Patria perdida |
(para Amanda Berenguer y Adela Gleijer) |
Estoy aquí como todos los días de cada uno de mis últimos años. Me siento a una mesa con platos desiertos con fuentes ya resecas en su loza blanca con migas y cáscaras desordenadas: qué hace esta cuchara entre mis manos si el agua dorada no encuentra su verdura? qué significa un tenedor si cae sobre un pedazo de vida roja y ausente? qué es un cuchillo si sólo se resuelve en una esgrima inútil en un filo despreciado? para qué el cucharón como una redonda red sin peces ni manzanas? por qué está colgada la eficaz espumadera si ya su metal no se utiliza? Estoy aquí como todos los días y recorro los armarios con sus copas que no cantan y las botellas adonde el vino soltaba las risas del domingo y miro el fuego apenas encendido como un milagro que nos va quedando. Alguien llamará gastando un poco más mi nombre: debo salir a buscar entre nosotros el alimento que todos necesitan. |
Saúl Ibargoyen
Patria perdida
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