Perú, nueva empresa |
Ciertamente los tiempos cambian, las actitudes y las acciones también y ello supone, otra mentalidad y sobre todo, el saber asumir, seria y responsablemente, las nuevas exigencias, las nuevas metodologías. Es decir, aprender a educarse en el cambio y el desarrollo. Y digo “empresa” por cuanto promoverla, activarla y orientarla, significan emprendimiento y posibilidad, proposición y alternativa, actitud y aptitud, liderazgo y ejemplo, ética y oportunidad. Es que hacer país, más que un derecho y mera gestión o representatividad, es un deber y una obligación por cuanto Perú somos todos, de allí que no creo en exclusiones ni privilegios y menos, en “vacas sagradas”. En tal sentido, toda corrección, reorientación y autocrítica es positiva ya que ello implica continua revisión de criterios y desempeños. Y como Perú, endémicamente parece, va de plan en plan, su quinquenalidad gubernamental y administrativa por cuanto cada quien impone el suyo y resta continuidad al anterior, le impide o dificulta tener una visión global de proyecto país, sustentable, ordenado y coherente, mínimo para que cada diez o quince años puedan evaluarse y redireccionarse sus metas y objetivos nacionales y continentales. Recientemente y a modo de ejemplo, desde el oleaje del sindicato sutepista y las tormentas ministeriales, tipo oposición a la “reacademización” del magisterio y la educación pública, flagrantes sobrevaloraciones y demás, vemos que el perfil que necesariamente deben exhibir los dirigentes gremiales y los políticos, los Ministros y los Presidentes Regionales, los Congresistas y Alcaldes y cualquier otro ciudadano que detente algún cargo público, como un plus apreciativo, deberá incluir: 1) Criterio, lo cual le permitirá valorar y analizar respuestas y resultados para posibilitar una efectiva y mejor toma de decisiones. 2) Iniciativa, lo cual le permitirá contar con un abanico informativo que mejor le refleje el problema y le plantee propuestas y soluciones. 3) Compromiso, lo cual le permitirá conocer e identificarse con las carencias y las realidades, las necesidades y las prioridades pro país. 4) Conocimiento, lo cual le permitirá dar de sí con espíritu de servicio e idoneidad. Y, 5) Desprendimiento, lo cual le permitirá no entornillarse en el poder y saber dar un paso al costado cuando, a todas luces, erró y cayó. Es así entonces, que de la suma y combinación de todos estos atributos y actitudes, deriva la “capacidad”, esa tan mentada y nunca bien lucida aptitud de nuestros representantes y autoridades, salvo honrosas excepciones, por supuesto. Aparentemente, los conceptos de “reingeniería, reestructuración y racionalización” a nivel público, hoy por hoy ya no son válidos ni operativa ni políticamente y ello, porque presuntamente corresponden a un régimen de ingrata recordación, que tanto usó y abusó de ellos. De acuerdo, pero bueno sería rescatar lo objetivo, dinamizador y urgente de sus significantes, principalmente los que apuntan a optimizar y sincerar, funcionalizar y transparentar el aparato estatal con miras a obligar a desarrollar una mejor y honesta gerencia y Plan Estratégico, porque la cuestión no es figurar, es saber manejar y utilizar los recursos y medios del Estado en bien de la institución o del sector que se representa y por ende, del país en general. ¿Difícil, ideal o utópico?, no lo sé. Lo importante es esa sinergia de voluntades y capacidades que coadyuven al bien hacer las cosas, máxime que la eficiencia y la eficacia, la competencia y la competitividad, la producción y la productividad, imperan hoy y generando efectos multiplicadores en alza, fortalecen el desarrollo y el progreso de los pueblos. Quizás así y más aún, con Ley en mano, logre desarraigarse o anularse la típica corrupción que de un modo u otro, aliena y deforma el sentir social: “Hazte de un cargo público y aprovecha que luego no hay otra”. |
Luis
D. Gutiérrez Espinoza
Diario Arequipa al Día
6 de marzo de 2006
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