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todas
maneras, el material alcanza y sobra para impactar “la sensibilidad del
espectador”, como se decía antiguamente frente a materiales
audiovisuales considerados pornográficos, subversivos, o excesivamente
violentos. No es casualidad que la producción ya obtuviera tres
menciones en los festivales cinematográficos de La Habana, Mar del Plata
y Zurich, sin contar el Premio del Público en el Festival de Valdivia.
Detrás de esta historia sobre sede social fundida, alquilada para
explotar un espacio prostibulario homosexual posteriormente defenestrado
por una población exorcista que instala la catequesis en las “ruinas del
pecado”, hay mucha lana para tejer.
Es una producción atípica tanto por su temática como por el formato
“ficticio” de corte documental que, en su edición final, no descarta
errores, olvidos del guion o protagonistas tentados de risa frente al
diálogo que deben reproducir, etcétera.
En lo que respecta al
contenido, la historia del Bella Vista Fútbol Club de Durazno puede
adquirir cierto carácter emblemático en un proceso de transformación que
va desde la mencionada institución deportiva, pasando por un prostíbulo
de travestis, hasta desembocar en un templo denominado la Capilla Jesús
de la Misericordia. Si esto supone un mosaico polivalente sobre sectores
de nuestra sociedad, es una pregunta que el público tendrá que apreciar
según su saber y entender. Un juicio de valor quizás difícil de
pronunciar frente a una realidad de contrastes radicales, prejuicios
varios y dilemas sobre aspectos de la denominada “nueva familia” del
siglo XXI, que todavía resulta difícil de asimilar por buena parte de la
población.
El filme -con una duración de setenta minutos y monedas- arroja el
guante y muestra, entre otras cosas, esos retazos de minorías
segregadas, sin dejar de lado la opinión de los que podríamos denominar
vecinos “convencionales” y la ambivalencia de una sociedad que tolera,
acepta y/o rechaza frente a diversas situaciones consideradas
“anormales”. Quizás lo que pueda distraer el tono polémico de esta
propuesta es ese juego de “realidad/ficción que, circunstancialmente,
aproxima la película a una entrega periodística parecida a la de esos
programas que manejan cámaras ocultas o atestiguan lo que sucede en
algunos circuitos “under” de nuestra otrora Suiza ded América. De todas
maneras, el material alcanza y sobra para impactar “la sensibilidad del
espectador”, como se decía antiguamente frente a materiales
audiovisuales considerados pornográficos, subversivos, o excesivamente
violentos. No es casualidad que la producción ya obtuviera tres
menciones en los festivales cinematográficos de La Habana, Mar del Plata
y Zurich, sin contar el Premio del Público en el Festival de Valdivia.
Detrás de esta historia sobre sede social fundida, alquilada para
explotar un espacio prostibulario homosexual posteriormente defenestrado
por una población exorcista que instala la catequesis en las “ruinas del
pecado”, hay mucha lana para tejer.
Dentro de ese acontecer global, la platea podrá entrever varios
mundos dentro del mundo que pretendemos conocer. Potenciando ese
vistazo, la lente resulta implacable en algunos momentos de alta tensión
que, por ejemplo, enfocan el rostro de una madre que ha entregado su
criatura en adopción o registra el dolor de un padre recordando la
pérdida de su único hijo varón. Sin pudores, el largometraje pasa
revista a la ofendida dignidad de los “hombres de pelo en pecho” frente
a otros seres que maquillan su sexualidad siliconada, buscando
libremente la verdadera identidad de su ser. Una “des/vergüenza” que
testimonia amores desprejuiciosos que transgreden la típica
representación social de la pareja, repudios “machistas”, comunidades
“ofendidas” y coloca en el candelero -otra vez- varios temas difíciles
de consensuar como el denominado “matrimonio igualitario” con niños
adoptados. (Algo que también ocurre con la despenalización del aborto o
la legalización de la marihuana, eventualmente).
Lo que resulta claro es que, al acceder a la proyección de “El Bella
Vista”, nadie va a quedar indiferente, más allá que el doble discurso y
ciertas actitudes hipócritas vayan a estar a la orden del día. Vale.
Ficha técnica
“El Bella Vista“ (Uruguay/Alemania; 2012). Dirección y Guión: Alicia
Cano Producción ejecutiva: Mario Jacob y Alicia Cano. Dirección de
Fotografía: Arauco Hernández. Sonidista: Rafael Alvarez. Asistente de
Dirección: Soledad Legaspi. Jefe de Producción: Martín González.
Edición: Fernando Epstein. Una producción: MJ Producciones & Alicia Cano
En co-producción con Filmproduktion Thomas Mauch (Alemania). |
