Patria perdida
Saúl Ibargoyen

Elegía por Mario Chiz

No lo puedo creer dijo aquella madre
no lo puedo creer y la bufanda
adensaba su voz entre los pliegues negros.
No era asunto de lágrimas
un negocio cotidiano de angustias o ausencias
una sombra inesperada
en beneficio del sórdido enemigo
una pérdida en la que todos
somos menos.
Pero la hierba más jugosa es una brizna seca
y la rosa reciente ya no está
en su sitio de color o de belleza
y la sonrisa ya no existe
en la boca que dijera:
para hoy queremos el trabajo de mañana
porque el día sábado tú descansarás
y en esas horas el tiempo en ti mismo será
tu principal tarea.
Nadie romperá sus vestiduras
nadie aventará cenizas
nadie saldrá a perderse en el desierto
nadie podrá creer
yo no creeré lo que alguien
llorando lejanamente me dijo por teléfono
pues contigo quise hablar
y hubo una cifra equivocada
un número cambiado
un grave error cometido por tu muerte.

Saúl Ibargoyen
Patria perdida

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