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En esa lenta hora que precede
a la tormenta y ahoga las noctilucas,
se va la fosforescencia,
y recibo un baño de espuma,
donde entre el pulso
y el tiempo
entre olas vivo.
Adiós tiempos ásperos,
hola tiempo suave,
me columpio entre cielos agrietados,
vuelo ilimitadamente,
el mar es la pista perfecta
para aterrizar.
A veces me lleva la corriente,
a veces soy furiosa creciente,
a veces huracán.
Las olas me inundan y me sacan a flote
lleno de algas,
jadeante,
erizado...
Mar al amanecer, olitas multicolores,
descanso y bienestar de la tormenta.
El arribo del crepúsculo me abruma,
no logro concentrarme en otra cosa
que en las fosforencias marinas que regresan,
mientras el sol, se muere en el mar. |