Patria perdida |
En un libro que recoge dudosas crónicas donde la verdad y la mentira se aplican furiosos codazos de indulgencia se dice que en ciertas regiones de la vieja Germania la ley hacía castigar muy ferozmente a aquellos perros que no gruñían ni ladraban ni mordían a tiempo para defender los bienes nocturnos de sus amos. ¿Es que acaso el patrón era engordado por el ladrido de sus bestias de guardia solamente? ¿Y por qué tantos gruesos señores siguen aullando desde hace siglos sin acordarse ya de tales leyes ni maldecir a sus perros silenciosos? |
Saúl Ibargoyen
Patria perdida
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