DETROIT–“Tengo un sueño”. Si le preguntas a cualquiera dónde pronunció por primera vez esas palabras el Reverendo Martin Luther King Jr., te responderá probablemente que fue en la Marcha sobre Washington en agosto de 1963. Pero de hecho lo hizo dos meses antes, el 23 de junio, en Detroit, cuando encabezaba una marcha por la Avenida Woodward.
“Tengo un sueño de que un día en Georgia, Mississippi y Alabama, los hijos de los ex esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad.”
“Tengo un sueño esta tarde, de que un día mis cuatro hijos pequeños no se encontrarán con la misma época que me encontré yo, sino que serán juzgados en base al contenido de su carácter y no por el color de su piel”.
“Tengo un sueño esta tarde de que un día aquí en Detroit, los negros podrán comprar o alquilar una casa en cualquier lugar que su dinero pueda pagar y que podrán conseguir un empleo”.
Cuarenta y siete años más tarde, miles de personas de todos los colores, religiones, clases y edades, quizá no hayan utilizado esas palabras exactas, pero marcharon por la misma avenida aquí en Detroit, con el mismo espíritu, para inaugurar el segundo Foro Social de Estados Unidos. Más de 10.000 ciudadanos, activistas y organizadores comunitarios llegaron de todas partes del mundo. Durante los cuatro días de talleres, asambleas y marchas que tiene el Foro se proponen fortalecer los movimientos sociales e impulsar una agenda progresista.
Mucho más grande que cualquier convención del movimiento conservador 'Tea Party', el Foro Social Estados Unidos ha tenido muy poca cobertura en los grandes medios. No se trata de una convención política guionada y planificada, ni de un festival musical de varios días. El Foro Social Estados Unidos se autodefine como “un espacio abierto de reunión para el pensamiento reflexivo, el debate democrático de ideas, la formulación de propuestas y el intercambio libre de experiencias”.
Es adecuado que el Foro se realice aquí, en esta ciudad que ha soportado el colapso de la industria automotriz y lo peor de la crisis hipotecaria. En Detroit, uno está rodeado al mismo tiempo de ejemplos del fracaso absoluto del capitalismo y de iniciativas populares para la construcción de un futuro alternativo, justo y más ecológico.
La escritora ambientalista Rebecca Solnit dice acerca de la decadencia de Detroit “el continente no ha visto una transformación como la de Detroit desde los últimos días de la civilización Maya”. El núcleo del Detroit moderno, la industria automotriz, facilitó la creación de los barrios periféricos que en definitiva fueron la perdición de las pujantes ciudades del interior. Detroit, que tenía 2 millones de habitantes a mediados de los 50, ahora ha disminuido su población a alrededor de 800.000 habitantes. La pobreza, el desempleo, la despoblación y la decadencia han provocado un panorama casi post-apocalíptico aquí.
Sin embargo, en medio de este desastre urbano distópico, están las semillas del posible renacimiento de Detroit. La filósofa y legendaria activista de Detroit, Grace Lee Boggs, ayudó a organizar la gran marcha de 1963 en Detroit, encabezada por el Dr. King. Grace Lee Boggs cumple 95 años esta semana y los celebrará aquí en el Foro Social de Estados Unidos. La visitamos en su casa, que muy probablemente podría convertirse en patrimonio histórico de Detroit debido a las muchas organizaciones que surgieron allí. Ha vivido en la misma casa desde hace más de medio siglo, gran parte de este tiempo junto a su esposo, el difunto activista político y trabajador de la industria automotriz Jimmy Boggs. Grace Lee Boggs me dijo sonriente: “Es realmente maravilloso que el Foro Social decidiera venir a Detroit, porque Detroit, que en un momento fue símbolo de los milagros de la industrialización y luego se convirtió en símbolo de la devastación de la desindustrialización, es ahora símbolo de un nuevo tipo de sociedad, de gente que cultiva sus propios alimentos, de gente que intenta ayudarse entre sí, de gente que comienza a pensar no tanto en conseguir empleos y en forjar su propia fortuna, sino en cómo dependemos el uno del otro. Quiero decir, aquí, en Detroit, estamos creando otro mundo”.
Grace Lee Boggs también reflexionó sobre las dos delegaciones de jóvenes que asisten al Foro Social Estados Unidos, con las que ya se reunió: “Espero que entiendan a partir de Detroit que todos nosotros, cada uno de nosotros, puede ser un creativo cultural. Eso es lo que está sucediendo. Estamos creando una nueva cultura. Y no lo hacemos porque somos un pueblo tan maravilloso. Lo hacemos porque teníamos que hacerlo, es decir, no solo para sobrevivir materialmente, sino para sobrevivir como seres humanos”.
Desde las huertas comunitarias hasta los emprendimientos comerciales colectivos y los autos eléctricos, Detroit está comenzando a trazar un camino alternativo. Como dijo la gran escritora india Arundhati Roy: “Otro mundo no solo es posible, ya está en camino. Quizá muchos de nosotros no estemos aquí para darle la bienvenida, pero en un día silencioso, si se escucha atentamente, se puedo oír su respirar”.
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