Animales |
Colgadas de cualquier frágil almanaque las arañas se descalzan y empiezan a tejer las pálidas camisas que sudaré mañana. Y en el piso de una apartadísima caverna las cucarachas mezclan sombras con el estiércol de dientudos pájaros: ellas me preguntarán mañana por qué estamos aquí. Y las hormigas jadean bajo la luz de estos días inmóviles: sus lomos crujen como cueros quemados como escamas en ardor: ellas recogen pedazos de mi almuerzo y preguntarán después por qué el sol está ahí. Y una polvorienta polilla escarba su camastro nupcial debajo del calor de fatigosas sábanas: la hambruna de sus hijas comerá de mi piel y nadie habrá de medir las hilachas destruidas: ellas no tendrán que preguntar por mí. Y caminan los escarabajos entre las montañas desoladas: su planeta de excreciones se diluye en la chirriante tempestad: ellos dirán la pregunta que alguien tendrá que oír en el otro tiempo de mañana. Y buscan las moscas sordas sustancias ardiendo entre platos y cuchillos y gases cotidianos: sus cachorros blancos nacerán de las nuevas espumas que mis salivas propias ayudan a engendrar: ellos no preguntarán por el nombre completo de los primeros ángeles que habrán de sufrir. Y las fieras ladillas construyen su picoso hogar en las bragas perfectas de las reinas del mundo: cuando inicien sus irritantes cacerías ellas tal vez quieran preguntarme por qué mis labios no fueron a beber allí. Y las mariposas se rascan las alas de ceniza: en su hocico se acumulan iluminados coágulos y moléculas de hiel y se acoplan sin hipos ni suspiros y dejan sus huevos en sitios alquilados y no olfatean ninguna flor: ellas querrán preguntarme por qué rechazo diezmos y alcabalas y por qué cada noche sueño que no puedo biendormir. Y aquel mosquito que vino desde el agrietado Sur con uñas lastimadas por amarga arena con plumas desteñidas y antenas desquiciándose con su colmillo único revisando mi garganta: ¿habrá de preguntarme por qué él también debe abrazarse a estas palabras y luego entre nadies y desnadies desasido y despeinado y animalmente tan solo nada más morir? |
Saúl
Ibargoyen
De "Perro con palabras"
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