"Somos la mayoría silenciosa. Nos han dado un lugar en este auditorio pero
nuestros intereses no están representados aquí. ¿Qué hay que hacer para
poder participar en este juego? ¿Hay que ser lobbista, una empresa con
influencia o tener dinero? Han estado negociando desde que nací", este fue
parte del discurso pronunciado por Anjali Appadurai ante la sesión plenaria
de la 17a Conferencia de las Partes de la ONU, o COP 17, el nombre oficial
de la Conferencia sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas en Durban,
Sudáfrica. Appadurai es una estudiante del instituto College of the Atlantic
de Bar Harbor, Maine, especializado en ecología, que se dirigió al plenario
en nombre de la delegación de jóvenes. Agregó: "En todo este tiempo, no
cumplieron con los compromisos asumidos, no lograron las metas y rompieron
sus promesas. Pero ya escucharon esto antes. Estamos en África, donde viven
las comunidades más amenazadas por el cambio climático. Los países más
pobres del mundo necesitan fondos para adaptación ahora".
Cuando terminó su discurso se puso a un costado del podio y con el micrófono
apagado gritó a la enorme sala repleta de diplomáticos serios "¡Probando
micrófono!", al igual que se hace en las protestas del movimiento Occupy.
Entonces una multitud de jóvenes se puso de pie y comenzó a repetir junto a
ella las consignas: "Igualdad ya", "No les quedan excusas". Se nos acaba el
tiempo" y "Actúen ya".
Esto sucedió el viernes pasado en la sesión de clausura de la COP 17. Las
negociaciones se prolongaron casi sin pausa hasta el domingo inclusive, con
la esperanza de evitar un fracaso absoluto. Se debatió sobre la redacción y
el fraseo –por ejemplo, el reemplazo de la expresión "acuerdo legal" por "un
resultado acordado con fuerza legal", que parece haber sido el preferido en
la Plataforma de Durban a pesar de las objeciones de India.
Los países participantes acordaron un calendario que se supone conducirá a
un acuerdo en 2015 que comprometería a todos los países a reducir sus
emisiones recién a partir de 2020, o sea, dentro de ocho años.
El ambientalista nigeriano Nnimmo Bassey, Presidente de Amigos de la Tierra
Internacional, me dijo: "Un plazo de aquí a ocho años es una sentencia de
muerte para África". Y agregó: "Estamos en una situación en la que se está
negociando sobre una gran plataforma de hipocresía, falta de seriedad y
falta de reconocimiento de que África está siendo gravemente afectada. Por
cada aumento de un grado Celsius en la temperatura, África recibe un impacto
mas profundo". Nnimmo Bassey describe la gravedad de las amenazas inmediatas
en su nuevo libro sobre África titulado "To Cook a Continent" (Cocinar un
continente).
Bassey es una de las tantas personas a las que les preocupa la absoluta
falta de ambición que implica la Plataforma de Durban, que posterga hasta
2020 la reducción real y legalmente vinculante de las emisiones, a pesar de
que los científicos a nivel mundial coinciden en que la meta fijada de
limitar el aumento de la temperatura promedio mundial a 2 grados Celsius
(3,6 grados Farenheit) pronto será imposible de lograr. En su informe
Perspectiva Mundial de la Energía publicado en noviembre, la Agencia
Internacional de Energía prevé que "la acumulación de emisiones de CO2
(dióxido de carbono) en los próximos 25 años representará el 75% del total
acumulado en los últimos 110 años, lo que provocará un aumento a largo plazo
de 3,5 grados Celsius de la temperatura promedio".
A pesar de las declaraciones optimistas que lo contradicen, muchos piensan
que el Protocolo de Kioto murió en Durban. Pablo Solón, ex embajador de
Bolivia ante las Naciones Unidas y ex principal negociador de clima de dicho
país, afirma que ahora Kioto es un "acuerdo zombie", que se mantendrá en pie
durante cinco o siete años más, pero sin fuerza ni impacto alguno. Solón
afirmó: "Decidieron no hacer reducciones drásticas ahora, entonces vamos a
ser testigos de un grave aumento de la temperatura en los próximos años, y
ésta se conocerá como la década perdida". Al día siguiente de que
concluyeran las negociaciones, el Ministro de Medio Ambiente de Canadá,
Peter Kent, anunció que su país se retiraba formalmente del Protocolo de
Kioto. Se espera que le sigan Rusia y Japón, el país anfitrión de dichas
negociaciones en 1997 y quien le dio su nombre al Protocolo.
El mayor contaminador de la historia del mundo, Estados Unidos, nunca
ratificó el Protocolo de Kioto y aún se niega a hacerlo. Tanto Bassey como
Solón se refieren al resultado de Durban como una forma de "apartheid
climático".
A pesar de las promesas del Presidente Barack Obama de volver a posicionar a
Estados Unidos en un papel de liderazgo en el tema de cambio climático, la
trayectoria recorrida desde Copenhague en 2009 hasta Durban en 2011, pasando
por Cancún en 2010, refuerza la declaración realizada en 1992 por el
entonces Presidente George H.W. Bush antes de la Cumbre de la Tierra de Río,
la antecesora de la cumbre en la que se estableció el Protocolo de Kioto. En
ese momento, el Presidente Bush padre afirmó: "El estilo de vida de los
estadounidenses no es negociable".
El "estilo de vida estadounidense" puede medirse en las emisiones de carbono
per cápita. En Estados Unidos, en promedio, son liberadas cada año a la
atmósfera alrededor de 20 toneladas métricas de dióxido de carbono per
cápita, lo que lo convierte en uno de los 10 principales países emisores de
carbono del mundo. De ahí se desprende que una calcomanía popular en Durban
dijera: "Detengan el CO2lonialismo", en referencia a la sigla con la que se
conoce al dióxido de carbono, CO2.
En comparación, China, que es actualmente el mayor emisor en términos
absolutos, tiene emisiones per cápita de alrededor de 5 toneladas métricas,
lo que lo posiciona en el puesto 80 del ranking. La población de India emite
apenas 1,5 toneladas per cápita, apenas una fracción del nivel de Estados
Unidos.
Entonces, parece ser que la intransigencia de Estados Unidos y su falta de
voluntad de abandonar la adicción a los combustibles fósiles efectivamente
mató a Kioto en Durban, una ciudad clave en la lucha de Sudáfrica contra el
apartheid. Es por el reconocimiento de esta lucha que las palabras de cierre
de Anjali Appadurai estuvieron imbuidas de un sentimiento de esperanza
aportado por esta nueva generación de activistas del clima:
"[Nelson] Mandela dijo, 'Siempre parece imposible, hasta que se logra'.
Entonces, distinguidos delegados y gobiernos de todo el mundo, gobiernos del
mundo desarrollado: ¡reducción drástica de emisiones ya! Háganlo". |