Sueño |
Hace ya un tiempo que creo ser muy romano. Muy desesperado como Quintilo de rojas manos empapadas con su propia sangre, seductor como Victorino, viviendo los placeres de la vida. De Octavio la vengativa mano puedo decir que heredé El común de todos ellos: Una necesidad insaciable. Un placer profundo que desespera y que ataca fuertemente, y crece en mi interior. Se alimenta de mi silencio, intenta ser realidad. Extraordinario, sublime, perfecto. Es que quiero ser hijo de la oscura diosa. De la estelar. Hijo del escondite más sutil y propicio para las aventuras. Hijo de ella y hermano gemelo del final. De esa otra que a todos nos aguarda escondida. La poseedora de la única certeza que conozco. Y que me mira y no se dónde está. De esa quiero ser hermano, hermano gemelo. Y de la otra quiero ser el retoño… Quiero vivir en mi guarida rodeado del perfecto río llamado Lete en cuyas aguas fluye opio Y se respira… el aroma de amapolas Quiero sumergirme Flotar un rato sobre amarillos pétalos de glaucio. Despertar lentamente rodeado de ababol. Asomar al mundo y molestar . Importunar oficinas, patear mostradores y ventanitas. Quiero ignorar horarios y quemar necios papeles blancos, amarillos y marrones. Escritos por aburridos y sospechosos seres Escritos por Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino. |
Gustavo Hellbusch Maldonado
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