placer sensual, maravilloso, de tocar los pinceles, los colores, las telas, pintar, ver cómo empiezan a salir las cosas, todo eso me parece una gran maravilla. Ese es el gran placer. Y siento una tristeza terrible con algunos pintores jóvenes que han decidido que la pintura se ha muerto y que todo lo que hacen es tener una idea cada seis meses para hacer una cosa que generalmente no la ejecutan ni siquiera ellos, sino que la ejecuta alguien más, que han perdido ese enorme placer de ser pintor, de vivir en medio de los colores, de las telas, de los pinceles, de los aceites, etc, que es una cosa bellísima. Uno pasa en una soledad total, pero uno no tiene la sensación de soledad. Yo siempre he pensado que pintar un poco es como ir al cine, pero mucho más. Cuando uno va al cine, a uno se le ocurre que uno no está ahí, uno está en la película. La película es lo único que existe. En la pintura es igual. Uno no está ahí. El cuado es lo que existe y uno no está. Eso lo he notado en una forma muy simple. Si me invitan por ejemplo a una recepción y en media hora estoy muerto, no veo dónde hay una silla para sentarme. En cambio en el estudio paso siete, ocho horas diarias de pie y salgo del estudio sin el menor cansancio físico. Picasso decía una cosa muy interesante: que cuando uno pinta, deja el cuerpo afuera. Y eso es muy cierto. No hay cansancio físico, porque uno está en un grado de éxtasis y no está uno existiendo. Es una especie de faquirismo muy interesante.

 

P: ¿Cómo se inspira?

R: La verdad es que yo no creo mucho en la inspiración. Yo pienso que uno quiere resolver un problema. Obviamente, al margen de pintar, yo dibujo muchísimo en pequeño y cuando quiero pintar algo es porque tengo un problema que resolver de composición o de color. Entonces miro mis carnés donde tengo muchos pequeños sketches, selecciono uno y ese es mi punto para las líneas básicas que paso a la tela y pinto. De fondo, es más el deseo de resolver un problema que inspiración. Hay una cosa que es digamos más que la inspiración: la imaginación que un pintor tiene que desarrollar mientras pinta para solucionar el cuadro, en el sentido que en el acto de pintar, uno tiene que inventar el cuadro en el 80%. Porque cuando uno empieza sabe el 20% de lo que va a ser el cuadro. Si piensa en un desnudo, sabe que será un desnudo y no una naturaleza muerta y que el desnudo va a tener más o menos tal o cual posición, pero en el acto de pintar a lo mejor esa posición va a cambiar. Yo no tengo la menor idea al empezar de cuál va a ser el colorido del cuadro y además no la quiero tener, porque si la tuviera, eso afectaría el cuadro de manera negativa. Yo tengo que inventar el color, inventar dónde va a suceder y qué habrá alrededor de ese desnudo. Yo invento el cuadro pues en el acto de pintar. Yo creo pues que es más imaginación que inspiración y la imaginación es información finalmente.

 

P: ¿Le molesta si alguien entra al estudio cuando está trabajando?

R: Si. La verdad es que yo trabajo totalmente solo, nunca trabajo con nadie al lado.

P: Siete u ocho horas por día...

R: Si. Sábados y domingos también. Todos los días, pero es que para mi no es trabajar. Yo nunca he tenido la sensación de trabajar, sino de tener una actividad que no es pesada sobre mi. Y trabajo siempre solo, pero no tengo la sensación de estar solo, en absoluto.

 

P: Antes dijo usted que no podría elegir entre sus obras y me hizo acordar una frase que dijo una vez Vargas Llosa en una entrevista en la que participé, al preguntarse precisamente cuál de sus libros ama más. El respondió que no se puede querer más a un hijo que a otro. Aquí hemos estado hablando todo el tiempo de la pintura en su obra. ¿Qué lugar le da a sus esculturas en su producción artística?

R: Es otro campo muy distinto. Creo que destacamos más la pintura porque estamos en Tel Aviv donde se está haciendo una retrospectiva de mi trabajo de pintor. Simultáneamente a esta exposición, tengo una gran exposición en Florencia, de 30 esculturas monumentales. Es un campo muy distinto pero debo decir que yo he

tenido una vida mucho más dedicada a la pintura que a la escultura. He vivido 50 años dedicado a la pintura y solamente 25 dedicado a la escultura. Pero he trabajado tan intensamente en la escultura, que mi obra de escultor es mayor que la de la mayor parte de escultores que son solamente escultores. Ese tipo de exposición como la que acabo de hacer en Florencia, como otras que he hecho en Nueva York, París y otros sitios, muy pocos escultores lo pueden hacer, porque nadie tiene una obra tan extensa como las que yo he hecho de escultor. Llenar lugares como los Campos Elíseos (Champs Elysées) en París y otros lugares en los que he expuesto, no es fácil. Yo he hecho una obra muy extensa porque trabajo con una gran intensidad. En 25 años he hecho más obras que muchos escultores que han dedicado sus vidas a ello. Dedico también siete u ocho horas al día, todos los días, cuando esculpo.

P: Su estudio central de escultura lo tiene en Toscana ¿verdad? ¿Sólo allí esculpe?

R: Tengo sí un estudio muy grande en Italia y ahí trabajo varios meses al año dedicado a la escultura.

P: ¿Lo hace solo?

R: Para las esculturas monumentales tengo dos asistentes que me ayudan, porque es imposible para una sola persona hacer ese trabajo físico. La obra tiene un gran peso físico y una persona no puede hacerla sola. Esas obras se ejecutan en barro y la escultura en barro pesa el doble de lo que pesa, por ejemplo, en bronce. Es increíble, pero son toneladas de barro y entonces se precisa asistente que es el que hace el trabajo físico. Así uno se queda en el trabajo mental. Por supuesto que toco el barro mismo. Quizás lo mejor es explicar cómo se hace. Yo hago una escultura más o menos a 80 centímetros o un metro, en un estudio más pequeño que tengo en Italia, en el que estoy completamente solo. Esa es la creación de la escultura. Esa obra después se ejecuta en yeso, yo lo retoco y a partir de esa escultura se hace con un pantógrafo la versión grande. De acuerdo al pantógrafo, los asistentes van colocando el barro, hasta que la masa de la estructura está allí. En ese momento intervengo yo y hago la piel de la escultura, pero el trabajo de montar todas las toneladas de barro lo hacen los asistentes.

 

P: ¿Por qué agregó el rumbo de la escultura cuando hacía ya tanto que estaba en pintura?

R: Amo la escultura muchísimo. Muchos pintores que admiro hicieron simultáneamente pintura y escultura, casi todos los del Renacimiento actuaban así: Leonardo, Miguel Angel, Verocchio, tantos otros. Era como una cosa normal, hasta arquitectos lo hacían. Siendo mi pintura tan volumétrica, era como mucho más fácil pasar para mi de la pintura a la escultura y fue lo que hice un día. Claro que es difícil en el sentido que tuve que parar de pintar para dedicarme a aprender un nuevo oficio. Empecé muy modestamente, aterrorizado, haciendo unas esculturitas pequeñísimas y muerto de miedo y poco a poco fui teniendo un poco más de control de la técnica hasta que llegué a hacer cosas grandes con gran familiaridad con el problema. Pero me tomó un tiempo largo.

 

P: Usted dijo que de jovencito, lo que uno quiere es ser ya pintor famoso. Ahora que ya es realmente famoso, ¿qué piensa de la fama?

R: Obviamente si dijera que ser reconocido es malo, diría una mentira. La fama o el ser reconocido da grandes placeres, como poder mostrar mis obras aquí en el Museo de Tel Aviv o en otros museos del mundo. Eso es un gran placer porque el arte también es comunicación, entre otras cosas. Obviamente la fama también tiene dinero, uno vive confortablemente y hace que sobre todo uno no tenga que preocuparse por el dinero. Cuando uno no tiene que pensar en eso, puede ocuparse en cosas más importantes. Pero en este momento yo pinto porque amo la pintura, amo el acto de pintar profundamente y mi motor hoy en día es ese amor total por el arte. Los pintores con éxito o sin éxito nunca se retiran, siguen pintando porque el acto de pintar es tan bello, tan extraordinario y tan lleno de satisfacciones, que el pintor vive pintando. Es un vicio que se toma en una forma tan total que no se puede dejar.

 

P: Usted pintó su autorretrato. De volver a hacerlo ¿lo haría igual?

R: He hecho varios. Y no, no lo haría igual. Siempre lo haría distinto porque uno vive corrigiéndose, corrigiendo la dirección de su trabajo. Un pintor es como que estuviera afinando un instrumento. Uno está tratando de afinarlo para ser más efectivo plásticamente o más abierto a las posibilidades inesperadas que pueden surgir en el arte. Nunca sería igual. Aunque el público pueda pensar que no hay una evolución muy grande, yo sí la veo en mi trabajo. Generalmente el público hoy en día espera que un pintor cambie de estilo cada seis meses, por la experiencia de Picasso que lo hizo. Pero en el fondo, todos los grandes pintores del pasado no cambiaban de estilo. Tenían un solo estilo o una sola preocupación, a tal punto que después los estudiosos del arte han pasado años discutiendo si la obra es del año tal, la juventud o la vejez, porque eran artistas con una sola preocupación. Rembrandt estaba obsesionado con la luz, Boticelli con la línea, Bassacio con el volumen. Todos eran así. De fondo pues uno ve una obra que tiene una unidad en el sentido que es una preocupación única de la obra. En cambio hoy en día parece que el mundo piensa que se trata de un costurero que prepara la colección de primavera o de otoño. Pero no es así. Es resultado de una convicción y si uno tiene una convicción, pues esa convicción marca el trabajo que uno hace. Y si uno hiciera una cosa contra su convicción, estaría haciendo una cosa falsa. Si uno cambiara de convicción, que es resultado de una investigación, de amor, de práctica, de una vida, no estaría bien. La mayoría de los pintores pintaban siempre dentro de un mismo estilo. Hay muy pocos ejemplos de quienes actuaban de otra forma: dos españoles, Goya y Picasso. Goya hizo sus cuadros negros al final de sus días y eran muy distintos a los que pintó antes. Pero de fondo reflejaba lo que él dijo: "Yo tengo dos profesores: Velázquez y Rembrandt". Toda la vida imitó a Velázquez y al final de su vida imitó a Rembrandt. Total que en el fondo estaba siendo fiel a los dos amores que él tenía y declaraba.

 

P: ¿Usted también se siente influenciado por grandes pintores que le hayan gustado?

R: Influenciadísimo, porque la riqueza de un artista, su riqueza cultural y espiritual está formada por las influencias que ha tenido. Cuando empieza a pintar uno está vacío, completamente vacío y uno se va llenando de riqueza pictórica, cultural, a través del amor o de la imitación que uno hace de muchas obras. Y llega el momento en que uno asimila todo eso y cuando uno ve una obra, uno puede decir "es un Botero". Pero si uno la analiza, uno ve detrás de eso muchas cosas. Porque todo lo que uno ha amado y ha admirado en la vida, surge inesperadamente o de una forma sutil en lo que uno hace. La pintura está llena de componentes de otros pintores.

 

P: ¿Le gustaría que algún joven artista diga "yo me siento influenciado por Botero"?

R: No le deseo eso, porque sería mejor que tuviera una manera personal de expresión, pero es verdad que uno es el resultado de muchas influencias. Hay muchos pintores que se tratan de quitar las influencias de encima. Pero yo pienso que si uno tiene influencias, debe meterse de cabeza en ellas y pasar luego a otro lado. Y uno queda enriquecido con esa influencia que tuvo. La diferencia entre los pintores bueno y los pintores malos, es que los buenos se influencian de los buenos pintores y los malos de los malos pintores. Pero tener influencias es positivo, es saludable.

 

P: ¿Se siente realizado?

R: Si, en cierta forma sí. Claro que siempre uno quiere hacer algo mejor, algo más importante, pero debo decir que sí me siento realizado en el sentido que he tenido bellas oportunidades en la vida y he tenido la oportunidad sobre todo de vivir trabajando en lo que me gusta. El tener las exposiciones que he tenido, me ha dado grandes satisfacciones en la vida: Jerusalem, París, San Petersburgo y otros lugares que me han dado mucho placer. Fui por ejemplo el primer artista -y el único hasta ahora- que expuso en los Campos Elíseos en París. También expuse en Park Avenue, en la Castellana de Madrid, en todos lados. Y ahora en Florencia. Haber tenido esa oportunidad de ser invitado a hacer exposiciones en los sitios más importantes del mundo, ha sido obviamente una gran satisfacción.

 

P:¿Influye en esa satisfacción el hecho que al exponer en las calles puede sentir que llega al pueblo todo y no está sólo en el museo al que quizás no todos entran?

R: Si, pero lo que pasa es que la originalidad de estas exposiciones fue que fueron hechas en el sitio más concurrido o considerado más importante de la ciudad. Antes, cuando invitaban a un escultor, aunque fuera muy importante, le decían que hay un jardín muy bonito en tal o cual sitio y generalmente era en las afueras de la ciudad. En cambio yo he tenido la oportunidad de ser invitado a hacer las exposiciones en el centro de la ciudad. Hoy en día nadie invita a un jardín, sino al centro de la ciudad. Cuando llego a Madrid, la Ministra de Cultura me toma en un automóvil y me dice: "Maestro, le quiero mostrar varios sitios y usted me dice dónde quiere exponer: la Plaza Mayor, Retiro, Paseo de la Castellana, dígame dónde quiere". Lo mismo en Florencia. Y eso es una maravilla, porque hoy en día yo escojo donde quiero exponer. Ahora estoy invitado a la Plaza del Poppolo o donde yo elija entre otros cuatro o cinco sitios..Todavía no he decidido porque no he ido a Roma a ver los sitios pero me dijeron que será donde quiera.

 

P: ¿A qué ciudades le gustaría llegar?

R: La verdad es que casi ya no tengo ganas de hacer más exposiciones de ese tipo porque después de estar en la Plaza de la Signoria al frente de tantas obras maestras sería como ir cuesta abajo pasar a otro lado. Creo que prácticamente sería mejor dejar la cosa como está. He hecho exposiciones en los lugares más importantes del mundo.

 

P: Y también ha donado muchas obras...

R: He donado muchas esculturas, así es. Ahora he donado muchas a Colombia. Casi todas mis donaciones han sido a Colombia.

 

P: ¿Añora Colombia?

R: Si, obviamente. Añoro mucho a Colombia. Yo me siento muy colombiano.

 

P: ¿Le ha gustado Israel?

R: Esta vez no he alcanzado a hacer mucho turismo, pero la vez anterior sí y me gustó mucho. Fue un viaje bellísimo. Me ha gustado y sobre todo por la experiencia de conocer Jerusalem. Es una ciudad mágica, extraordinaria. Fui al Mar Muerto, al Mar Rojo, viajé por distintos lados y fue una experiencia hermosísima. Espero esta vez poder tener también la oportunidad de conocer el norte del país. Y la gente me ha recibido muy bien, en el contacto de trabajo todo ha ido muy bien y el resumen es positivo.

 

P: ¿Cómo ve usted hoy a Colombia?

R: Debo decir que como todo colombiano tengo gran dolor de ver el desgarramiento terrible que existe en mi país, con movimientos de izquierda, de derecha, la guerrilla, los paramilitares, el narcotráfico, todos estos problemas que nos cayeron encima, este enorme cáncer que azotó a un país maravilloso en el que yo nací, en el que crecí cuando no había este tipo de problemas. Uno se pregunta por qué le tocó este tipo de problemas a este país. Yo me acuerdo de un país muy pacífico, muy religioso, muy civilizado en cierta forma, con muy buena gente y de pronto surgió este problema gravísimo que espero se solucione, porque como se dice, no hay mal que dure cien años. Hay muchos países que han pasado por crisis muy graves y después las han pasado. Espero que se mejore. Hay una buena voluntad de parte del gobierno de lograr la paz y espero que el gobierno tenga éxito en esto, que es lo más importante. Y que lentamente, se encuentre solución a todo el problema de violencia.

 

P: Supongo que inevitablemente usted se siente en casa en varios lados porque está viviendo hace mucho tiempo en distintos sitios.¿Pero puede uno en algún momento de su vida llegar a sentirse en casa plenamente en un país que no es el suyo?

R: No, evidentemente no. Yo siento una gran nostalgia por Colombia. Me hace mucha falta mi país. Tengo una casa que adoro allá, en el campo, con un estudio bellísimo y jardines fantásticos, donde pasaba varios meses al año antes de esta situación de violencia. Obviamente, con esta situación como es hoy en día, es muy difícil volver a estar allí y estar tranquilo porque hay un riesgo real en estar en el campo desprotegido. Y vivir lleno de guardaespaldas tampoco es mi ideal de vida. He estado en Colombia pero con diez guardaespaldas prácticamente durmiendo entre la cama, no es mi ideal de vida. Es una lástima. Espero que mi país salga adelante. Seguramente va a salir adelante. La crisis es muy grave pero es un país que tiene muchas posibilidades y seguramente va a salir adelante.

 

Ana Jerozolimski -Ramallah
Semanario Hebreo

julio de 1997

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