No es que se le busque el pelo al huevo o cinco patas al gato al bucear en estas reflexiones críticas con respecto al largometraje. Esa situación de valores relegados que expone la película es la que -muy posiblemente- puede llegar a desplazar agrado por una ambigüedad molesta. Un “modelo” que parece recompensar a los chantas -a bordo de una resolución simplista en su desenlace- en un país donde, hoy por hoy, la corrupción parece moneda de todos los días. A lo mejor me equivoco de palo a palo por lo que presento, de antemano, las disculpas del caso. El público dirá.