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Navegar no sería necesario;
y Neptuno ¿dónde reinaría?
y no habría rito de Iemanjá,
ni pescadores, ni creyentes.
Los caballitos de mar
que tanto te impresionaron,
no moverían sus ojuelos nerviosos
ni tirarían tu nave.
Y Pablo, no hubiera vivido en isla Negra
frente al mar;
ni Maqrol el Gaviero
llevaría ese nombre.
Y Jesús,
no habría multiplicado peces
sólo panes,
cuestión de fe.
Y juntos,
no hubiéramos caminado por el puertito del Buceo,
mirando lo que no existía
cargando el amor como un navío,
que en nueve meses regresaría a su puerto.
¿Y Alfonsina?
Y el Almirante Nelson, y Trafalgar;
y los piratas,
¿asaltarían carruajes?
Y tu Ali,
no serías sirena. |