Textos sueltos |
Muahmmud ibn Al-Mahadee |
DENTRO del mundo perceptible Hay otro cosmos que se mueve Como la garra del tigre Entre las hojas que agonizan. DENTRO de un simple grano de arena Muchos desiertos nacen de continuo Y de cada grano que así se produzca Otros desiertos habrán de nacer: Pero toda eternidad desprecia Aquello que pretende limitarla. UN HUESO de rojo dátil Se quema En las arenas del mediodía. Recuerdo así a este corazón Entre las cenizas del olvido. DEBAJO de la primera piel de la amada Puedes lamer con tus menguados ojos Algo apenas de la hermosura de sus huesos: Pétalos transparentes Que una suavísima sangre sostiene. Por qué esos pétalos ahí Te preguntas. Por qué envueltos en tan cálidas sustancias Que al igual que tu muriente cuerpo Fueron forjadas con agua y con tierra. Te preguntas quién se abrazará A esos pétalos blancos Quién entre su aroma quemante Habrá de nacer respirar y morir. Al-Mahad: escucha las voces: Para qué te exiges ahora una respuesta Si jamás pudiste contestar una sola pregunta. LA AMADA se aleja a través De las grandes dimensiones del mundo: Sus sandalias surcan el desierto negro Su cuerpo atraviesa las aguas salobres Sus cabellos mueven finísimas plumas En las alturas del aire. ¿Qué permanece en el sitio de la amada: Un fuego gris unos papeles muertos Un polvoriento pedazo de sombra? ¿Qué queda de la amada en tus manos y en tu boca? Ni una brizna de su piel Ni una gota de su saliva terrenal. Ni siquiera su ausencia ni su nombre: Te has engañado Al-Mahad: Ella nunca estuvo aquí. |
Saúl
Ibargoyen
De "Verba varia"
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