El miércoles 18 de enero tuvo lugar la mayor
manifestación de protesta online en la historia de Internet. Hubo un
“apagón” de sitios web, grandes y pequeños, en protesta contra proyectos de
ley presentados en la Cámara de Representantes y el Senado de Estados Unidos
que podrían transformar profundamente a Internet. Los dos proyectos
presentados, SOPA en la Cámara de Representantes y PIPA en el Senado,
aparentemente pretenden poner fin a la piratería de material con copyright
en Internet realizada a través de sitios web alojados fuera de Estados
Unidos. Quienes se oponen a los proyectos, entre ellos los fundadores de
Google, Wikipedia, the Internet Archive, Tumblr y Twitter, sostienen que
limitarían la innovación y la inversión, rasgos típicos de la Internet libre
y abierta. El gobierno de Obama ha manifestado algo de oposición a estas
leyes, pero como muchos de sus seguidores aprendieron con dolor, lo que el
Presidente Obama cuestiona un día, lo convierte en ley al día siguiente.
En primer lugar, los conceptos básicos. SOPA, por sus siglas en inglés, es
la Ley de Cese a la Piratería en Internet y PIPA, también por sus siglas en
inglés, refiere a la Ley de Protección de la Propiedad Intelectual. Ambos
proyectos de ley son muy parecidos. SOPA permitiría a los titulares de
derechos de autor entablar una demanda ante la fiscalía general de Estados
Unidos contra cualquier sitio web extranjero que según ellos “comete o
permite cometer violaciones penales” de las leyes de derechos de autor. Esto
apunta sobre todo a la piratería de música y películas. La Ley SOPA
permitiría a la industria cinematográfica, a través de los tribunales y del
fiscal general de Estados Unidos, entablar un amplia serie de demandas para
que proveedores de servicios de Internet y compañías de motores de búsqueda
bloqueen el acceso a los sitios de los presuntos infractores, y hasta para
que se impida establecer vínculos hacia esos sitios web, lo que los tornaría
“inaccesibles”. La ley prohibiría además que las agencias de publicidad por
Internet efectúen pagos a sitios web acusados de cometer violaciones de los
derechos de autor.
La Ley SOPA podría dar lugar, entonces, a la clausura de sitios web abiertos
y de uso público como YouTube si tan solo uno de sus millones de usuarios
fuera acusado de violar un derecho de autor estadounidense. Como publicó en
su blog David Drummond, director del departamento legal de Google: "Teniendo
en cuenta solo al año pasado, dimos aviso de incumplimiento de derechos de
autor a más de cinco millones de sitios web”. Y agrega: “PIPA y SOPA van a
censurar la red, pondrán en riesgo el historial de innovación y creación de
fuentes de trabajo de nuestra industria, y no pondrán fin a la piratería.”
Corynne McSherry, directora de propiedad intelectual de la Fundación
Fronteras Electrónicas (EFF.org), me dijo: “Estos proyectos de ley proponen
otorgar nuevos poderes al gobierno y a los actores privados para que creen
listas negras de sitios web que presuntamente estarían vinculados a algún
tipo de violación online, para obligar así a los proveedores de servicios de
Internet a impedir el acceso a esos sitios. Es por eso que los llamamos 'los
proyectos de ley de la censura'”.
Según McSherry, estos proyectos son creación de la industria del
entretenimiento y de “producción de contenidos”: “En especial, la Ley SOPA
fue negociada sin consulta alguna al sector tecnológico, que fue
específicamente excluido”. La exclusión del sector tecnológico generó alarma
no sólo entre los ejecutivos de Silicon Valley, sino también entre los
conservadores como el Congresista republicano de Utah Jason Chaffetz, uno de
los preferidos del movimiento de derecha tea party. Chaffetz dijo en
diciembre durante una sesión del Comité Judicial de la Cámara de
Representantes: “Básicamente, vamos a reconfigurar Internet y cómo va a
funcionar en adelante sin consultarles a los nerds.”
Uno de los promotores de la Ley PIPA, Patrick Leahy, el senador demócrata y
progresista de Vermont, dijo en un comunicado de prensa: “Mucho de lo que se
ha dicho [sobre PIPA] es simplemente erróneo y parece que pretende sembrar
temor y preocupación en vez de esclarecer o alentar soluciones viables.”
Lamentablemente, el enojo de Leahy suena asombrosamente parecido al de su ex
colega del Senado, Christopher Dodd, que tras su retiro se convirtió en el
presidente y director general del poderoso grupo de presión Motion Picture
Association of America (según dicen, con un salario de 1,2 millones de
dólares al año) y es uno de los principales impulsores de las leyes SOPA y
PIPA, si no es en realidad uno de sus creadores. En referencia a la amplia
protesta de base diseminada por Internet, Dodd dijo: “Es peligroso y
problemático cuando las plataformas que sirven de portales a la información
tergiversan intencionalmente los hechos con el objetivo de incitar a sus
usuarios para, en realidad, favorcer sus intereses corporativos".
McSherry, de la Fundación Fronteras Electrónicas, afirmó: “Nadie le preguntó
a Internet y bueno... Internet está hablando ahora. Vemos todo tipo de
oposición a lo largo y ancho de la red. La gente se está poniendo de pie y
diciendo: ‘No toquen la infraestructura básica de Internet. No lo vamos a
tolerar.’”
Al mismo tiempo que se desarrollaba la protesta del apagón de Internet el 18
de enero, y a pesar de la presión ejercida por Dodd, los legisladores
comenzaron a retirar su apoyo a estos proyectos de ley. Internet rugió y los
políticos escucharon, algo que nos remite al levantamiento popular de 2003
contra la concentración de la propiedad de los medios propuesta por el
entonces presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones, Michael
Powell, hijo del General Colin Powell. La información es el sustento de la
democracia y el pueblo no va a quedarse sentado mirando cómo intereses
adinerados le impiden acceder a ella.
En el noticiero internacional de Democracy Now presentamos un debate sobre
el tema. Jimmy Wales, cofundador de Wikipedia, explicó: “Estos proyectos
están muy mal redactados. Está muy bien hablar de la necesidad de hallar
algún tipo de solución a las conductas delictivas en Internet. Pero no está
bien establecer un régimen de censura en respuesta a ello. No está bien
implantar procedimientos que harían que las compañías financieras de
tarjetas de crédito bloquearan emprendimientos legítimos ante una simple
queja. Es necesario volver a la redacción y repensar todo el tema de manera
de que la libertad de expresión se ubique al frente y como tema central.”
Cuando los usuarios de Internet visitaban el sexto sitio web más popular del
mundo durante el apagón, Wikipedia.org, en la sección en inglés hallaban
este mensaje:
"Imagínense un mundo sin libertad de conocimiento. Durante más de diez años
hemos dedicado millones de horas a la construcción de la mayor enciclopedia
de la historia de la humanidad. En este momento, el Congreso de Estados
Unidos se encuentra debatiendo proyectos de ley que podrían perjudicar
profundamente a la Internet libre y abierta."
En un mundo con revoluciones recientes impulsadas desde Internet, parece que
los políticos estadounidenses están comprendiendo el mensaje. |