Hay buenos diálogos por cierto y parte del relato puede remitirnos a las afirmaciones que el célebre lingüista Nom Chomsky realizara sobre el denominado “capitalismo salvaje”, aunque la película pueda sugerir la existencia de fraudes puntuales en el marco de un sistema aparentemente “normal”.
Posiblemente el auditorio sienta la necesidad de etiquetar un rostro para descargar su ira, esa necesaria catarsis que surge cuando la gente explota resignada al enterarse de corruptelas, sobornos (el caso FIFA podría ser lo más notorio de los últimos tiempos) y otros etcéteras lamentables. De todas maneras, este monstruoso maestro del billete logra el cometido de atrapar a la platea y mantenerla pendiente de los acontecimientos.
No es el gran peliculón que algunos esperaban pero funciona aunque la gente sepa que casi todo va a seguir -más o menos- igual que siempre a pesar de los actos justicieros que desembocan en producciones cinematográficas de esta naturaleza. En parte, la reflexión final también puede señalar que a nadie le importa demasiado los desastres que ocurren aquí o allá siempre y cuando no afecten directamente al que mira.
En este caso, el espectador parece transformarse en simple vouyerista de una farándula circense que banaliza miserablemente todo tipo de tragedia. (Basta cambiar de canal, ir al baño durante la tanda o seguir jugando al futbolito cuando todo ha terminado). Algo de esto se desliza, casi imperceptiblemente, durante la película y podría ser el mensaje más duro que transmite. En fin.
El maestro del dinero. (“Money Monster”; Estados Unidos; 2016). Dirección: Jodie Foster. Guión: Jamie Linden, Alain DiFiore y Jim Kouf. Fotografía: Mattheew Libatique. Edición: Matt Chessse. Con George Clooney, Julia Roberts, Jack O´Connel, Caitriona Balfe, Domic West, Lenny Venito, Emily Meade y Giancarlo Espósito.