Tomando como punto de partida la película “El renacido” donde Tom Hardy interpreta un rol secundario, podríamos afirmar que su actuación tendría más brillo que la del propio DiCaprio.
Este comentario introductorio intenta -antes que nada- colocar las cosas en su sitio con respecto al desempeño profesional de un actor que viene pisando fuerte y de manera sostenida aunque no sea una figura reconocida a nivel masivo. Incluso en “Mad Max. Furia en el camino”, el guión le hizo dar un paso al costado frente a Charlize Theron pero su presencia, a pesar de todo, logró imponerse sin mayores líneas en sus diálogos. Con “Leyenda”, la doble interpretación de los siniestros gemelos Kray (unos mafiosos londinenses que coparon el denominado East End de la capital británica durante años) la ductilidad de Hardy se somete a una verdadera prueba de fuego, que desarrolla con magistral soltura, más allá de la posible endeblez narrativa que el director Brian Helgeland le impone a su historia.
Por cierto que el prontuario real de estos hermanos supera con creces lo que el largometraje adapta en su extensión cinematográfica pero alcanza con poner al actor en la piel doble de estos personajes (sobre todo con su visión del esquizofrénico Ronnie Kray) para recrear el temible carácter antisocial que desarrollaron a lo largo de su vida. En honor a la verdad, es la actuación de Hardy la que sostiene el filme en su conjunto porque “Leyenda”, más allá de una correcta adaptación temporal (y la perfecta sincronización digital que coloca a los personajes en pantalla de manera simultánea), no aporta demasiado al género. Apenas subraya alguna fisura hipócrita con respecto al aparente carácter impoluto de una comunidad que -sin embargo- ocultaba vicios privados inconfesables.
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