Ahmadi-Nejad: ¿quien desafía al mundo? Ana Jerozolimski |
"La política iraní continúa fascinando al resto del mundo". Con estas palabras se abrió un análisis del Profesor David Menashri, experto en Irán de la Universidad de Tel Aviv, sobre las elecciones presidenciales llevadas a cabo en Irán el 24 de junio del 2005. "Veintiséis años después de la llegada al poder del régimen islámico, la revolución parece continuar "- afirma el especialista israelí. Y agrega: "los votantes eligieron a Mahmoud Ahmadi-Nejad, un hombre que más que cualquier otro candidato, simbolizaba la adherencia a los principios originales de la revolución (de 1979), los cambios exigidos por votantes comunes y la reafirmación de la revolución como solución a sus problemas". Ahmadi-Nejad (49) (cuyo nombre aparece en general en la prensa mundial como Ahmadinejad) representa la línea conservadora que caracteriza a Irán. En realidad, la descalificación por parte del Consejo de Guardianes del régimen de aproximadamente mil candidatos, no dejaba muchas opciones abiertas. La primera impresión fue un tanto confusa, porque su adversario derribado, era Hashemi Rafsanjani, veterano político de familia de buena posición, quien por un lado era de la primera generación de la revolución del Ayatollah Khomeiny, pero por otro, considerado un centrista moderado, según los términos del Prof. Menashri, que apoyaba la reforma y la modernización. Ahmadi-Nejad por su parte, hijo de una familia muy modesta, no es un clérigo sino el hijo de un obrero que no había recibido ninguna educación religiosa formal que había llegado a un cargo público recién hace dos años, al convertirse en Alcalde de Teherán. Y si bien habló sobre la necesidad de combatir la corrupción y de garantizar mayor equidad socio-económica, fue al parecer su énfasis en el concepto de "justicia islámica y moralidad", lo que le llevó a ganar la presidencia. El Presidente de Irán, nacido en Garmsar, uno de los sitios más carenciados del país, es Doctor en tráfico y Transporte de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Teherán. Varios de los ciudadanos norteamericanos tomados como rehenes en la entonces Embajada de Estados Unidos en Teherán unos meses después de la revolución, sostienen que el hoy Presidente se contaba entre sus captores, pero él insiste en que ello no es cierto. Ahmadi-Nejad tiene un sitio de internet, en el que cuenta que después de la revolución de 1979, se incorporó voluntariamente a las Guardias Revolucionarias, sirviendo en operativos secretos durante la guerra contra Irak entre 1980 y 1988. En un perfil publicado por la BBC tras su elección, se cuenta que al convertirse en Alcalde de Teherán en el 2003, Ahmadi-Nejad cortó varias de las reformas puestas en práctica por los moderados que le habían precedido. Indudablemente, lo que le convirtió en una figura mundialmente conocida- lo cual no es sinónimo de respetada- fueron sus terminantes declaraciones en temas no referentes a Irán. Ahmadi-Nejad exhortó repetidamente a borrar a Israel del mapa y alegó que el Holocausto perpetrado por los nazis, -que mataron a seis millones de judíos en la Segunda Guerra Mundial, lo cual quedó documentado ordenadamente por los propios asesinos- era un mito y que si sí había ocurrido, las cifras no eran esas. De todos modos, agregó, si Europa cometió crímenes, "que ellos resuelvan el problema dando territorio a los judíos y que eso no sea a expensas de los palestinos". Las reacciones del mundo libre fueron airadas, no sólo las de Israel. Cuando de fondo está el continuo avance del esfuerzo nuclear de Irán y la convicción de no pocos de que Teherán bajo un régimen fundamentalista islámico no puede convertirse en un poder atómico, las declaraciones de Ahmadi-Nejad cobran un sentido muy singular. Días atrás, quedó claro que las negociaciones entre Irán y Europa fracasaron y que Teherán continúa con el desarrollo del tema atómico, afirmando que lo necesita como energía para fines pacíficos , pero aclarando al mismo tiempo que "aunque no tenemos intenciones bélicas, no nos dejaremos amedrentar". Irán, con vastísimas reservas de gas y petróleo, no necesita la energía nuclear para su desarrollo. Pero su deseo de dominar, combinado con su convicción de que con poderío nuclear podría imponerse de otra forma en el resto del mundo, aseguran que su empuje en este sentido siga hacia adelante, aunque todos tienen claro que la intención de Irán no es conseguir energía nuclear con motivos pacíficos, sino armas atómicas, algo a lo que se llega de una forma muy diferente. Inevitablemente, surge en el mundo árabe (mayormente musulmán sunita) -aunque no gustan de pensar siquiera en una eventual superioridad del régimen chiita de Teherán- la ya tradicional acusación contra Israel sobre su supuesto arsenal nuclear, cuya existencia nadie ha confirmado jamás. La política oficial de Israel de mantener el tema siempre en medio de una nebulosa, evidentemente para "confundir" o "disuadir" a los enemigos, no ha cambiado. Oficialmente, de todos modos, siempre se ha dicho que "Israel no será el primer país en introducir armas a la región". Fuentes extranjeras afirman que Israel tiene armas nucleares. Nadie puede darlo plenamente como hecho. La gran diferencia, de todos modos, cuando de Irán se habla, radica en el carácter del régimen fundamentalista iraní, en comparación con la democracia de Israel .Y cabe recordar los llamados de Ahmadinejad a borrar a Israel de la faz de la tierra. |
Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo
19 de enero 2006
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