Los que esperan en Zumatra |
Alguien llama a una puerta de Zumatra y nadie atiende. Alguien sigue llamando a pesar de todo. Llama con las manos con las aldabas y con la oscuridad que le viene de la lluvia de los búhos. Alguien llama pero no espera que le abran porque en Zumatra siempre es tarde y hay ojos en las paredes que se ríen del que espera. En Zumatra se bajan las celosías y los belfos de los caballos exhuman el aire le dan olor a entierro. Los pabilos no se protegen y apenas se reconocen las caras de los amigos. Entre ellos se miran sin indolencia y se apiadan mutuamente de sus vidas. |
Walter Iannelli
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