Mis vecinos María Esther Giribone |
Mis vecinos más inmediatos, Teresa, Francisco y su hijo Walter del otro lado, Gladys, su esposo y una pequeña niña, Roxana. Gladys era peluquera y Roxana que hablaba a media lengua se pegó mucho a mi y muchas veces que fui a Carmelo o Colonia la llevaba. Luego Gladys tuvo 3 hijos mas, los cuales yo atendí. Ahora hace mucho que no sé nada de esta familia, se fueron de este pueblo. Cuando me casé Roxana entró a la iglesia delante con los anillos. Cuando uno llega a un lugar desconocido es muy grato encontrar vecinos como estos, uno no se encuentra tan solo y desamparado. Con
Teresa hasta el día de hoy me trato y hemos compartido muy buenos
momentos como también de los otros, Francisco estuvo enfermo, problemas
renales de ellos se recuperó,
pero al tiempo fallece de deficiencias cardíacas. Walter se casa, es
padre de tres hijos y hace dos
años uno de ellos que vivía
con Teresa, tiene un
accidente y muere
electrocutado, un golpe demasiado grande para ella
pero es tan fuerte, voluntariosa que sigue adelante, es de admirar.
Como comento en detalles en los beneficios de la Policlínica con este
matrimonio compartimos muchos de estos, gente muy trabajadora y de
gustarle integrar comisiones, además de la de Apoyo a la Policlínica, en
la de la Escuela del Hogar, en Uruguayo Fútbol Club, en la Liga de Fútbol,
en el Liceo, el Baby Fútbol, San Martín, este es un club de bochas y
debe haber habido alguna más que en este momento no recuerdo, a Francisco
le gustaba la política, así que en época de elecciones para su partido
trabajaba. En estos momentos Teresa está en la comisión del Hogar de
Ancianos. Como
actor Francisco fue fantástico, su profesión
era herrero, realizó muchos trabajos para armar la escenografía.
Acompañó muchas veces al Dr. García en los trámites en Montevideo, y
con Teresa ya he comentado todo lo que anduvimos. Como
teníamos el fondo unido pasaba por allí a mirar televisión con ellos, compartimos muchas horas, no hace muchos años hicimos juntas
viajes, un año a Paraguay y las cataratas, al año siguiente a Mendoza y
Santiago de Chile, cualquiera de ellos inolvidables. Cuando
Berta tuvo a su primer hijo, Gaby, estaba trabajando de maestra en Ombués
de Lavalle, Gaby nació un 23 de Julio, cuando debió reintegrarse al
trabajo y le llevaba todo el día, decidimos que yo la cuidaría, mi
ahijada, en el día, así que se vino a vivir durante la semana en casa,
en las horas de policlínica o tenía que salir por algún parto, allá
corrían Teresa o Gladys para llevarse a la nena, que no extrañaba nada,
era como un juguete para
todos. Cuando
me casé
me mudé para donde vivo actualmente, de un lado la vecina que vive
actualmente del otro o sea hacia el sur, Doña Alba, con su madre, la
nona, madre de Elsa que en otro momento comento , vivía con una hija, que
luego se casa y tuvo un hijo que comparte muchas horas
y juegos con los míos, a los años se van a vivir a Carmelo,
venden la casa y viene un matrimonio con una nieta, del campo, que los
conocía, don Miguel hacía una quinta muy linda y ella se dedicaba al
jardín, que era un placer contemplar, con el tiempo la nieta se casa,
estando ella embarazada, enferma don Miguel y al poco tiempo fallece, con
el tiempo la Doña decae en sus quehaceres, su jardín no era el mismo, es
operada de las caderas, cada vez
anda menos, la nieta tiene dos hijos mas y una madrugada me llaman, la doña
había fallecido, acompañé en los primeros momentos
a la nieta, muy querida y conocida, además de atenderle los
partos, la había atendido a ella cuando nació. Al
poco tiempo se van a vivir a la Radial, por mucho tiempo queda la casa vacía,
es habitada un tiempo por los operarios de una compañía, toda gente de
diversas localidades, están alrededor de un año y medio, al tiempo viene
una familia que no se si alcanza a estar un año, en época de elecciones
hubo comité político, nuevamente un grupo de operarios, actualmente una
nueva familia. A
los fondos cuando me mudé había un matrimonio mayor, ella modista, me
realizó algunas cosas y a Leticia cuando pequeña le hizo vestidos muy
bonitos y pasaba con ella horas, revolviendo cajas.
Él, un señor argentino, que trabajó en la casa Evans de contador, muy
raro, se levantaba muy tarde desayunaba a la hora del almuerzo, almorzaba
liviano a media tarde y cenaba opíparamente muy
tarde de la noche, hablaba solo y criaba infinidad de gatos. Además no se
preocupaba por la comida aveces tenía varios días, todas de alto niveles
calóricos, una noche la señora creía que se moría y nos llamaba a los
gritos, Mario saltó el tejido del fondo que nos separaba y
fue en auxilio a buscar el médico, cuando este llegó, se había
recuperado, lo que tenía era una gran indigestión, al otro día hizo una
descripción por escrito de todo lo que había comido, lo que sintió y
que luego de “las ventosidades” dijera él, y de ir al baño se había
aliviado, no quieran imaginar las expresiones del Dr. García. Después de fallecer el señor,
un tiempo estuvo sola y luego
se fue a otra localidad a casa de familiares. La casa fue vendida a un
matrimonio que vive en Montevideo, así que está habitada algunos fines
de semana o en vacaciones. De
la vecina del norte, mejor no hablo, tendría para escribir un libro pero
no es este el momento. Siempre
he tenido muy buena relación con todos, con los que están pegados como
así como los demás, los de enfrente, al ser una carretera están
bastante distantes. Cuando mis hijos eran chicos una
de mis preocupaciones eran que no molestaran a la hora de la siesta, con el cuento del lagarto, no salían al patio aunque no dormían,
se quedaban adentro, hace pocos días se acordaban y decían si serían
bobos que se creían esos cuentos. Este
es un pueblo muy pequeño, así
que nos conocemos, todos
somos vecinos. Cosas típicas del pueblo son, los días lluviosos el olor a torta fritas, hace frío el humo de las chimeneas, es que tenemos la suerte de estar rodeados de monte y leña es solo ir a buscarla y cuando sopla el pampero, este es del suroeste y de tiempo bueno, los gritos de los cerdos o sea están de carneada. |
Por las calles de Conchillas
María Esther Giribone
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