Monólogo |
El sabor del tiempo le adormeció los sentidos. Seguía impertérrita, vivió una vida preñada de promesas, siempre por cumplirse. A veces, se encontró envuelta en el silencio. Cuando nada hace ruido, la única alternativa visible es cerrar los ojos, para no descubrir un espiral de equivocaciones que será cubierto por el vaho de las galaxias planetarias. Y se transforme en un monólogo interminable, ¿cómo asir lo inasible? |
Washington Daniel Gorosito Pérez
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