Es una suerte de denuncia social en corte de ciencia ficción. Un científico encuentra la fórmula para reducir físicamente a las personas y cree dar solución al problema de un mundo superpoblado. No todos acompañan la idea pero un grupo decidido a jugársela, acepta el desafío conformando una comunidad de liliputienses que minimizan costos, se alimentan con menos y prácticamente no generan residuos en su pequeño mundo. La idea no está mal y, en su primera media hora, genera una lógica curiosidad de ver qué puede hacerse con esa imaginería futurista que tiene sus puntas para lograr una historia interesante.

Lamentablemente Payne (director que ha sabido concretar buenos títulos como “Los descendientes”, “Nebraska”, “Entrecopas” y “About Schmidt”) aquí pega un resbalón bastante serio que derrapa en críticas socio-ecológicas algo simplonas dentro de un largometraje que tiende a hacerse largo y monótono. De alguna manera, “Downsizing” pretende demostrar que -a pesar de esos avances tecnológicos- el factor humano continua con su espíritu segregacionista y también los grandes males se replican en frasco chico. (Algo que ya se mostraba en “Los viajes de Gulliver”, dicho sea de paso, pero con mayor ironía). Muestra -además- como dicho avance puede usarse con fines dictatoriales (los enemigos de un régimen son condenados a su reducción biológica, por ejemplo) sin que tampoco se anule el tema de grupos humanos vulnerables y la explotación prosiga tan campante mas allá de las buenas intenciones. En medio de todo esto, un Matt Damon totalmente desaprovechado se pasea por la película experimentando diversas crisis (divorcio, soledad, hastío, etc) hasta convertirse en algo parecido a la Madre Calcuta -en versión masculina- comandado por una asiática revolucionaria que “le hace tomar conciencia” de las desigualdades existentes. Cuando uno va subrayando nota de todos los aspectos que hacen al filme, comienza a perder el sentido de orientación porque surge la probabilidad de un devenir sin rumbo. A medida que la proyección se alarga, esa sospecha se va haciendo cada vez más tangible hasta que la fábula  culmina con pronósticos apocalípticos poco convincentes que no parecen tener otro mérito que llegar a un desenlace abierto aunque previsible.

Bastante alejada de la calidad exhibida en los títulos antes mencionados del director, esta “¨Pequeña gran vida”, según nuestro modesto parecer, supone un tropezón en la carrera de Payne. (Esperemos que se recupere pronto). Y ya que vamos al caso, a Damon tampoco le está yendo bien en los supuestos paraísos que ofrece nuestro planeta. (En “Suburbicon” también quedó en falsa escuadra con un proyecto dirigido por George Clooney y guionado en conjunto con los hermanos Coen que no logró cumplir con las expectativas del caso). Otra vez será.  

Pequeña gran vida (“Downsizing”; Estados Unidos; 2017). Dirección: Alexander Payne. Guión: Alexander Payne y Jim Taylor. Fotografía: Pedhon Papamichael. Edición: Kevin Kent. Música: Rolfe Kent. Con  Matt Damon, Christoph Waltz, Hong Chau, Kristen Wiig, Jason Sudeikis, Udo Kier, Neil Patrick Harris, Laura Dern, Margo Martindale, Kerri Kenney y Maribeth Monroe.