Como ya se sabe, la historia partió de un hecho real de la crónica roja
que conmocionó a la sociedad uruguaya, en donde un joven resultó muerto
a tiros por haber ingresado a un viñedo a robar uvas.
A partir de este episodio de crudeza frontal, Pablo Vierci y Esteban
Schroeder elaboraron un guión que ganó el Premio Fona 1998 y se
dedicaron a la titánica tarea de plasmar el texto en imágenes en un país
donde toda producción audiovisual resulta una quimera casi inalcanzable.
Pero el hecho es que esta realización –que necesitó, por supuesto, de
varios patrocinadores oficiales y privados–, es un claro ejemplo de
solvencia profesional y la capacidad que los cineastas autóctonos vienen
puliendo a lo largo de todos estos últimos años.
El viñedo es una película claramente identificable con nuestro
imaginario colectivo; una radiografía prolija e inteligente de nuestra
manera de ser (con diálogos acotados a la esencia del uruguayo en sus
giros y modismos), y un buen ejemplo de cómo los actores nacionales
deben pararse frente a la cámara.
Sin sobreactuaciones, búsquedas trascendentalistas o floreos lúdicos con
respecto a la imagen, esta producción nacional marca toda una promesa de
lo que aquí y ahora se puede hacer en materia de pantalla grande.
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