Patria perdida |
Ya no puedo volver ¿cuál es mi patria? Me han pedido que descanse el corazón que resucite la insistencia lograda tenazmente que reitere mi atención por el perfume de las pálidas estrellas imprevistas. En el principio de las huellas allá lejos permanecen un símbolo enfermo y una gastada bandera sosteniéndose. Mi punto de partida fue el olvido fue aquella pureza necesaria con que a veces la memoria se entretiene. De distancia a distancia por encima de piedras de rotas arenas calcinadas a través de la tierna resistencia del trébol del esquema carnal de las caricias del sostén transparente de las lágrimas a través de la pasión que por descuido convierte el tiempo en formas derrumbadas a través del abandono promovido por leyes que rechazan la esperanza a través de todo hice camino repitiendo conductas y palabras tomando por la fuerza el motivo de los besos aceptando ver distintas las cosas que no cambian. Ya no puedo volver: perdí mi patria en cualquier esquina de una calle sorprendida o en el fragor de engaño que ejecutan las campanas o en la magia repetida que suponen los crepúsculos o en cuerpos roídos que su sombra depositan llegando desde oscuras empresas de muerte. Perdida está mi patria: destrozados su fresca latitud de amplias raíces y su prólogo de sueño que aún se niega a la ofensa brutal de las mentiras. Perdida en los altos aullidos de la noche en la tierra apagada que apenas respira. Pero el mar se acerca y la define con el secreto susurro de la espuma y los ríos proponen que se extienda hacia antiguas fronteras derrotadas. ¿Dónde está mi patria? No puedo ya volver: está conmigo. |
Saúl Ibargoyen
Patria perdida
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