De la misma manera que “Mad Max. Furia en el camino” es, prácticamente, el registro constante de una persecución demoledora, la versión de Iñárritu propone el seguimiento de una dolorosa resurrección en el marco de imponentes parajes que deslumbran al espectador por su salvaje belleza.
(Cabe señalar, por ejemplo, que el equipo de filmación recorrió zonas de Canadá y Tierra del Fuego para ilustrar esta aventura fílmica). Hay, por cierto, momentos de gran intensidad (una carrera alocada que desemboca en precipicio, la feroz lucha con una osa grizzly que no delata los efectos especiales de su digitalización, etcétera) que elevan la peripecia por encima de una anécdota bastante plana basada -puntualmente- en la idea de retorno y venganza.
Para decirlo de una manera totalmente simple, podría subrayarse -en resumen- que la película está filmada con categórica excelencia aunque el argumento resulte chato y la mentada “mejor actuación” de DiCaprio se confunda con el evidente desgaste físico que experimentó el intérprete en lo que debe haber sido su labor más sacrificada desde todo punto de vista. (Posiblemente hubiera merecido ganar el Oscar por “El lobo de Wall Street” pero ese es otro tema).
Aquí y ahora, el espectador podrá presenciar un trabajo audiovisual apabullante en su infraestructura aunque lo narrado tenga gusto a poco en medio de la majestuosidad de las imágenes. Eso sí, que pasaron frío haciendo el rodaje, no cabe duda.
El renacido (The revenant; Estados Unidos; 2015). Dirección: Alejandro González Iñárritu; Guión: Alejandro González Iñárritu y Mark L. Smith sobre texto de Michael Punke, basado en hechos reales; Producción: Steve Gollin, Keith Redmon, David Kanter y Alejandro González Iñárritu. Fotografía: Emmanuel Lubezki; Música: Ryuichi Sakamoto. Con Leonardo DiCaprio, Tom Hardy, Will Poulter, Brad Carter y Domhnall Gleeson.