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Héctor Scarone
Juan Carlos Iglesias

En la década del treinta fueron muchos los jugadores que se destacaban por su gran calidad, siendo ese el motivo por el cual Uruguay, habiendo ganado dos olimpiadas consecutivas, 1924 y 1928, ganara el primer Campeonato Mundial de Fútbol, en 1930, en recordada y victoriosa final 4 – 2 sobre Argentina. 

Entre todos esos cracks, integrantes de la selección uruguaya, se encontraba Héctor Scarone, un jugador de gran categoría, enigmático, inspirador, con gran dominio del balón, el cual se desempeñaba como „entre ala“, con la virtud de no haber marrado nunca un penal!!

Fue en nuestro medio un estupendo jugador , así como en España, donde pasó a dictar cátedra nada menos que en el Real Madrid.

La famosa jugada conocida como "Tuya, Héctor“, y que se recuerda con una placa en el Estadio Centenario, no fue la única digna de destacar.

Todos lo que lo conocimos podemos decir que el Mago tenía tantas jugadas y anécdotas con las cuales se podría, perfectamente, escribir un libro.

En cierta oportunidad, encontrándonos reunidos en el espacio radial que tenía Dalton Rosas Riolfo, ocurrió un hecho que siempre recuerdo y que tuviera como protagonista al mencionado crack.

Estaban presentes, entre otros, Pedro Cea (el "empatador olímpico“), Dalton, Cacho Vázquez, jugador de Defensor, y el mismo Héctor, quien viéndome llegar dice:

-Dale Iglesias, decile a Dalton que organice el show que le estoy pidiendo hace tiempo.

Pedro Cea intervino diciendo:

-¿Sabés que quiere éste? Que antes de un clásico, y como un fin de fiesta, traiga a los diez mejores arqueros del mundo para que Héctor les convierta uno o dos goles de penal.

Y agregó Héctor:

-Si, pero decile que antes de tirarles, s eles va a comunicar por los altoparlantes en que lugar voy a colocar el disparo.

Cea terminó diciendo:

-Mirá, este no sabrá firmar, pero que se los hace, ponele la firma.

Otra anécdota que viene a mi memoria, con Scarone como protagonista, ocurrió durante una práctica en el Parque Central. En un momento de descanso, encontrándose un dirigente de Nacional charlando con un particular sobre un costado de la cancha, llama a Héctor y le dice:

-Le aposté a este señor que si le tirás ese rancho de paja que puse sobre el palo del corner, vos no le errás.

-Y ... a lo mejor, dice Scarone.

Estando a más de diez metros del palo, paró la pelota, la acomodó y la pateó como acariciándola. No solamente le pegó al rancho de paja sino que el sombrero se elevó por un instante, permaneciendo arriba de la pelota!!, ante el asombro de los presentes.

Ese era HÉCTOR SCARONE, el Mago.

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