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En el transcurso de los últimos años, Boca ha sido
solista invitado en los destacados Royal Ballet inglés, el Bolshoi de
Moscú, el Ballet Kirov en San Petersburgo y el Ballet Opera de París
entre otros. Durante su reciente visita a Israel, "Semanario
Hebreo" tuvo la oportunidad de conversar con Julio Bocca.
P:
¿Cómo te sientes sobre el escenario en este momento de tu carrera?
R:
Como soy uno de los más viejos ahora en este mundo del ballet, siento que
este año puedo disfrutar mucho más de las cosas arriba del escenario.
Creo que es por la experiencia que uno va juntando durante tantos años y
es también quizás por la tranquilidad que uno tiene al salir del
escenario. Cuando uno se siente así, ya no se preocupa por más nada sino
por disfrutar lo que está haciendo. Te doy un ejemplo: las críticas en
Nueva York decían que es verdad que soy el más viejo de la compañía,
pero que la gente joven tendría que aprender de cómo uno fue creciendo
durante tantos años y llegó a un nivel en el que no sólo lo artístico
sino lo técnico es limpio y con calidad. Y yo realmente me siento así,
que quizás no hago grandes cosas técnicas como los jóvenes de hoy, pero
hay una calidad dentro de los movimientos. Y este es un placer que quizás
no lo sentía antes, pero que lo siento ahora.
P:
Aquí hay dos niveles interdependientes. Por un lado tú te sientes con
esa plenitud, pero por otro las críticas reflejan de hecho ese mismo
sentimiento, lo cual a su vez no puede menos que aportar a que te sientas
tranquilo sobre el escenario...
R:
Creo que ese comentario, que a mi me alegró mucho, lo empezaron realmente
los críticos de Nueva York, donde he estado trabajando muy seguido. Si
ellos mismos, que son tan difíciles -como los críticos del The New York
Times o New York Post, que han visto mucho- se percataron de lo que yo
siento sobre el escenario, eso es algo que me alegra mucho. Porque la
verdad es esa: después de tantos años uno quiere seguir creciendo pero
sabe que no va a ser joven todo el tiempo y el poder hacer ese cambio
sobre el escenario, es muy importante.
P:
Y con esto de fondo, ya estás pensando en retirarte...
R:
Si, cuando llegue a los 40. Tengo 32. Quizás sea en realidad un poco
antes de lo planeado porque realmente el sacrificio de estar en forma, el
nivel al que yo estoy en que tengo que estar siempre bien, es muy fuerte.
Así que creo que cuando ese sacrificio ya se vuelva demasiado exigente,
voy a dejar. Realmente quiero disfrutar de lo que estoy haciendo, que para
mi es estar arriba del escenario. Pero poder hacerlo significa tener que
hacer clase y ensayo lo cual es un sacrificio que cada vez cuesta más.
P:
¿Qué planes tendrías para el futuro entonces, aunque faltan aún varios
años?
R:
Para el futuro pienso, de ahora en más, seguir trabajando. Tenemos giras
organizadas con el Ballet Argentino, sigo con el American Ballet y poder
seguir actuando. Me gustaría poder hacer más películas. Hice la de
Carlos Saura el año pasado, que me dió muchas satisfacciones. Era la
primera vez que hacía película y llegaron las nominaciones del Oscar,
por lo que pienso que mi pedacito en algo sirvió. Y quizás también ser
maestro, ensayador. Tengo por suerte varias ramas, para que en algún
momento, cuando tenga que dejar esta carrera, tenga otras cosas que hacer
y no sea tan difícil dejarlo.
P:
Mencionas varias opciones y la verdad es que transmitís ese sentimiento
de plenitud con lo que haces, no sólo por decirlo explícitamente. ¿La
conclusión es pues que te consideras totalmente realizado en lo tuyo?
R:
Si, si, si. Así me siento. Es un momento en el que si tengo que dejar por
cualquier cosa, me voy por un lado a sentir mal porque no va a ser lindo
hacerlo, pero al mismo tiempo sé que dejaría sintiendo que he cumplido
todos mis sueños. He hecho todo lo que quería, más de lo que pensaba
que podía hacer, más de lo que yo imaginaba. Creo que debo estar
agradecido por todo esto. Si tengo que dejar lo dejaría con mucha
lástima, pero satisfecho por todo lo que hice.
P:
¿No te queda ningún sueño por realizar?
R:
No.
P:
¿Nada?
R:
Bueno, me queda alguno, pero son esos sueños de locos, como conocer a
Madonna, una cosa así.
P:
Capaz que Madonna se pregunta "¿cuándo conoceré a Julio
Bocca?".
R:
No, no creo. Pero realmente es una mujer a la cual respeto mucho y admiro
muchísimo por su fuerza de estar haciendo siempre lo que le gusta y
luchar por eso. Y creo que es muy importante en esta vida donde todo
siempre se está globalizando y se está uniendo, lo cual es muy difícil
en la carrera. Es un personaje que me fascinaría conocer.
P:
Es muy poco común que a los 32 años, no importa en qué ámbito de la
vida, diga con esa paz de espíritu "no me queda ningún gran sueño
para realizar"..
R:
Si, quizás mucha gente que escuche esto piensa que lo diré por la
prensa. Pero la verdad que no. Yo siempre agradezco todo lo que me pasó
en mi carrera, nunca pedí más. En mi vida privada también, estoy muy
feliz, estoy muy contento. Tengo una buena relación con mi familia, tengo
buenos amigos. Mi vida privada es genial, mi carrera es genial,
económicamente estoy bien y entonces qué más puedo pedir en esta vida?
Son un montón de cosas que hacen que una persona pueda estar bien y
sentirse satisfecha.
P:
Julio, te gusta ser famoso.
R:
No. O digámoslo así: es lindo por el reconocimiento de la gente, el
cariño del público, creo que eso es hermosísimo. Pero creo que mucha de
las cosas que hizo el que se me conozca, en Argentina, fue que la danza
sea más popular, que se respete y que se vea como un arte, que puede
llegar a cualquier persona y lo pueden entender y lo pueden disfrutar. Yo
quiero que eso siga, no sólo porque uno tenga un nombre conocido sino
para que la danza siga en pie y se mantenga con mucha fuerza como lo ha
hecho durante muchos años.
P:
¿Y qué es lo que haces en Argentina para que el ballet llegue a todos
los niveles de la población?
R:
Hago muchas funciones populares, giras por todo el interior, en lugares
muy pequeños. Siempre mezclo de todo en el repertorio. El año pasado
hicimos una obra con música de rock nacional en homenaje al rock
argentino y realmente fue un éxito tremendo tener a Charlie García, Fito
Páez y otros que llegan a la gente joven y la atrae. Tener la posibilidad
de ver algo con la música que le gusta y que si no le gustó el ballet
por lo menos quedó enganchado a la música y si no le gustó dice al
menos que por una vez vio un ballet clásico. Y ese puede ser un público
que llegue otra vez a ver ballet en el futuro, que no sea algo de un
pasado perdido.
P:
Abriste la puerta a otros públicos..
R:
Así es. Dejé la puerta abierta en el sentido que se vea que un bailarín
puede hacer de todo, no sólo clásico y no necesariamente en un teatro
estilo romano antiguo para poder bailar.
P:
Y con todo esto, viajas mucho, estás muchos meses fuera de Argentina.
¿Dónde te sientes en casa?
R:
En casa me siento en casa, en Buenos Aires. También en Nueva York
justamente porque ahí puedo hacer cosas que quizás en Buenos Aires no
puedo, salir a comer afuera, ir al cine, caminar por la calle, tomar
subte, andar en colectivo, un montón de cosas que en Argentina no puedo
porque mi cara es muy conocida y se hace difícil a veces salir. La gente
se acerca, pide autógrafos, muchas cosas de este tipo y a veces uno
quiere salir con los amigos tranquilo y es imposible. Entonces lo hago en
Nueva York..
P:
¿Te viene a la cabeza de cómo eso molesta en Buenos Aires?
R:
Tengo muchas, pero ahora la gente ya me respeta más porque en las notas
siempre comento el tema y se sabe que no me gusta. Pero igual a veces hay
problemas. Me pasó que estaba comiendo, poniendo un bocado en la boca y
se me acerca alguien a pedir un autógrafo. Si pido si por favor pueden
esperar a que termine de comer, encima se enojan y dicen que uno se cree
estrella porque no le di el autógrafo en el momento que pidieron. Pero
algo que siempre hice con mi carrera, fue tener mis tiempos y respetarme a
mi mismo. Yo hago mi carrera, pero mi parte privada la voy a respetar. Si
a alguien no le gusta, lo siento mucho. Será un público menos, pero creo
que lo contrario no sería justo.
P:
En tus espectáculos hay diferentes estilos, danzas diferentes. ¿También
pones un trozo de Argentina?
R:
En las funciones uno está bailando y se siente argentino. Eso se pone
siempre. Si hay tango, por ejemplo, aunque sea pequeño, es parte de uno
que está arriba del escenario. Aparte creo que cuando salgo, siempre
estoy representando a mi país, a Argentina. No hay nadie que me obliga a
hacerlo pero realmente lo hago porque me gusta, porque respeto y entonces
siempre trato de hacer una buena imagen de la Argentina en un país de
afuera. También con la compañía, con Ballet Argentino, siempre aclaro a
todos, cuando estamos en hoteles en el exterior por ejemplo, que deben ser
muy respetuosos, porque es la imagen también del país que dejamos fuera.
P:
Julio, esto llega también a Uruguay. ¿Te presentaste allí últimamente?
R:
Estuvimos en el verano en Punta del Este, con obras nuevas, con mucho
éxito y creo a fin de año vamos a Montevideo. En un Uruguay hay siempre
un público que me sigue y siempre vuelvo. El público y la prensa
uruguaya siempre me han tratado muy bien, desde el comienzo. Siempre
fueron muy respetuosos con lo que yo hago y es también como estar en
casa.
P:
Esta es la segunda vez que te presentas en Israel. ¿Con qué sentimientos
llegaste aquí nuevamente?
R:
Para mi es muy especial. El público acá siempre nos atendió muy bien y
el lugar me gustó la primera vez. Quise volver para ver si eso seguía
estando, si podía crecer un poco más y porque lo sentí especial. Tengo
la suerte de poder ir a lugares que elijo y cuando me ofrecieron volver,
acepté enseguida porque me había sentido muy cómodo. Y aquí estoy de
nuevo.
P: Que sea con
mucha suerte pues, ahora y siempre. |
